Mikeboix escribió:Jaja, genial, como de costumbre. Menuda escabechina están haciendo los hombres del norte, no va a quedar títere con cabeza en el centro-sur de Calradia. ¡Que se preparen esos primitivos rhodoks, Veluca no tardará en caer!
Si, los nórdicos ya se hicieron con Dhirim y ahora parece que Veluca esta madura para caer. Los rhodok no parecen estar muy fuertes, no se si es porque estan peleándose al mismo tiempo con los nórdicos y los swadios o porque no desayunan bien, pero no están a su nivel.
Pues ahi viene un nuevo capitulo.Lord_Eleazar escribió:Ánimo, a por más aventuras. ^^
Parece que Veluca es la ciudad de moda en el Reino del Norte. Todos los nórdicos quieren hacer turismo en ella y llevarse unas cuantas cabezas de rhodok de souvenir.Rerg15 escribió:Los Nórdicos van a tomar Veluca aquí y en mi AARs (Upss Spoiler xd).
Gracias por leer este AAR y espero que ya hayas llegado al capítulo 13 porque esto continúa...Erik El Rojo escribió:Excelente tengo por leer muchas capitulos me quede en el cap.7
me asuste al ver la fecha diciembre del 2012 casi el año haha, siento que para mi pasa el tiempo muy rapido.
Muchas gracias por esta excelente trabajo que me gusta mucho
CAPITULO 14.
Durante el Haustbolt mis hombres y yo nos encontramos en Dhirim, donde el ejército norteño se ha replegado tras levantar el asedio a Veluca, después que nuestro mariscal cayese herido tras su encuentro con el Conde Tribian. Yo, por mi parte, camino feliz por las calles de la ciudad mientras en mis bolsillos tintinean los 2.300 denares que acabo de recibir como recompensa por la liberación del conde, mientras en Dhirim reina un ambiente de fiesta.
La celebración de esta fiesta me resulta familiar puesto que en mi mundo, aunque hayan pasado muchos siglos, el Haustbolt se sigue celebrando aunque ha cambiado un poco su filosofía. Se ha convertido en un día fiesta nacional donde se hace una gran comida en familia o con los amigos, en casa o en algún parque, aunque ya nadie pide por la abundancia de las cosechas y a nadie le preocupa que el día se haga cada vez más corto, porque en un mundo donde reina la energía eléctrica y hay suficientes alimentos tanto en verano como invierno, a la gente no le quita el sueño la falta de luz o el hambre. Para los más jovenes el Haustbolt coincide con el inicio de las clases en el colegio, en el instituto o en la universidad. Quizá por eso lo celebramos yendo durante toda la tarde de bares, bebiendo alcohol para olvidar que se ha terminado el verano y las vacaciones. Luego, por la noche, las celebraciones continúan en las discotecas y suelen terminar con ofrendas, en forma de vómito alcohólico, sobre la madre tierra o, como me sucedió a mí una vez, sobre los pantalones de mi padre mientras me estaba echando la bronca por llegar tan tarde y borracho a casa. Parece que la ofrenda no fue del agrado de los dioses porque sufrí un castigo de un mes sin ordenador, sin videojuegos y sin televisión.
En Dhirim, que hasta hace unos meses se encontraba bajo soberanía swaida, los ciudadanos nórdicos somos una minoría compuesta por los soldados del ejército real y un muy reducido grupo de colonos que se han afincado aquí tras la conquista de la ciudad por el rey Ragnar. Pero a medida que avanzo por las calles observo que los ciudadanos de origen swadio, que forman la gran mayoría de la población, también se van uniendo a la fiesta. Para ellos son los días en que tradicionalmente se celebra la fiesta de la vendimia, donde dan las gracias por la cosecha de uva recogida para poder fabricar el terrible vino swadio. Por ello, y para congraciarse con su nuevo señor, han decidido unirse a las fiestas del Haustbolt, aunque ellos den las gracias a un dios diferente, por una cosecha diferente, en un idioma diferente.
- Buenos días, Maese Garfielz- Oigo de repente a mis espaldas.
- Buenos días tengáis, mi señor- digo reconociendo a Jarl Turya- Parece que no hay mal que por bien no venga. La herida de Jarl Dundush nos permitirá celebrar un Haustbolt como debe ser.
- Si… bueno… quizá no-responde el misterioso y bajando la voz- iba a proponeros una misión para la que deberíais partir hoy mismo.
- Ya sabéis que estoy dispuesto a partir ahora mismo donde vos me pidáis.
- A Veluca- responde él.
Tal como sospechaba no me resulta nada difícil entrar en la ciudad y tras dar varias vueltas por sus calles, consigo dar con la espía, una hermosa dama de generoso busto, que desliza en mis manos un tubo metálico donde se encuentran los informes que debo entregar a mi señor.
- Muy bien, maese Garfielz.- dice satisfecho al ver que he cumplido satisfactoriamente la misión.-Estos documentos nos permitirán tomar Veluca a esos malditos rhodok. Estad preparado porque el Mariscal esta casi repuesto de sus heridas y pronto nos pondremos en camino para asaltar la ciudad. Hay que atacar antes de que se repongan, sobre todo ahora que han hecho las paces con los swadios.
- Los rhodok están acabados de todas las maneras. Estoy deseoso de cruzar los muros de la ciudad y darles a los rhodok lo que se merecen-contesto entusiasmado ante la idea de participar en la toma de la ciudad.
A principios de octubre, tal como indicó Jarl Turya, la ciudad de Veluca se encuentra de nuevo bajo asedio del ejército nórdico. El mariscal ha dejado en manos de Jarl Knudarr la comandancia del asedio y este ha decidido esperar unos días antes de dar el golpe final, por lo que me encuentro dando vueltas por el campamento sin nada que hacer cuando un soldado me entrega una carta del mariscal donde me ordena que lleve a cabo una misión de reconocimiento en los alrededores de Veluca. Me pongo inmediatamente en camino, completando la misión en una jornada y sin contratiempos, puesto que los ejércitos rhodok se encuentran encerrados en las ciudades y castillos mientras que los nobles nórdicos realizan incursiones en las aldeas convirtiéndolas en pasto de las llamas y reduciéndolas a cenizas.
Tras varios días de asedio llega el momento del ataque y el comandante ordena el inicio del asalto de la ciudad. Los arqueros comienzan un fuego de cobertura para ayudar a los valientes que van a asaltar las murallas de la ciudad, a que instalen las escalas junto a la muralla. Muchos de ellos caen antes de llegar hasta los muros de Veluca atravesados por las flechas enemigas, pero los que llegan pronto comienzan a subir por los muros como arañas y alcanzan las almenas, donde pronto se entabla una encarnizada batalla entre los que quieren entrar y los que no quieren que nadie entre en la que todavía es su ciudad.
Al final el ataque es repelido por los swadios y Jarl Knudarr tiene que ordenar la retirada antes de que masacren a los hombres que están intentando hacerse fuertes en las almenas sin conseguirlo. Durante toda la tarde los soldados nórdicos nos lamemos las heridas en nuestro campamento mientras los velucenses se creen seguros en su ciudad, cosa que más tarde se demuestra que no es cierta porque por la noche, al amparo de la oscuridad, Jarl Knudarr ordena un nuevo asalto que coge desprevenidos a los rhodok. Bajo la luz de la luna el ejército nórdico escala de nuevo las murallas y rápidamente controla las almenas, desparramándose por las calles de la ciudad, mientras los rhodok apenas tienen tiempo de reaccionar.
Los soldados a las órdenes del rey Ragnar recorremos las calles de la ciudad atacando los pequeños grupos desorganizados de soldados que, con poco éxito, intentan evitar que tomemos la ciudad y acabando con los últimos reductos de resistencia, cuando ya bien avanzada la noche se oye un grito de satisfacción para unos y de tristeza para otros: la enseña del rey Ragnar ha sido izada en la torre del homenaje del castillo de Veluca. La batalla ha terminado y la ciudad es nuestra.
Última edición por garfielz77 el Mar Jul 15, 2014 1:57 pm, editado 1 vez