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La verdadera historia de Terco_viejo
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- Mensaje n°26
Re: La verdadera historia de Terco_viejo
Me estoy riendo mucho y sólo voy por la mitad del último capítulo.
makinotixo- Espadachín
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- Mensaje n°27
Re: La verdadera historia de Terco_viejo
Mikeboix escribió:Me estoy riendo mucho y sólo voy por la mitad del último capítulo.
Pues espérate a que hagas aparición en la historia jajaja
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- Mensaje n°28
Re: La verdadera historia de Terco_viejo
Memorable, joder que sí. Sed testigos de lo insigne de esta frase; palabra de ALFA cultivado:
A viva luz lo comprobaron, en ese momento eran FUERTES debido a que la realidad de lo material fue puesta de manifiesto ante ellos. Despreciaban la aprobación ajena porque la suya propia ya la habían conquistado; más aún, jamás la perderán éstos mis valientes porque se han convertido en HOMBRES, hombres que asumen riesgos, impasibles ante el dolor y todo lo que conlleva el espíritu de TERCIO VIEJO. Vivir con este credo y demostrarse una y otra vez quiénes eran, asumiendo desafíos mirando al peligro a la cara y con el aporte de intensidad a la vida que eso implica. Ya era parte inherente de si mismos. Y eso las hembrotas lo olieron, lo sintieron. Eso moja bragas, compañeros.
La mujer, sabia y conocedora por su propia naturaleza de la diferencia entre lo que es un HOMBRE de lo que es un desecho, una rata miserable, en definitiva; un mierdas, les dio a probar a mi guerreros de su fruto edénico. ¿Por qué sino un dandy como el servidor que os habla iba a haber bebido del más exquisito de los placeres, suculentos todos ellos y al tiempo negados sistemáticamente a los betillas inútiles?. La mujer conoce bien quién tiene delante: la profundidad de tu mirada, tus andares chulescos, tu expresión verbal, tu indumento, tu montura, en definitiva; tu identidad. ¿De quién cojones creéis compañeros, que una mujer en su cenit va a enamorarse? ¿A quién le confiará todo cuanto tiene? Al hombre individualizado, el individuo poderoso que va por la vida con los COJONES por delante y dispuesto a lo que sea, o al mierdas acomodado que es un mero número, una mera cifra más, una perfecta anomalía que no resistiría un estilo de vida espartano, viril y disciplinado?
Seguid al pié de la letra el manifiesto compañeros. Con BMW montura alemana, con TEMPLO, con un trabajo que genere buen cash, cubriendo hembrotas, marcando TERRITORIO y en la confianza de la CUEVA DEL GUERRERO pertrechándote de la filosofía del GUERRERO Nietzscheniano.
Nietzsche manda. Baudelaire manda. El dandysmo manda.
makinotixo escribió:Hijodeleon se retiró tras sus hombres llorando y maldiciendo mientras nuestro gran Terco escupía su oreja con asco, pues es bien sabido que la carne de un infiel es venenosa y se debe evitar su contacto con los humores del cuerpo (léase De curandi rationi, de Galeno).
A viva luz lo comprobaron, en ese momento eran FUERTES debido a que la realidad de lo material fue puesta de manifiesto ante ellos. Despreciaban la aprobación ajena porque la suya propia ya la habían conquistado; más aún, jamás la perderán éstos mis valientes porque se han convertido en HOMBRES, hombres que asumen riesgos, impasibles ante el dolor y todo lo que conlleva el espíritu de TERCIO VIEJO. Vivir con este credo y demostrarse una y otra vez quiénes eran, asumiendo desafíos mirando al peligro a la cara y con el aporte de intensidad a la vida que eso implica. Ya era parte inherente de si mismos. Y eso las hembrotas lo olieron, lo sintieron. Eso moja bragas, compañeros.
La mujer, sabia y conocedora por su propia naturaleza de la diferencia entre lo que es un HOMBRE de lo que es un desecho, una rata miserable, en definitiva; un mierdas, les dio a probar a mi guerreros de su fruto edénico. ¿Por qué sino un dandy como el servidor que os habla iba a haber bebido del más exquisito de los placeres, suculentos todos ellos y al tiempo negados sistemáticamente a los betillas inútiles?. La mujer conoce bien quién tiene delante: la profundidad de tu mirada, tus andares chulescos, tu expresión verbal, tu indumento, tu montura, en definitiva; tu identidad. ¿De quién cojones creéis compañeros, que una mujer en su cenit va a enamorarse? ¿A quién le confiará todo cuanto tiene? Al hombre individualizado, el individuo poderoso que va por la vida con los COJONES por delante y dispuesto a lo que sea, o al mierdas acomodado que es un mero número, una mera cifra más, una perfecta anomalía que no resistiría un estilo de vida espartano, viril y disciplinado?
Seguid al pié de la letra el manifiesto compañeros. Con BMW montura alemana, con TEMPLO, con un trabajo que genere buen cash, cubriendo hembrotas, marcando TERRITORIO y en la confianza de la CUEVA DEL GUERRERO pertrechándote de la filosofía del GUERRERO Nietzscheniano.
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Mikeboix- Emperador
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Re: La verdadera historia de Terco_viejo
Terco_Viejo- Usuario VIP
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- Mensaje n°30
Re: La verdadera historia de Terco_viejo
Mikeboix escribió:
MELOFO!
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Sir Centu- Sir Centu
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- Mensaje n°31
Re: La verdadera historia de Terco_viejo
Mikeboix escribió:
- Spoiler:
Incluso te has molestado en girar el texto.
Me quito el sombrero.
PD: Yo soy la razón por la que existe en este foro. Espero que eso haga que me merezca más respeto en esta historia
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Terco_Viejo- Usuario VIP
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- Mensaje n°32
Re: La verdadera historia de Terco_viejo
Sir Centu escribió:Yo soy la razón por la que existe en este foro. Espero que eso haga que me merezca más respeto en esta historia
Sir Centu es el Alfa y la Omega
"Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tiene sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida. El vencedor heredará estas cosas, y yo seré su Dios y él será mi hijo. Pero los cobardes, incrédulos, abominables, asesinos, inmorales, hechiceros, idólatras y todos los mentirosos tendrán su herencia en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.”
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Erianor01- Espadachín
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- Mensaje n°33
Re: La verdadera historia de Terco_viejo
Makinotixo. gran escriba, honrado soldado.
Se me saltan las lagrimas al revivir tan memorables recuerdos. Debierais todos agradecerle esta , nuestra filosofía, conocimiento, y fuente de ser, esencia ibera, adn español.
¡Santiago y cierra España!
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makinotixo- Espadachín
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- Mensaje n°34
Re: La verdadera historia de Terco_viejo
Mikeboix escribió:
Me has pillado con la guardia baja, mis dieses.
Aunque me has sacado bien cabezón higo de fruta.
Sir Centu escribió:PD: Yo soy la razón por la que existe en este foro. Espero que eso haga que me merezca más respeto en esta historia
Buen intento vil demonio, tus trucos no funcionarán conmigo. Todo soldado del Tercio Viejo recibe una charla de la Inquisición durante su entrenamiento que le ayuda a identificar herejes, infieles y al maligno. Te tenemos calado.
Guerrero hispano católico participando en la Santa Cruzada contra infieles y demás abominaciones MANDA
Demonio satánico tejiendo un maligno ardid y comprando las almas de otomanos retrasa-juegos NO MANDA
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makinotixo- Espadachín
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- Mensaje n°35
Quinta parte
El momento había llegado. El enemigo comenzaba su ataque contra las murallas de la ciudad. Rápidamente mandamos a nuestros arcabuceros y vigías a la muralla. Se trataba de betillas italianos reclutados a la fuerza y que no poseían el empaque y la mala ostia necesarias para entrar al glorioso cuerpo de piqueros. Y es que por mucho que en los territorios del Imperio no se ponga el Sol; la chulería, bravuconería, COJONES y sed de sangre propios de un español alfa se restringe únicamente a aquéllos afortunados nacidos en la península. Como mucho, a algún rinconcito de Sudamérica poblado por descendientes de conquistadores. Y es que es algo que se lleva en la sangre y que no basta con aprender, hay que nacer para ello.
A medida que los infieles turcos se aproximaban, los betazos de la muralla comenzaron a temblar y orinarse encima. Alguno incluso comenzó a hablar de rendición. Y es que mientras un alfa no conoce la adversidad y se enfrenta a los problemas cara a cara como un Pelayo arremetiendo en Covadonga, un beta cobarde prefiere abandonar y rendirse. Pero nada como una potente high-kick cultivada en el Muay thai, arrojando al betilla fuera de la muralla, para que el resto se dejen de tonterías y le echen un par de huevos.
Descripción gráfica de un macho alfa vs macho beta (está en Portugués ya que es un idioma co-oficial del Imperio desde que Felipe II heredó el trono lusitano)
Resistimos los disparos de la artillería turca gracias a nuestros COJONES ibéricos y nuestra gallardía, aguardando a que los otomanos se aproximasen lo suficiente como para devolverles el fuego. Cuando llegó el momento, Terco dio la orden de disparo. Pero nada ocurrió, los italianos no abrieron fuego. La vena del cuello de Terco empezó a hincharse y colorarse, al mismo tiempo que le sobresalía espuma y bilis por la boca mientras su musculatura se contraía y se marcaba, preparado para arremeter contra esos betas sopla-po**as por desobedecer las órdenes. Y entonces llegó corriendo el capitán del cuerpo de rodeleros con malas nuevas.
Tengo que reconocer que casi me cago encima en ese momento, y es que bien sabía lo que les deparaba a aquéllos que hacían enfurecer al viejo Terco. Sin embargo, lejos de enfadarse, esbozó una sonrisa de orgullo. Y es que no se puede negar que somos españoles de pura cepa, para lo bueno y para lo malo. Nuestra furia, chulería y actitud de verraco-empotrador se ve acompañada, por otra parte, de nuestra vena picaresca. Y es que uno no puede pretender mandar una tropa de machos ibéricos camorristas y prepotentes sin que se le cuele el típico Lazarillo de Tormes malversando el tesoro del Tercio a lo Mario Conde y pagando a los reclutas con dinero negro, a lo caja B del Partido Popular. Es una característica que nos identifica y que, en cierto modo, nos hace gracia y nos resulta entrañable. Aunque en ese momento, con los otomanos corriendo hacia nosotros sin poder hacerles nada, no nos resultó muy gracioso que digamos. Por suerte, a nuestro cultivado e inteligente líder se le ocurrió una idea innovadora.
El usar a los betillas como munición de culebrina resultó ser una idea mucho más ingeniosa de lo que parece a simple vista. Y es que, aunque a veces parezca que los machos españoles hacemos barbaridades sin sentido debido a nuestra natural agresividad y bravura, realmente nuestras acciones están guiadas siempre por la lógica e ingenio de un bohemio cultivado por filosofía alemana. Los cuerpos flácidos y poco musculosos de los betillas no causaban mucho daño al impactar contra las filas enemigas, pero hacían estragos en la moral de los otomanos. Y es que, si éramos capaces de hacer eso con nuestros compatriotas católicos (por muy betas que fueran), ¿qué no seríamos capaces de hacerles a esos sucios infieles? Para cuando disparamos el último beta que nos quedaba los turcos estaban tan asustados que apenas se atrevían a colocar las escalas en las murallas.
Justo en la cima de la muralla se encontraba, como fuerza de segunda línea, el cuerpo de rodeleros. Sus reclutas eran el paso intermedio entre un betilla y un alfa de los piqueros. La mayoría procedían de Andalucía, pero eran los sevillanos los más característicos: los más chulos, los más gallos, los más sueltos, los más notas. Pero también los que a la mínima pendencia tiraban para adelante. En el Sur aún se tienen cojones. Debe ser el clima, la alimentación y el refinamiento kitsch-agrícola que se respira en Sevilla lo que engendra a todos estos personajes. Podría decirse que encajan con el estereotipo de españolito medio: ignorantes, bastos, desenvueltos con la lengua, pícaros y con una sobrevaloración de lo que es España y los españoles que insulta al sentido común de cualquiera que esté viajado. Sin embargo, carecen de la disciplina necesaria para ser considerados soldados de primera: hablan a gritos, dan la nota de cualquier manera, desobedecen las órdenes y necesitan mínimo 3 horas diarias de siesta para rendir en condiciones. Todo ello conduce a que no sean aptos para luchar en una formación cerrada de picas, teniendo nuestro gran Terco que limitarse a armarlos con toledanas y armas cortas y dejar que diesen rienda suelta a su furia andaluza, acometiendo al enemigo a ritmo de flamenquillo entonado por Camarón de la Isla. A este cuerpo se mandaba también a todos aquéllos que eran expulsados del cuerpo de piqueros por insubordinación. Tal era el caso de Hernanxd16, que no sólo había ofendido a nuestro monarca (por lo cual recibió 36 latigazos) si no que se empeñaba en vestir atuendos paganos como un vil indio azteca.
Los otomanos de Talesworlds acoplaron sus escalas y torres de asedio en las murallas y comenzó una auténtica carnicería. Pese a que los rodeleros aguantaron como fieras acorraladas y le causaron una cantidad de bajas catastrófica al enemigo, el tiempo iba en nuestra contra. Y es que eran ya las 2 de la tarde y los andaluces aún no habían podido parar a tomarse su aperitivo de tortilla de camarones + Cruzcampo caliente, y conforme veían que el día avanzaba y no podían parar a echarse su siesta reglamentaria empezaron a venirse abajo. Finalmente, muchos cayeron exhaustos o fueron masacrados por la espalda mientras intentaban correr a por su Cruzcampo o a por unos chopitos rebozados que les calmaran la gula. En el fragor de la batalla vi como Hernanxd16 caía en combate, siendo imposible identificar si seguía vivo o había muerto.
Con la muralla asegurada, los sucios infieles descendieron y abrieron las puertas. Miles y miles de turcos se abalanzaron contra nuestras picas. 25 HOMBRES contra 100000 infieles. Pareciera que era una lucha justa, pero nuestra falta de medios y equipamiento, y la resaca de la noche de discotequeo, nos estaban pasando factura. Conforme más y más otomanos suicidas se lanzaban contra nuestras afiladas picas el número de cadáveres a nuestros pies aumentaba sin parar. En la primera línea la saturación era tal, que resultaba imposible pisar el suelo y debíamos apoyarnos en la carne impía de los lacayos de Talesworlds. Menos mal que aún conservaba los mocasines de anoche, porque si llego a estar descalzo habría tenido que amputarme los pies. Finalmente, tras decenas de horas en las que el enemigo perdió infinidad de hombres, se retiraron y volvieron a la retaguardia. Rodearon por completo la ciudad y pasaron a una táctica de desgaste, pretendiendo que rindiésemos la ciudad por hambre. Nos quedamos encerrados en la ciudad rodeados de infinitos cadáveres infieles.
Los días pasaban como una eternidad. Pronto nos quedamos sin comida, sin libros nuevos de Nietzsche que leer y, lo que es peor, se nos agotaron las pilas del equipo de música, con lo cual se nos acabó el escuchar un buen CAFÉ QUIJANO nada más levantarnos de la cama. Los días se volvieron extremadamente monótonos. Ni siquiera el levantar hierros en el TEMPLO o reventar cráneos en el tatami nos motivaba. Y es que un macho alfa necesita distracciones intelectuales para poder mantenerse cuerdo, porque si no, no es más que pura masa. Y mejor no os cuento cómo liberábamos nuestra testosterona y frenesí sexual, porque allí no es que hubiese muchas chorbas que digamos. Hay secretos que es mejor que uno se lleve a la tumba. La moral cayó por los suelos y yo, un ferviente soldado espiritual del Tercio Viejo, empecé a perder la fe en nuestra causa. Siempre había abrazado la idea de morir valientemente en combate, llevándome por delante a cientos de cabrones conmigo y llegando hasta las puertas del Valhala. Pero la idea de morir de hambre encerrado como un perro vagabundo en una perrera me atormentaba. Cuando no pude más, le pedí consejo a nuestro líder, como tantas veces había hecho en el pasado.
En cuanto el humo de tan delicioso manjar entró en contacto con mis pulmones noté como mi esencia de guerrero alfa hispánico se revitalizaba. Como un samurái curtido en el bushido, entré en un estado Zen en el cual mi alma trascendió lo material, fundiéndose en una realidad alternativa que me hubiese sido imposible vislumbrar en condiciones normales. Lo más parecido era el estado Mushin que alcanzaba en determinados momentos álgidos de un combate de MMA, poco antes de reventar al adversario crujiéndole el hombro con una buena llave. Alcancé una percepción nueva de mi entorno. El miedo y las dudas se disiparon y mi sabiduría y comprensión del mundo aumentaron hasta tal punto que me erigí como un moderno Aristóteles combatiendo contra la ignorancia y las incertidumbres, indagando en la mente humana hasta recovecos de mi cerebro que nunca se habían estimulado de tal manera. Dispuesto a compartir mi experiencia, fui a contárselo todo a Erianor, y juntos nos fumamos todo el suministro de kifa libanesa que Terco guardaba en su baúl. Y es que hay que reconocer que esos sucios sarracenos saben cómo recolectar buen material psicotrópico. Eso y las especias.
El problema vino un par de horas después de meternos el atracón de hierba, y es que nos entró un amarillo de cuidado. A las risas de subnormales les siguió un pequeño estado de sueño y, por último, un hambre incontrolable. Llevábamos ya varias semanas sin probar un bocado, pero aguantábamos gracias a nuestro espíritu espartano. Pero ese kilo de kifa que nos metimos entre pecho y espalda pudo con nosotros. En un estado hambriento sin igual, casi enfermizo, corrimos hacia los cadáveres putrefactos que se apelotonaban por las calles a ver si había algo que pudiésemos rapiñar. Bien es sabido que la carne de un infiel es venenosa, como dije antes. Pero según los estudios de Paracelso el veneno impío puede ser eliminado de la carne si se emplean cantidades correctas de azufre y plomo y se cocina la carne a fuego intenso durante una hora. Realizamos el procedimiento sobre una cantidad generosa de carroña turca y empezamos a ponernos las botas.
Sin embargo, la comida no resultó lo suficientemente satisfactoria. La carne de esos turcos sabía fatal, al punto de llegar a ser incomible y provocar náuseas solo con catarla un poco con la lengua. Entonces se nos ocurrió una idea gracias a nuestra imaginación sobre-estimulada por la marihuana. Y es que habíamos llegado a ver a esos sucios otomanos comiendo de todo, desde ratas a serpientes y demás alimañas, todo eso se lo echaban en el kebab. ¿Cómo demonios podían tener el estómago, por muy infieles que fuesen, para llegar a comer semejante bazofia? Y entonces caímos en la cuenta: la salsa de yogur. Les encanta y se lo echan en todo. Se impregnan los Durum con esa mierda hasta rebosar. Si nos hacíamos con esa salsa podríamos comérnoslos a gusto.
Al caer la noche nos enfundamos nuestros trajes de ninja y nos infiltramos a lo Solid Snake en el campamento enemigo. Tras entrar en numerosas tiendas sin éxito y eliminar a cientos de guardias por fin llegamos a nuestro ansiado objetivo: un caldero lleno de salsa de yogur. Con el corazón lleno de júbilo cogimos el caldero y marchamos prestos de vuelta a la ciudad, orgullosos de enseñarle a nuestros camaradas tan heroica hazaña y preparar un gran banquete de despojos turcos para celebrarlo.
22 valientes piqueros de primera línea fueron ejecutados ese día. Ni uno sólo suplicó por su vida. Ni uno sólo bajo la mirada cuando el verdugo levantaba la espada. Como valientes vivieron y como héroes murieron. Pasaron sus últimos segundos de vida recitando todos juntos “la muerte no es el final”. Ningún españolito acomodado conocerá sus nombres, ninguna golfilla endiosada del Tinder llorará por ellos. Pero en nuestros corazones siempre les recordaremos. Y es que los soldados del Tercio no mueren, se reagrupan en el infierno.
Terco, Erianor y yo fuimos apresados en una galera rumbo a Constantinopla, donde nos aguardaba un destino incierto.
Continuará…
A medida que los infieles turcos se aproximaban, los betazos de la muralla comenzaron a temblar y orinarse encima. Alguno incluso comenzó a hablar de rendición. Y es que mientras un alfa no conoce la adversidad y se enfrenta a los problemas cara a cara como un Pelayo arremetiendo en Covadonga, un beta cobarde prefiere abandonar y rendirse. Pero nada como una potente high-kick cultivada en el Muay thai, arrojando al betilla fuera de la muralla, para que el resto se dejen de tonterías y le echen un par de huevos.
Descripción gráfica de un macho alfa vs macho beta (está en Portugués ya que es un idioma co-oficial del Imperio desde que Felipe II heredó el trono lusitano)
Resistimos los disparos de la artillería turca gracias a nuestros COJONES ibéricos y nuestra gallardía, aguardando a que los otomanos se aproximasen lo suficiente como para devolverles el fuego. Cuando llegó el momento, Terco dio la orden de disparo. Pero nada ocurrió, los italianos no abrieron fuego. La vena del cuello de Terco empezó a hincharse y colorarse, al mismo tiempo que le sobresalía espuma y bilis por la boca mientras su musculatura se contraía y se marcaba, preparado para arremeter contra esos betas sopla-po**as por desobedecer las órdenes. Y entonces llegó corriendo el capitán del cuerpo de rodeleros con malas nuevas.
Tengo que reconocer que casi me cago encima en ese momento, y es que bien sabía lo que les deparaba a aquéllos que hacían enfurecer al viejo Terco. Sin embargo, lejos de enfadarse, esbozó una sonrisa de orgullo. Y es que no se puede negar que somos españoles de pura cepa, para lo bueno y para lo malo. Nuestra furia, chulería y actitud de verraco-empotrador se ve acompañada, por otra parte, de nuestra vena picaresca. Y es que uno no puede pretender mandar una tropa de machos ibéricos camorristas y prepotentes sin que se le cuele el típico Lazarillo de Tormes malversando el tesoro del Tercio a lo Mario Conde y pagando a los reclutas con dinero negro, a lo caja B del Partido Popular. Es una característica que nos identifica y que, en cierto modo, nos hace gracia y nos resulta entrañable. Aunque en ese momento, con los otomanos corriendo hacia nosotros sin poder hacerles nada, no nos resultó muy gracioso que digamos. Por suerte, a nuestro cultivado e inteligente líder se le ocurrió una idea innovadora.
El usar a los betillas como munición de culebrina resultó ser una idea mucho más ingeniosa de lo que parece a simple vista. Y es que, aunque a veces parezca que los machos españoles hacemos barbaridades sin sentido debido a nuestra natural agresividad y bravura, realmente nuestras acciones están guiadas siempre por la lógica e ingenio de un bohemio cultivado por filosofía alemana. Los cuerpos flácidos y poco musculosos de los betillas no causaban mucho daño al impactar contra las filas enemigas, pero hacían estragos en la moral de los otomanos. Y es que, si éramos capaces de hacer eso con nuestros compatriotas católicos (por muy betas que fueran), ¿qué no seríamos capaces de hacerles a esos sucios infieles? Para cuando disparamos el último beta que nos quedaba los turcos estaban tan asustados que apenas se atrevían a colocar las escalas en las murallas.
Justo en la cima de la muralla se encontraba, como fuerza de segunda línea, el cuerpo de rodeleros. Sus reclutas eran el paso intermedio entre un betilla y un alfa de los piqueros. La mayoría procedían de Andalucía, pero eran los sevillanos los más característicos: los más chulos, los más gallos, los más sueltos, los más notas. Pero también los que a la mínima pendencia tiraban para adelante. En el Sur aún se tienen cojones. Debe ser el clima, la alimentación y el refinamiento kitsch-agrícola que se respira en Sevilla lo que engendra a todos estos personajes. Podría decirse que encajan con el estereotipo de españolito medio: ignorantes, bastos, desenvueltos con la lengua, pícaros y con una sobrevaloración de lo que es España y los españoles que insulta al sentido común de cualquiera que esté viajado. Sin embargo, carecen de la disciplina necesaria para ser considerados soldados de primera: hablan a gritos, dan la nota de cualquier manera, desobedecen las órdenes y necesitan mínimo 3 horas diarias de siesta para rendir en condiciones. Todo ello conduce a que no sean aptos para luchar en una formación cerrada de picas, teniendo nuestro gran Terco que limitarse a armarlos con toledanas y armas cortas y dejar que diesen rienda suelta a su furia andaluza, acometiendo al enemigo a ritmo de flamenquillo entonado por Camarón de la Isla. A este cuerpo se mandaba también a todos aquéllos que eran expulsados del cuerpo de piqueros por insubordinación. Tal era el caso de Hernanxd16, que no sólo había ofendido a nuestro monarca (por lo cual recibió 36 latigazos) si no que se empeñaba en vestir atuendos paganos como un vil indio azteca.
Los otomanos de Talesworlds acoplaron sus escalas y torres de asedio en las murallas y comenzó una auténtica carnicería. Pese a que los rodeleros aguantaron como fieras acorraladas y le causaron una cantidad de bajas catastrófica al enemigo, el tiempo iba en nuestra contra. Y es que eran ya las 2 de la tarde y los andaluces aún no habían podido parar a tomarse su aperitivo de tortilla de camarones + Cruzcampo caliente, y conforme veían que el día avanzaba y no podían parar a echarse su siesta reglamentaria empezaron a venirse abajo. Finalmente, muchos cayeron exhaustos o fueron masacrados por la espalda mientras intentaban correr a por su Cruzcampo o a por unos chopitos rebozados que les calmaran la gula. En el fragor de la batalla vi como Hernanxd16 caía en combate, siendo imposible identificar si seguía vivo o había muerto.
Con la muralla asegurada, los sucios infieles descendieron y abrieron las puertas. Miles y miles de turcos se abalanzaron contra nuestras picas. 25 HOMBRES contra 100000 infieles. Pareciera que era una lucha justa, pero nuestra falta de medios y equipamiento, y la resaca de la noche de discotequeo, nos estaban pasando factura. Conforme más y más otomanos suicidas se lanzaban contra nuestras afiladas picas el número de cadáveres a nuestros pies aumentaba sin parar. En la primera línea la saturación era tal, que resultaba imposible pisar el suelo y debíamos apoyarnos en la carne impía de los lacayos de Talesworlds. Menos mal que aún conservaba los mocasines de anoche, porque si llego a estar descalzo habría tenido que amputarme los pies. Finalmente, tras decenas de horas en las que el enemigo perdió infinidad de hombres, se retiraron y volvieron a la retaguardia. Rodearon por completo la ciudad y pasaron a una táctica de desgaste, pretendiendo que rindiésemos la ciudad por hambre. Nos quedamos encerrados en la ciudad rodeados de infinitos cadáveres infieles.
Los días pasaban como una eternidad. Pronto nos quedamos sin comida, sin libros nuevos de Nietzsche que leer y, lo que es peor, se nos agotaron las pilas del equipo de música, con lo cual se nos acabó el escuchar un buen CAFÉ QUIJANO nada más levantarnos de la cama. Los días se volvieron extremadamente monótonos. Ni siquiera el levantar hierros en el TEMPLO o reventar cráneos en el tatami nos motivaba. Y es que un macho alfa necesita distracciones intelectuales para poder mantenerse cuerdo, porque si no, no es más que pura masa. Y mejor no os cuento cómo liberábamos nuestra testosterona y frenesí sexual, porque allí no es que hubiese muchas chorbas que digamos. Hay secretos que es mejor que uno se lleve a la tumba. La moral cayó por los suelos y yo, un ferviente soldado espiritual del Tercio Viejo, empecé a perder la fe en nuestra causa. Siempre había abrazado la idea de morir valientemente en combate, llevándome por delante a cientos de cabrones conmigo y llegando hasta las puertas del Valhala. Pero la idea de morir de hambre encerrado como un perro vagabundo en una perrera me atormentaba. Cuando no pude más, le pedí consejo a nuestro líder, como tantas veces había hecho en el pasado.
En cuanto el humo de tan delicioso manjar entró en contacto con mis pulmones noté como mi esencia de guerrero alfa hispánico se revitalizaba. Como un samurái curtido en el bushido, entré en un estado Zen en el cual mi alma trascendió lo material, fundiéndose en una realidad alternativa que me hubiese sido imposible vislumbrar en condiciones normales. Lo más parecido era el estado Mushin que alcanzaba en determinados momentos álgidos de un combate de MMA, poco antes de reventar al adversario crujiéndole el hombro con una buena llave. Alcancé una percepción nueva de mi entorno. El miedo y las dudas se disiparon y mi sabiduría y comprensión del mundo aumentaron hasta tal punto que me erigí como un moderno Aristóteles combatiendo contra la ignorancia y las incertidumbres, indagando en la mente humana hasta recovecos de mi cerebro que nunca se habían estimulado de tal manera. Dispuesto a compartir mi experiencia, fui a contárselo todo a Erianor, y juntos nos fumamos todo el suministro de kifa libanesa que Terco guardaba en su baúl. Y es que hay que reconocer que esos sucios sarracenos saben cómo recolectar buen material psicotrópico. Eso y las especias.
El problema vino un par de horas después de meternos el atracón de hierba, y es que nos entró un amarillo de cuidado. A las risas de subnormales les siguió un pequeño estado de sueño y, por último, un hambre incontrolable. Llevábamos ya varias semanas sin probar un bocado, pero aguantábamos gracias a nuestro espíritu espartano. Pero ese kilo de kifa que nos metimos entre pecho y espalda pudo con nosotros. En un estado hambriento sin igual, casi enfermizo, corrimos hacia los cadáveres putrefactos que se apelotonaban por las calles a ver si había algo que pudiésemos rapiñar. Bien es sabido que la carne de un infiel es venenosa, como dije antes. Pero según los estudios de Paracelso el veneno impío puede ser eliminado de la carne si se emplean cantidades correctas de azufre y plomo y se cocina la carne a fuego intenso durante una hora. Realizamos el procedimiento sobre una cantidad generosa de carroña turca y empezamos a ponernos las botas.
Sin embargo, la comida no resultó lo suficientemente satisfactoria. La carne de esos turcos sabía fatal, al punto de llegar a ser incomible y provocar náuseas solo con catarla un poco con la lengua. Entonces se nos ocurrió una idea gracias a nuestra imaginación sobre-estimulada por la marihuana. Y es que habíamos llegado a ver a esos sucios otomanos comiendo de todo, desde ratas a serpientes y demás alimañas, todo eso se lo echaban en el kebab. ¿Cómo demonios podían tener el estómago, por muy infieles que fuesen, para llegar a comer semejante bazofia? Y entonces caímos en la cuenta: la salsa de yogur. Les encanta y se lo echan en todo. Se impregnan los Durum con esa mierda hasta rebosar. Si nos hacíamos con esa salsa podríamos comérnoslos a gusto.
Al caer la noche nos enfundamos nuestros trajes de ninja y nos infiltramos a lo Solid Snake en el campamento enemigo. Tras entrar en numerosas tiendas sin éxito y eliminar a cientos de guardias por fin llegamos a nuestro ansiado objetivo: un caldero lleno de salsa de yogur. Con el corazón lleno de júbilo cogimos el caldero y marchamos prestos de vuelta a la ciudad, orgullosos de enseñarle a nuestros camaradas tan heroica hazaña y preparar un gran banquete de despojos turcos para celebrarlo.
22 valientes piqueros de primera línea fueron ejecutados ese día. Ni uno sólo suplicó por su vida. Ni uno sólo bajo la mirada cuando el verdugo levantaba la espada. Como valientes vivieron y como héroes murieron. Pasaron sus últimos segundos de vida recitando todos juntos “la muerte no es el final”. Ningún españolito acomodado conocerá sus nombres, ninguna golfilla endiosada del Tinder llorará por ellos. Pero en nuestros corazones siempre les recordaremos. Y es que los soldados del Tercio no mueren, se reagrupan en el infierno.
Terco, Erianor y yo fuimos apresados en una galera rumbo a Constantinopla, donde nos aguardaba un destino incierto.
Continuará…
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Hernanxd16- Modder
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Re: La verdadera historia de Terco_viejo
Lamentable fue ese día en el se ejecutaron a tantos soldados por los turcos, juré asediar Constantinopla si fuera necesario para que no quedara impune. Y sí, fui herido en combate, pero un soldado del imperio nunca muere en batalla, siempre sale victorioso.
PD: Fuera de la historia, es cada vez mejor, pero no he entendido lo de "atuendos paganos como un vil indio azteca"
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yoyotomai- Espadachín
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Re: La verdadera historia de Terco_viejo
Citando al emperador:
MikeBoix escribió:Me estoy riendo cabrón.
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"Conoceos a vos mismo"
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Ubicado en el Quinto rango del continente demoniaco.
El lord encargado de la Nobleza.
El sagrado e inviolable representante de la dignidad absoluta.
-...Lord Demonio Marbas.
El monarca de la facción Neutral estaba al acecho en la distancia.
-Dantalian, Lord Demonio º71, Dungeon Defense Volumen 5.
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Terco_Viejo- Usuario VIP
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Re: La verdadera historia de Terco_viejo
A colación de la crónica de Makinotixo, me gustaría empezar hablando sobre el verdadero espíritu español. Betillas vergüenza de la PATRIA, prestad atención:
Cuando las cosas vengan mal dadas, sacad el ORGULLO ESPAÑOL que lleváis dentro, levantad el rostro y recordad que ESTO ES UN TERCIO ESPAÑOL.
Un Tercio de 3.000 hijos de p*** barbudos con piernas del tamaño de las columnas de Hércules nos bastábamos para salir victoriosos de cualquier situación tirando de pica, arcabuz y toledana con muy mala hostia, empaque y maestría, escupiendo a la muerte a la cara y desafiándola, porque estábamos peleando por el ORGULLO de sabernos mejores, éramos imbatibles. Hijos de Iberia con raza, garra, fuerte ímpetu de lucha; un intelecto superior a la media equiparada a un con anhelo excepcional para ir a full con todo y que salga el sol por Antequera. Los dandys de Castelnuovo con golden aura, pelazo engominado, buena planta, mirada firme, inteligencia privilegiada, y buenas hembrotas éramos. Somos los hijos bastardos de Cortés y sus barbudos cuya imparable marcha a través de la jungla nunca se vió truncada. Somos TERCIOS VIEJOS fogueando durante horas infatigables, inamovibles, impasibles frente a fuerzas muy superiores. Somos hijos del pueblo lanzado en armas contra el vil invasor francés. Algunos, hijos de la División Azul dándolo todo en minoría. Otros, lo son de los republicanos remontando el Ebro frente a militares profesionales extremadamente experimentados. Somos descendientes de una raza guerrera dispuesta por naturaleza al máximo exponente de la pendencia. Portamos el legado genético e histórico de un pueblo sin parangón en la Historia. Esa sangre aún la tenemos, sois vosotros los que tenéis que hallar la manera de encontrarla; leed a Jung y su contacto con los arquetipos colectivos para descifrar su epistemología. La vida la tenemos que servir en calidad de soldado de nuestra propia guerra individual.
Ahora nos esperaban las galeras y la cárcel Constantinopla. Tiempo para leer a Krishnamurti, a Wilber y brincar la reata… Castlenuovo día funesto para mí y los mios.
Desde aquél día no he vuelto a comer yogurt; lo odio.
Disculpa a Makinotixo ya que con toda la mierda que llevaba en sus espejuelos quevedianos en aquel momento no puto encontrar diferencias entre un cuāuhpipiltin y un husar alado polaco...
Ese día no estuvo "en general" acertado.
Cuando las cosas vengan mal dadas, sacad el ORGULLO ESPAÑOL que lleváis dentro, levantad el rostro y recordad que ESTO ES UN TERCIO ESPAÑOL.
Un Tercio de 3.000 hijos de p*** barbudos con piernas del tamaño de las columnas de Hércules nos bastábamos para salir victoriosos de cualquier situación tirando de pica, arcabuz y toledana con muy mala hostia, empaque y maestría, escupiendo a la muerte a la cara y desafiándola, porque estábamos peleando por el ORGULLO de sabernos mejores, éramos imbatibles. Hijos de Iberia con raza, garra, fuerte ímpetu de lucha; un intelecto superior a la media equiparada a un con anhelo excepcional para ir a full con todo y que salga el sol por Antequera. Los dandys de Castelnuovo con golden aura, pelazo engominado, buena planta, mirada firme, inteligencia privilegiada, y buenas hembrotas éramos. Somos los hijos bastardos de Cortés y sus barbudos cuya imparable marcha a través de la jungla nunca se vió truncada. Somos TERCIOS VIEJOS fogueando durante horas infatigables, inamovibles, impasibles frente a fuerzas muy superiores. Somos hijos del pueblo lanzado en armas contra el vil invasor francés. Algunos, hijos de la División Azul dándolo todo en minoría. Otros, lo son de los republicanos remontando el Ebro frente a militares profesionales extremadamente experimentados. Somos descendientes de una raza guerrera dispuesta por naturaleza al máximo exponente de la pendencia. Portamos el legado genético e histórico de un pueblo sin parangón en la Historia. Esa sangre aún la tenemos, sois vosotros los que tenéis que hallar la manera de encontrarla; leed a Jung y su contacto con los arquetipos colectivos para descifrar su epistemología. La vida la tenemos que servir en calidad de soldado de nuestra propia guerra individual.
Ahora nos esperaban las galeras y la cárcel Constantinopla. Tiempo para leer a Krishnamurti, a Wilber y brincar la reata… Castlenuovo día funesto para mí y los mios.
Desde aquél día no he vuelto a comer yogurt; lo odio.
Hernanxd16 escribió:Lamentable fue ese día en el se ejecutaron a tantos soldados por los turcos, juré asediar Constantinopla si fuera necesario para que no quedara impune. Y sí, fui herido en combate, pero un soldado del imperio nunca muere en batalla, siempre sale victorioso.
PD: Fuera de la historia, es cada vez mejor, pero no he entendido lo de "atuendos paganos como un vil indio azteca"
Disculpa a Makinotixo ya que con toda la mierda que llevaba en sus espejuelos quevedianos en aquel momento no puto encontrar diferencias entre un cuāuhpipiltin y un husar alado polaco...
Ese día no estuvo "en general" acertado.
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Erianor01- Espadachín
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Re: La verdadera historia de Terco_viejo
Hernanxd16 escribió:Lamentable fue ese día en el se ejecutaron a tantos soldados por los turcos, juré asediar Constantinopla si fuera necesario para que no quedara impune. Y sí, fui herido en combate, pero un soldado del imperio nunca muere en batalla, siempre sale victorioso.
PD: Fuera de la historia, es cada vez mejor, pero no he entendido lo de "atuendos paganos como un vil indio azteca"
Ciertamente se refiere al pelaje de jaguar que rodea tu cuello Hernán. A pesar de la fumada, la barbacoa venenosa turca y la suciedad de las lentes de Makinotixo, atinó en sacarte la tribal prenda. Más trofeo de guerra es, no le contaste tu heroico combate frente al jefe mexica. Esta hermandad va sobrada de historias y bizarría.
Respecto a nuestro cautiverio en Constantinopla, preparaos pues la gesta de Castelnuovo se cantó por toda Europa, y aún se desconocía que algunos habíamos sobrevivido para mayor gloria de tan grande heroicidad.
Nada que provenga de turco, produce provecho al cuerpo, solo la muerte del infiel libera al alma.
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Re: La verdadera historia de Terco_viejo
No sé cómo lo has hecho para descubrir que soy sevillano, makinotixo, pero en cualquier caso debo decir que este hilo es lo más grande que le ha pasado al foro en bastante tiempo.
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Re: La verdadera historia de Terco_viejo
Erianor01 escribió:Ciertamente se refiere al pelaje de jaguar que rodea tu cuello Hernán. A pesar de la fumada, la barbacoa venenosa turca y la suciedad de las lentes de Makinotixo, atinó en sacarte la tribal prenda. Más trofeo de guerra es, no le contaste tu heroico combate frente al jefe mexica. Esta hermandad va sobrada de historias y bizarría.
Si, se ve que no se lo comenté. Esa piel efectivamente la obtuve tras tener que pelear contra el Tlatoani y su guardia real. Las alas me las otorgó Su Majestad porque quedaban bien con la piel y por eso nunca me quito ninguno de los dos. De hecho, los polacos se inspiraron en mí para crear a los húsares.
Quizá más adelante cuente mis anécdotas de batallas en el Nuevo Mundo.
Última edición por Hernanxd16 el Jue Mar 15, 2018 9:41 pm, editado 1 vez (Razón : El líder mexica no puede tener el mismo título que Su Majestad.)
yoyotomai- Espadachín
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Re: La verdadera historia de Terco_viejo
lo hace con toda la intención Hernand, que has insultado al emperador, a saber que te considera a sus ojos...
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makinotixo- Espadachín
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Re: La verdadera historia de Terco_viejo
Mikeboix escribió:No sé cómo lo has hecho para descubrir que soy sevillano, makinotixo, pero en cualquier caso debo decir que este hilo es lo más grande que le ha pasado al foro en bastante tiempo.
Tengo espías a mi servicio en Turquía que te vigilan bien de cerca para asegurarnos que no desertas y te pasas al bando de Talesworlds. Te tengo fichado.
Nah, en realidad no tenía ni idea de que fueses sevillano jajaja Lo de meter a sevillanos en la historia ha sido pura casualidad te lo juro xD. Pero es que tenía que representar sí o sí a los andaluces en esta historia. Para que veáis que aquí reparto coñas a todas las nacionalidades, pueblos y culturas por igual xD.
Ahora hablando en serio, me honra tu comentario y me mola mucho ver el feedback que tiene el hilo, no me lo esperaba para nada cuando comencé a escribir. Me gusta mucho ver que consigo producir algunas risas sanas a la gente y que paséis un buen rato leyendo mis paridas. Me parece que es una buena forma de compensar todos esos meses que me pasé creando toxicidad y pesimismo en los hilos del Bannerlord. Este foro es la hostia y me ha dado muy buenos momentos, creo que es lo mínimo intentar contribuir de alguna buena forma, aunque sea con las paridas y cutreces que escribo .
Muchas gracias a todos por leer y escribir por aquí, sois muy grandes.
(sí, ya relajo la empalagosidad y las mariconadas y me pongo a escribir el siguiente capítulo xD).
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Re: La verdadera historia de Terco_viejo
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Sexta parte
Nuestro confinamiento en las pútridas galeras otomanas fue una de las experiencias más horribles que experimenté en mi vida. Encadenados las 24 horas del día, nos obligaban a remar durante los largos períodos de tiempo en los que el viento no impulsaba la nave. Aunque lo cierto es que, gracias a nuestras voluminosas espaldas cultivadas en el TEMPLO, no era algo que nos costase en demasía o nos pareciese un auténtico castigo. Es más, cuando empezábamos a picarnos bombeando el remo, el barco llegaba a alcanzar tal velocidad supersónica que los cerdos otomanos se veían obligados a tirar de ancla para poder detener el barco y no salir volando. De hecho, nos pasábamos el día troleando a esos sucios infieles con el remo: si nos ordenaban que aminorásemos, nosotros contraíamos nuestra mazadura y reventábamos el remo contra el agua a la suficiente velocidad para que cayeran al agua o se chocasen contra el techo de la bodega. Si veíamos que nos acercábamos a Constantinopla metíamos un acelerón sano y pasábamos de largo. O nos poníamos a rascarnos los huevos cuando nos pedían que remásemos más. Poco nos importaban los latigazos de esos sucios turcos, ya que sobre nuestras fornidas espaldas castellanas apenas eran capaces de arañar la piel.
Nuestros días a bordo de la galera pronto se acabaron, y antes de que nos diésemos cuenta llegamos a Constantinopla, también conocida como Estambul por los sucios turcos o como Mordor por nuestro querido Erianor. El pestazo a cuero y especias fue lo primero que notamos al llegar, y no nos dio tiempo a acostumbrarnos al hedor cuando ya nos habían metido de cabeza en la prisión. Allí, los sucios otomanos nos obligaron a desnudarnos, nos intentaron introducir el dedo por el ano (cosa que no consiguieron gracias a nuestras apretadas nalgas espartanas) y, sin duda lo peor, nos quitaron nuestros efectos personales. Cuando me arrebataron lo que más quería en este mundo, mi preciado Rólex, entré en una furia homicida y me cargué a 12 de esos hijo put**s, hasta que me redujeron a base de descargas eléctricas y cuero impregnado en sudor otomano que hizo que me desmayase. Después nos encerraron en una sucia celda atestada hasta los topes, donde pasaríamos encerrados una larga temporada.
Mientras yo maldecía y amenazaba a los guardias, Terco empezó a idear un plan, si bien no quiso contarnos en que consistía. Decía que no se fiaba de nosotros, que ya la habíamos cagado bastante días atrás. La verdad, aún hoy sigo sin comprender a qué se refería exactamente. Desde que nos ganamos el título de piqueros de primera línea, Erianor y yo nos habíamos comportado siempre como verdaderos machos alfa siguiendo sus enseñanzas: TEMPLO cada mañana levantando hierros con mucha MALA OSTIA, andares de chulo-empotrador, carácter de DANDY-MARRULLERO con las féminas, MUAY THAI HOLANDÉS, muchas broncas, actitud pendenciera, BMW, buen cash, las GOLDEN alrededor del cuello y la muñeca, lecciones de FILOSOFÍA ALEMANA, etc. Pese a que sea un sentimiento de mariconas y betillas, Erianor y yo nos sentimos bastante ofendidos y decepcionados. Pero confiamos en las decisiones de nuestro gran líder y aguardamos sus futuras instrucciones.
La estancia en esa sucia prisión turca era muy aburrida. Por las mañanas nos mandaban a la mina y a construir carreteras, como si eso fuese un castigo para nosotros. Todo buen alfa de hoy día domina a la perfección el delicado y valeroso oficio de OBRERO-FILÓSOFO. Y es que es bien sabido por cualquier alfa que se precie, que este oficio es la continuación espacio-temporal del ideal antiquísimo presente en las civilizaciones clásicas: el GUERRERO-FILÓSOFO. Aunar lo más elevado de ambas dimensiones (física y mental) requiere una fortaleza excepcional, pues permite elevar la vida hasta horizontes extraños, inhóspitos, inexplorados. De ahí que nuestro gran Terco se fuese en su juventud a trabajar a una petroquímica holandesa. Ahí es donde un buen alfa demuestra sus COJONES de macho ibérico cabrío: levantando vigas, fundiendo planchas de metal, recogiendo toneles de petróleo. Todo ello imponiéndose a otros obreros rusos y serbocroatas con unos brazos del diámetro de una rotonda. Y es que dan mucha pena todos esos betas españolitos de hoy día que mucho estudio universitario y titulitis, pero carecen del empaque de un FRANCISCO PIZARRO analfabeto marchando con sus barbudos por la cordillera de los Andes, destruyendo culturas milenarias y cepillándose a nativas pechugonas. He ahí que apenas nos costasen los trabajos forzados mientras que el resto de presos desfallecían a las pocas horas de empezar a clavar el pico.
Tras darle al pico y la pala tocaba el turno de la comida. Eso sí que era un auténtico castigo señores. Subsistir día a día con un plato de falafel y un Durüm embadurnado de salsa de yogur rancia (y pensar que condenamos Castelnuovo sólo para poder probar semejante mierda) no es alimento para un ben católico. Y ya os podéis imaginar lo que era para el intestino procesar semejante bazofia. Aunque era gracioso plantar semejantes boñigos en los lavabos de los guardias y apestarles toda la garita. Menudas risas cuando veíamos a uno de esos turcos entrando al baño a aliviarse y salía despedido del olor que dejaban nuestros excrementos castellanos profanados por la gastronomía otomana. Y es que donde esté un buen producto nacional que se quiten las gilipolleces: buena paleta de JAMÓN IBÉRICO acompañada de unos choricillos a la sidra, morcilla de cantimpalo y una ración de oreja de cerdo y torreznos. Eso es algo que los sucios infieles jamás probarán. Y es que ya lo dice el dicho: no está hecha la miel para la boca del asno.
Tras la comida los guardias nos soltaban al patio. Por suerte para nosotros, allí disponíamos de unos buenos hierros para mantener nuestra MAZADURA TATUADA en condiciones óptimas. Sin embargo, cuál fue nuestra sorpresa al descubrir que el TEMPLO del patio había sido acaparado por unos extraños seres.
Lo cierto es que corren muchas leyendas acerca de los negros. Se dice que son gente primitiva, que son medio monos o que sólo sirven para trapicheos con la droga. Gilipolleces nacidas de la ignorancia. La realidad es que los negrolos son gente cojonuda, algo que sólo es capaz de apreciar una persona cultivada y que haya tratado adecuadamente con ellos. Los negros son instinto puro, una versión humanoide del gorila espalda plateada que solo te respeta si te considera un igual. A diferencia de los blanquitos decadentes de hoy día, que te respetan cuanto más amariconado estás, un negrata sólo te considerará uno de los suyos si demuestras tener méritos. Si no ya te puedes ir largando. Fue así como conseguimos que nos admitieran en su pandilla: poniendo los COJONES encima de la mesa. Para ello, nada como llegar cerca del más chulo del patio sin apartarle la mirada y meterle bien el hombro al pasar a su lado. Antes de que reaccione, realizar un combo de low kick + jab + uppecut y que caiga inconsciente. También es válida la variante empleada por Erianor de navajazo a la altura del hígado y pisotón en la cabeza. Es así como los negros de la panda te considerarán un igual. A partir de esa muestra de valor pasas a ser su “broh” y entonces ya te puedes codear en su ambiente. A Terco no le hizo falta realizar esa prueba, ya que gracias a sus elevadísimas concentraciones de testosterona en sangre (algo que los negros son capaces de detectar con el olfato) y su carácter de chulo bravucón, los negros le admitieron en la pandilla nada más verle.
Esos días fueron muy sorprendentes y estimulantes. Me sentí un auténtico Félix Rodríguez de la Fuente estudiándolos, un jodido antropólogo-filósofo observando sus rutinas, costumbres, lenguaje y comportamiento. La pandilla de los niggis se trataba de una manada con una jerarquía compleja: estaba el rapero gangsta, el niggie gracioso, el negro gordo pero entrañable, etc. Cada uno asumía su rol y respetaba la cadena de mando.
Lo mejor era cuando empezamos a hablarles de la filosofía del soldado espiritual del Tercio Viejo. Los negros no sólo estaban de acuerdo con muchas de las directrices, sino que además asimilaban muchas de nuestras características de macho alfa. Y pensar que, de haber nacido en los tiempos de Quevedo, estas pobres gentes habrían desperdiciado su talento siendo esclavizados en plantaciones de algodón o sirviendo a aristócratas amariconados… Lo más gracioso era cuando les poníamos en el radiocasete a Carlos Santana acometiendo con la guitarra y la batería. O aún mejor, un buen CAFÉ QUIJANO reventando los altavoces a tope. Los tíos se volvían loquísimos y se ponían a danzar alrededor de la máquina y a hacerle ofrendas, rollo ritual africano. Sin duda podrían ser unos grandísimos reclutas para el Tercio que tendríamos que reconstruir.
Y antes de continuar con la historia, seguro que ya ha aparecido el típico beta diciendo: “Pero Makinotixo, si tú también eres negro. No hay más que ver las imágenes que pones y tu avatar”. Típicos listillos que aún no han comprendido que la condición sine qua non de un macho alfa es poseer una gallardía, mala ostia, bravuconería y prepotencia acordes a su intelecto y cultura. De poco te sirve pensar tanto si a la mínima confrontación vas a cagarte encima o salir llorando. Mucho pensar en temas trascendentales y poco en cultivar tu mazadura y curtir tus artes de combate. A ver si os creéis que Platón no dedicaba varias horas al día a levantar hierros y mármol y liarse a ostias con el pancracio. Metéoslo en la cabeza: GUERRERO-FILÓSOFO. Una parte no es nada sin la otra. Es como el Yin y el Yang, conceptos contrarios que a la vez se complementan y surgen de un principio generador, el Tao. O, si preferís un rollo más occidental, la dualidad del hombre definida por Jung: la parte perenne del alma (aka filosofía germana y cultura quevediana) y por la parte de la personalidad y el ego (aka bravuconería, mazadura y las Golden). Reflexionad sobre ello, betas vergüenza de la patria. Y si ya habéis terminado de tocarme los cojones, continuaré con la historia.
Los siguientes días los pasamos confraternizando con los negros. Para nosotros, no había diferencia entre ellos y cualquier compatriota castellano del Tercio. Nos consideraban sus iguales en la manada, se ponían a bombear las mancuernas a nuestro lado, nos animaban cuando flojeábamos con la penúltima repetición levantando los 250 kg en barra y nos dirigían frases como: “Come on brother”, “I think you´re the realist nigga out there”, y otras mierdas que la verdad que nos costaba descifrar. Pero a Terco no le bastaba con ser un “brother” más de la manada, tenía que ser el líder. Y es que ya se trate de tribus filipinas dejadas de la mano de Dios o de gigantescos imperios mesoamericanos, los españoles siempre teníamos que colocarnos en la cúspide cuando descubríamos nuevos territorios. Al contrario que los betas de hoy día, que van por la vida pidiendo permiso e intentando integrarse en otras culturas; los conquistadores españoles de antaño arrasaban con todo y ponían a los indígenas en su sitio. A tomar por culo los templos paganos, el sacrificar gente o hacer el indio. Plantaban la cruz de borgoña y la cruz de cristo y más valía que los nativos se arrodillasen y les entregasen su oro y sus mujeres sino querían sufrir una auténtica carnicería. En este caso no era tan fácil, y es que los negros no son tan dóciles como los sudamericanos y los asiáticos. La única forma de ser el líder es enfrentándote al actual jefe y derrotándolo, entonces ya puedes reclamar el liderato.
En este caso el rey de los niggas era un bicharraco de dos metros y pico con la tez negra como el carbón y unas espaldacas que parecía eso el gran cañón del Colorado. En cuanto llegaba a la zona de las pesas todos los negratas dejaban lo que estuviesen haciendo y corrían a saludarle inclinándose ante él. Se peleaban por el derecho de ser el primero en chocarle el puño y algunos hasta le limpiaban de sudor el banco de la barra. De haber nacido en África, el tío habría vestido pieles de guepardo, se habría adornado la testa con bellos plumajes y tendría reservado el derecho de beneficiarse a cualquier chorba de la tribu. Aunque habiendo nacido en Occidente el tío tampoco se lo había montado mal: cuando aún era libre se follaba a una blanquita obesa (a los negros les encantan los culos muy grandes) con mucha pasta que le mantenía, y el tío tenía todo el tiempo del mundo para dedicarse a sus chanchullos y sus trapicheos. Hasta que los otomanos al servicio de Talesworlds le descubrieron vendiendo copias pirateadas del Warband en el top-manta y le encerraron en la cárcel.
Puede que Terco fuese el español más recio y alfa de nuestra era (junto con Millán Astray), pero este oponente representaba un reto considerable. Además de su físico de Gorilla beringei, se decía que poseía la capacidad de controlar la magia vudú y que cada vez que derrotaba a un rival se comía su corazón, absorbiendo su alma y fuerza vital; haciéndose más y más poderoso tras cada enfrentamiento. Y no es que hubiera tenido pocos enfrentamientos en su vida precisamente. Pero Terco no se dejó amilanar. Cuando el rey nigga entró en el TEMPLO y todos le saludamos, Terco simplemente se quedó en una esquina mirándole desafiante. El negraco comprendió el desafío y ambos se encararon durante unos segundos tan intensos que me parecieron días. Finalmente, el negro exclamó: “Tu y yo blanquito, en las canastas dentro de 10 minutos”. El desafío había sido lanzado y Terco lo aceptó.
10 minutos después, ambos se enfundaron sus zapatillas marca Jordan y se dispusieron a librar un fiero 1vs1 en las canchas de basket. Pareciera que un negro siempre tiene ventaja en el baloncesto, pero olvidan que los españoles somos fieros e indómitos, y que suplimos nuestra baja estatura y falta de agilidad con unos cojones como dos planetoides y una mala ostia y picaresca sin igual: José Manuel Calderón, Pau Gasol, Epi, Sergio Llul. Todos ellos ejemplos de la poderosidad y furia española sobre una cancha de basket. El partido estaba en su punto álgido: 788-786. Terco iba perdiendo. Pero en el último momento, Terco realizó una estrategia baloncestística digna de Rudy Fernández: cuando el negro se dio la vuelta para lanzar a canasta le propinó un puntapié en los bajos. El negro cayó redondo, él cogió el balón y lo lanzó desde su campo a falta de un segundo para acabar. El resultado ya os lo imagináis:
Nuestros corazones se llenaron de júbilo y lo celebramos como los tercios victoriosos de Breda. Tras contemplar tan heroico acto, mi mente entró en un estado Mushin imparable. Con la testosterona hirviéndome la sangre, liberé al toro bravo metiendo un cabezazo a la primera pared que pillé y tirando abajo uno de los edificios de la cárcel. En cuanto los sucios otomanos se dieron cuenta, me redujeron con el cuero sudado (los cabrones nos habían pillado el punto débil) y me encerraron en aislamiento.
Al principio me asusté de estar sólo en la oscuridad. Pero tras un tiempo descubrí un hallazgo sorprendente: había un agujero en el suelo de la celda. Tras ponerme a escarbar, encontré un túnel que daba lugar a un pasadizo subterráneo. Entonces, apareció un guerrero desconocido.
Justo en ese momento, una alarma sonó con estruendo por la prisión. Los guardias empezaron a correr y balbucear. En medio de la confusión, Terco apareció desde una esquina.
Tras liquidar al guardia que se había quedado rezagado, Terco se acercó a la celda y justó tras él apareció Erianor que le estaba siguiendo. Abrió la puerta y se metieron en el túnel conmigo y Teje. Entonces lo comprendí todo. Terco había elaborado un complejo y meticuloso plan desde que nos encerraron el primer día. Tras llamar por teléfono a este sacro guerrero, tejió un ardid mediante el cual hacerse el líder de los niggis. Sabía que, una vez que venciera al rey nigga, los genes de camorrista que Erianor y yo llevábamos en la sangre nos impulsarían a cometer alguna muestra de masculinidad y gallardía como celebración que haría que nos metieran en la celda de aislamiento (lo siento camarada Erianor, esta vez yo me adelanté a ti). Cuando uno de los dos estuviera en la celda, avisaría a Teje para que terminara de excavar el túnel. Entonces ordenaría a los niggas que armasen un motín (seguramente con el pretexto de que los guardias les habían quitado la pelota de baloncesto) y, aprovechando el caos entre los guardias, llegaría hasta la celda para escapar por el túnel.
Pese a que sabía que nuestro líder era un cultivado y sabio guerrero, nunca me imaginé que poseyera un intelecto así de brutal. Y es que al final no te basta sólo con leer filosofía alemana y literatura de Cervantes, hay que tener un DON INTELECTUAL acorde a tu poderosidad y dandysmo nietzscheciano. Una conciencia adelantada a tu tiempo, junto a un cociente intelectual por encima de 200, te hace erguirte como un líder espiritual de masas a lo Millán Astray, Primo de Rivera, Buenaventura Durruti… Todos ellos ejemplos claros de machos alfas liderando corrientes de pensamiento, diferentes entre ellas pero a la vez comunes a un mismo nexo de unión: una genuina esencia quijotesca amén de espíritu chabacano y pendenciero sin igual. Comandantes espirituales de un Tercio de mil barbudos hijos de pu** con la testo fluyendo a full por su sangre castellana mientras cierran las picas y mantienen calentito el arcabuz. No hay mayor pesadilla para un anglo, gabacho, holandés, turco y demás calaña hereje e infiel que la visión de un cultivado alfa al mando de semejantes TOROS ibéricos arrasando por donde pasan. Es por ello que querían mantenernos en la cárcel con vida, para que Sir Centu nos poseyera el alma y adquiriese una parte de nuestra poderosidad española. Aunque se va a quedar con las ganas ese vil demonio.
Avanzamos varios kilómetros en la oscuridad de la cueva. Al fin divisamos un pequeño halo de luz que marcaba la salida. Pero justo cuando estábamos a punto de llegar, una vil criatura se interpuso en nuestro camino impidiéndonos el paso.
Resulta imposible describir con palabras el aura de maldad y olor fétido que emanaba de esa criatura infernal. Cuando Terco se negó a sus exigencias, comenzó a reírse de una forma espeluznante, con una voz que no era humana ni animal. Sin duda esa bestia debía proceder de algún lugar del cosmos. Podría ser que llevase recluida en las entrañas de la tierra eones al servicio de Sir Centu. Tras ponernos la piel de gallina, comenzó a conjurar unas palabras en una lengua extraña y a formar una giantesca bola de fuego de color morado sobre su cabeza. Pero antes de que la pudiera lanzar, nuestro gran Terco hizo gala de sus reflejos de guerrero sobre-humano y le propinó una guantá a lo Curro Jiménez que dejó a la bestia inmóvil en el suelo. Pasamos caminando sobre lo que creíamos que era su vil cadáver pero, cuando yo pasé por encima, volvió a cobrar vida y me metió un mordisco en todo el tobillo. Antes de que pudiera reaccionar y destruirlo, el demonio salió corriendo y escapó. Menudo dolor me hizo el condenado, y eso que la piel de un macho ibérico es tan dura como la del rinoceronte lanudo. Imaginaos los molares que gastaba el hijo pu**.
Al fin, el túnel desembocó en una playa, donde nos aguardaba una balsa que nos conduciría hacia la libertad de las tierras hispanas, donde continuaríamos nuestra brutal guerra contra el usurpador de CaballerosdeCalradia, sin detenernos hasta liberar a nuestros camaradas o perecer en el intento.
Continuará...
Nuestros días a bordo de la galera pronto se acabaron, y antes de que nos diésemos cuenta llegamos a Constantinopla, también conocida como Estambul por los sucios turcos o como Mordor por nuestro querido Erianor. El pestazo a cuero y especias fue lo primero que notamos al llegar, y no nos dio tiempo a acostumbrarnos al hedor cuando ya nos habían metido de cabeza en la prisión. Allí, los sucios otomanos nos obligaron a desnudarnos, nos intentaron introducir el dedo por el ano (cosa que no consiguieron gracias a nuestras apretadas nalgas espartanas) y, sin duda lo peor, nos quitaron nuestros efectos personales. Cuando me arrebataron lo que más quería en este mundo, mi preciado Rólex, entré en una furia homicida y me cargué a 12 de esos hijo put**s, hasta que me redujeron a base de descargas eléctricas y cuero impregnado en sudor otomano que hizo que me desmayase. Después nos encerraron en una sucia celda atestada hasta los topes, donde pasaríamos encerrados una larga temporada.
Mientras yo maldecía y amenazaba a los guardias, Terco empezó a idear un plan, si bien no quiso contarnos en que consistía. Decía que no se fiaba de nosotros, que ya la habíamos cagado bastante días atrás. La verdad, aún hoy sigo sin comprender a qué se refería exactamente. Desde que nos ganamos el título de piqueros de primera línea, Erianor y yo nos habíamos comportado siempre como verdaderos machos alfa siguiendo sus enseñanzas: TEMPLO cada mañana levantando hierros con mucha MALA OSTIA, andares de chulo-empotrador, carácter de DANDY-MARRULLERO con las féminas, MUAY THAI HOLANDÉS, muchas broncas, actitud pendenciera, BMW, buen cash, las GOLDEN alrededor del cuello y la muñeca, lecciones de FILOSOFÍA ALEMANA, etc. Pese a que sea un sentimiento de mariconas y betillas, Erianor y yo nos sentimos bastante ofendidos y decepcionados. Pero confiamos en las decisiones de nuestro gran líder y aguardamos sus futuras instrucciones.
La estancia en esa sucia prisión turca era muy aburrida. Por las mañanas nos mandaban a la mina y a construir carreteras, como si eso fuese un castigo para nosotros. Todo buen alfa de hoy día domina a la perfección el delicado y valeroso oficio de OBRERO-FILÓSOFO. Y es que es bien sabido por cualquier alfa que se precie, que este oficio es la continuación espacio-temporal del ideal antiquísimo presente en las civilizaciones clásicas: el GUERRERO-FILÓSOFO. Aunar lo más elevado de ambas dimensiones (física y mental) requiere una fortaleza excepcional, pues permite elevar la vida hasta horizontes extraños, inhóspitos, inexplorados. De ahí que nuestro gran Terco se fuese en su juventud a trabajar a una petroquímica holandesa. Ahí es donde un buen alfa demuestra sus COJONES de macho ibérico cabrío: levantando vigas, fundiendo planchas de metal, recogiendo toneles de petróleo. Todo ello imponiéndose a otros obreros rusos y serbocroatas con unos brazos del diámetro de una rotonda. Y es que dan mucha pena todos esos betas españolitos de hoy día que mucho estudio universitario y titulitis, pero carecen del empaque de un FRANCISCO PIZARRO analfabeto marchando con sus barbudos por la cordillera de los Andes, destruyendo culturas milenarias y cepillándose a nativas pechugonas. He ahí que apenas nos costasen los trabajos forzados mientras que el resto de presos desfallecían a las pocas horas de empezar a clavar el pico.
Tras darle al pico y la pala tocaba el turno de la comida. Eso sí que era un auténtico castigo señores. Subsistir día a día con un plato de falafel y un Durüm embadurnado de salsa de yogur rancia (y pensar que condenamos Castelnuovo sólo para poder probar semejante mierda) no es alimento para un ben católico. Y ya os podéis imaginar lo que era para el intestino procesar semejante bazofia. Aunque era gracioso plantar semejantes boñigos en los lavabos de los guardias y apestarles toda la garita. Menudas risas cuando veíamos a uno de esos turcos entrando al baño a aliviarse y salía despedido del olor que dejaban nuestros excrementos castellanos profanados por la gastronomía otomana. Y es que donde esté un buen producto nacional que se quiten las gilipolleces: buena paleta de JAMÓN IBÉRICO acompañada de unos choricillos a la sidra, morcilla de cantimpalo y una ración de oreja de cerdo y torreznos. Eso es algo que los sucios infieles jamás probarán. Y es que ya lo dice el dicho: no está hecha la miel para la boca del asno.
Tras la comida los guardias nos soltaban al patio. Por suerte para nosotros, allí disponíamos de unos buenos hierros para mantener nuestra MAZADURA TATUADA en condiciones óptimas. Sin embargo, cuál fue nuestra sorpresa al descubrir que el TEMPLO del patio había sido acaparado por unos extraños seres.
Lo cierto es que corren muchas leyendas acerca de los negros. Se dice que son gente primitiva, que son medio monos o que sólo sirven para trapicheos con la droga. Gilipolleces nacidas de la ignorancia. La realidad es que los negrolos son gente cojonuda, algo que sólo es capaz de apreciar una persona cultivada y que haya tratado adecuadamente con ellos. Los negros son instinto puro, una versión humanoide del gorila espalda plateada que solo te respeta si te considera un igual. A diferencia de los blanquitos decadentes de hoy día, que te respetan cuanto más amariconado estás, un negrata sólo te considerará uno de los suyos si demuestras tener méritos. Si no ya te puedes ir largando. Fue así como conseguimos que nos admitieran en su pandilla: poniendo los COJONES encima de la mesa. Para ello, nada como llegar cerca del más chulo del patio sin apartarle la mirada y meterle bien el hombro al pasar a su lado. Antes de que reaccione, realizar un combo de low kick + jab + uppecut y que caiga inconsciente. También es válida la variante empleada por Erianor de navajazo a la altura del hígado y pisotón en la cabeza. Es así como los negros de la panda te considerarán un igual. A partir de esa muestra de valor pasas a ser su “broh” y entonces ya te puedes codear en su ambiente. A Terco no le hizo falta realizar esa prueba, ya que gracias a sus elevadísimas concentraciones de testosterona en sangre (algo que los negros son capaces de detectar con el olfato) y su carácter de chulo bravucón, los negros le admitieron en la pandilla nada más verle.
Esos días fueron muy sorprendentes y estimulantes. Me sentí un auténtico Félix Rodríguez de la Fuente estudiándolos, un jodido antropólogo-filósofo observando sus rutinas, costumbres, lenguaje y comportamiento. La pandilla de los niggis se trataba de una manada con una jerarquía compleja: estaba el rapero gangsta, el niggie gracioso, el negro gordo pero entrañable, etc. Cada uno asumía su rol y respetaba la cadena de mando.
Lo mejor era cuando empezamos a hablarles de la filosofía del soldado espiritual del Tercio Viejo. Los negros no sólo estaban de acuerdo con muchas de las directrices, sino que además asimilaban muchas de nuestras características de macho alfa. Y pensar que, de haber nacido en los tiempos de Quevedo, estas pobres gentes habrían desperdiciado su talento siendo esclavizados en plantaciones de algodón o sirviendo a aristócratas amariconados… Lo más gracioso era cuando les poníamos en el radiocasete a Carlos Santana acometiendo con la guitarra y la batería. O aún mejor, un buen CAFÉ QUIJANO reventando los altavoces a tope. Los tíos se volvían loquísimos y se ponían a danzar alrededor de la máquina y a hacerle ofrendas, rollo ritual africano. Sin duda podrían ser unos grandísimos reclutas para el Tercio que tendríamos que reconstruir.
Y antes de continuar con la historia, seguro que ya ha aparecido el típico beta diciendo: “Pero Makinotixo, si tú también eres negro. No hay más que ver las imágenes que pones y tu avatar”. Típicos listillos que aún no han comprendido que la condición sine qua non de un macho alfa es poseer una gallardía, mala ostia, bravuconería y prepotencia acordes a su intelecto y cultura. De poco te sirve pensar tanto si a la mínima confrontación vas a cagarte encima o salir llorando. Mucho pensar en temas trascendentales y poco en cultivar tu mazadura y curtir tus artes de combate. A ver si os creéis que Platón no dedicaba varias horas al día a levantar hierros y mármol y liarse a ostias con el pancracio. Metéoslo en la cabeza: GUERRERO-FILÓSOFO. Una parte no es nada sin la otra. Es como el Yin y el Yang, conceptos contrarios que a la vez se complementan y surgen de un principio generador, el Tao. O, si preferís un rollo más occidental, la dualidad del hombre definida por Jung: la parte perenne del alma (aka filosofía germana y cultura quevediana) y por la parte de la personalidad y el ego (aka bravuconería, mazadura y las Golden). Reflexionad sobre ello, betas vergüenza de la patria. Y si ya habéis terminado de tocarme los cojones, continuaré con la historia.
Los siguientes días los pasamos confraternizando con los negros. Para nosotros, no había diferencia entre ellos y cualquier compatriota castellano del Tercio. Nos consideraban sus iguales en la manada, se ponían a bombear las mancuernas a nuestro lado, nos animaban cuando flojeábamos con la penúltima repetición levantando los 250 kg en barra y nos dirigían frases como: “Come on brother”, “I think you´re the realist nigga out there”, y otras mierdas que la verdad que nos costaba descifrar. Pero a Terco no le bastaba con ser un “brother” más de la manada, tenía que ser el líder. Y es que ya se trate de tribus filipinas dejadas de la mano de Dios o de gigantescos imperios mesoamericanos, los españoles siempre teníamos que colocarnos en la cúspide cuando descubríamos nuevos territorios. Al contrario que los betas de hoy día, que van por la vida pidiendo permiso e intentando integrarse en otras culturas; los conquistadores españoles de antaño arrasaban con todo y ponían a los indígenas en su sitio. A tomar por culo los templos paganos, el sacrificar gente o hacer el indio. Plantaban la cruz de borgoña y la cruz de cristo y más valía que los nativos se arrodillasen y les entregasen su oro y sus mujeres sino querían sufrir una auténtica carnicería. En este caso no era tan fácil, y es que los negros no son tan dóciles como los sudamericanos y los asiáticos. La única forma de ser el líder es enfrentándote al actual jefe y derrotándolo, entonces ya puedes reclamar el liderato.
En este caso el rey de los niggas era un bicharraco de dos metros y pico con la tez negra como el carbón y unas espaldacas que parecía eso el gran cañón del Colorado. En cuanto llegaba a la zona de las pesas todos los negratas dejaban lo que estuviesen haciendo y corrían a saludarle inclinándose ante él. Se peleaban por el derecho de ser el primero en chocarle el puño y algunos hasta le limpiaban de sudor el banco de la barra. De haber nacido en África, el tío habría vestido pieles de guepardo, se habría adornado la testa con bellos plumajes y tendría reservado el derecho de beneficiarse a cualquier chorba de la tribu. Aunque habiendo nacido en Occidente el tío tampoco se lo había montado mal: cuando aún era libre se follaba a una blanquita obesa (a los negros les encantan los culos muy grandes) con mucha pasta que le mantenía, y el tío tenía todo el tiempo del mundo para dedicarse a sus chanchullos y sus trapicheos. Hasta que los otomanos al servicio de Talesworlds le descubrieron vendiendo copias pirateadas del Warband en el top-manta y le encerraron en la cárcel.
Puede que Terco fuese el español más recio y alfa de nuestra era (junto con Millán Astray), pero este oponente representaba un reto considerable. Además de su físico de Gorilla beringei, se decía que poseía la capacidad de controlar la magia vudú y que cada vez que derrotaba a un rival se comía su corazón, absorbiendo su alma y fuerza vital; haciéndose más y más poderoso tras cada enfrentamiento. Y no es que hubiera tenido pocos enfrentamientos en su vida precisamente. Pero Terco no se dejó amilanar. Cuando el rey nigga entró en el TEMPLO y todos le saludamos, Terco simplemente se quedó en una esquina mirándole desafiante. El negraco comprendió el desafío y ambos se encararon durante unos segundos tan intensos que me parecieron días. Finalmente, el negro exclamó: “Tu y yo blanquito, en las canastas dentro de 10 minutos”. El desafío había sido lanzado y Terco lo aceptó.
10 minutos después, ambos se enfundaron sus zapatillas marca Jordan y se dispusieron a librar un fiero 1vs1 en las canchas de basket. Pareciera que un negro siempre tiene ventaja en el baloncesto, pero olvidan que los españoles somos fieros e indómitos, y que suplimos nuestra baja estatura y falta de agilidad con unos cojones como dos planetoides y una mala ostia y picaresca sin igual: José Manuel Calderón, Pau Gasol, Epi, Sergio Llul. Todos ellos ejemplos de la poderosidad y furia española sobre una cancha de basket. El partido estaba en su punto álgido: 788-786. Terco iba perdiendo. Pero en el último momento, Terco realizó una estrategia baloncestística digna de Rudy Fernández: cuando el negro se dio la vuelta para lanzar a canasta le propinó un puntapié en los bajos. El negro cayó redondo, él cogió el balón y lo lanzó desde su campo a falta de un segundo para acabar. El resultado ya os lo imagináis:
Nuestros corazones se llenaron de júbilo y lo celebramos como los tercios victoriosos de Breda. Tras contemplar tan heroico acto, mi mente entró en un estado Mushin imparable. Con la testosterona hirviéndome la sangre, liberé al toro bravo metiendo un cabezazo a la primera pared que pillé y tirando abajo uno de los edificios de la cárcel. En cuanto los sucios otomanos se dieron cuenta, me redujeron con el cuero sudado (los cabrones nos habían pillado el punto débil) y me encerraron en aislamiento.
Al principio me asusté de estar sólo en la oscuridad. Pero tras un tiempo descubrí un hallazgo sorprendente: había un agujero en el suelo de la celda. Tras ponerme a escarbar, encontré un túnel que daba lugar a un pasadizo subterráneo. Entonces, apareció un guerrero desconocido.
Justo en ese momento, una alarma sonó con estruendo por la prisión. Los guardias empezaron a correr y balbucear. En medio de la confusión, Terco apareció desde una esquina.
Tras liquidar al guardia que se había quedado rezagado, Terco se acercó a la celda y justó tras él apareció Erianor que le estaba siguiendo. Abrió la puerta y se metieron en el túnel conmigo y Teje. Entonces lo comprendí todo. Terco había elaborado un complejo y meticuloso plan desde que nos encerraron el primer día. Tras llamar por teléfono a este sacro guerrero, tejió un ardid mediante el cual hacerse el líder de los niggis. Sabía que, una vez que venciera al rey nigga, los genes de camorrista que Erianor y yo llevábamos en la sangre nos impulsarían a cometer alguna muestra de masculinidad y gallardía como celebración que haría que nos metieran en la celda de aislamiento (lo siento camarada Erianor, esta vez yo me adelanté a ti). Cuando uno de los dos estuviera en la celda, avisaría a Teje para que terminara de excavar el túnel. Entonces ordenaría a los niggas que armasen un motín (seguramente con el pretexto de que los guardias les habían quitado la pelota de baloncesto) y, aprovechando el caos entre los guardias, llegaría hasta la celda para escapar por el túnel.
Pese a que sabía que nuestro líder era un cultivado y sabio guerrero, nunca me imaginé que poseyera un intelecto así de brutal. Y es que al final no te basta sólo con leer filosofía alemana y literatura de Cervantes, hay que tener un DON INTELECTUAL acorde a tu poderosidad y dandysmo nietzscheciano. Una conciencia adelantada a tu tiempo, junto a un cociente intelectual por encima de 200, te hace erguirte como un líder espiritual de masas a lo Millán Astray, Primo de Rivera, Buenaventura Durruti… Todos ellos ejemplos claros de machos alfas liderando corrientes de pensamiento, diferentes entre ellas pero a la vez comunes a un mismo nexo de unión: una genuina esencia quijotesca amén de espíritu chabacano y pendenciero sin igual. Comandantes espirituales de un Tercio de mil barbudos hijos de pu** con la testo fluyendo a full por su sangre castellana mientras cierran las picas y mantienen calentito el arcabuz. No hay mayor pesadilla para un anglo, gabacho, holandés, turco y demás calaña hereje e infiel que la visión de un cultivado alfa al mando de semejantes TOROS ibéricos arrasando por donde pasan. Es por ello que querían mantenernos en la cárcel con vida, para que Sir Centu nos poseyera el alma y adquiriese una parte de nuestra poderosidad española. Aunque se va a quedar con las ganas ese vil demonio.
Avanzamos varios kilómetros en la oscuridad de la cueva. Al fin divisamos un pequeño halo de luz que marcaba la salida. Pero justo cuando estábamos a punto de llegar, una vil criatura se interpuso en nuestro camino impidiéndonos el paso.
Resulta imposible describir con palabras el aura de maldad y olor fétido que emanaba de esa criatura infernal. Cuando Terco se negó a sus exigencias, comenzó a reírse de una forma espeluznante, con una voz que no era humana ni animal. Sin duda esa bestia debía proceder de algún lugar del cosmos. Podría ser que llevase recluida en las entrañas de la tierra eones al servicio de Sir Centu. Tras ponernos la piel de gallina, comenzó a conjurar unas palabras en una lengua extraña y a formar una giantesca bola de fuego de color morado sobre su cabeza. Pero antes de que la pudiera lanzar, nuestro gran Terco hizo gala de sus reflejos de guerrero sobre-humano y le propinó una guantá a lo Curro Jiménez que dejó a la bestia inmóvil en el suelo. Pasamos caminando sobre lo que creíamos que era su vil cadáver pero, cuando yo pasé por encima, volvió a cobrar vida y me metió un mordisco en todo el tobillo. Antes de que pudiera reaccionar y destruirlo, el demonio salió corriendo y escapó. Menudo dolor me hizo el condenado, y eso que la piel de un macho ibérico es tan dura como la del rinoceronte lanudo. Imaginaos los molares que gastaba el hijo pu**.
Al fin, el túnel desembocó en una playa, donde nos aguardaba una balsa que nos conduciría hacia la libertad de las tierras hispanas, donde continuaríamos nuestra brutal guerra contra el usurpador de CaballerosdeCalradia, sin detenernos hasta liberar a nuestros camaradas o perecer en el intento.
Continuará...
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La verdadera historia de Terco_viejo: https://www.caballerosdecalradia.net/t7176-la-verdadera-historia-de-terco_viejo
Hernanxd16- Modder
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- Mensaje n°46
Re: La verdadera historia de Terco_viejo
Esto me imagino no quedará impune, llegará el asedio a Constantinopla.
Terco_Viejo- Usuario VIP
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- Mensaje n°47
Re: La verdadera historia de Terco_viejo
+1 por los recuerdos.
En esa mugrienta celda no nos dejamos doblegar, más fue una total demostración empírica de hombría curtida y señorío con solera la que demostramos con empaque al así malvivir. Lo que nos define como ALFAS, heroicos vencedores de la muerte no es sino la tosca y recia estampa de pasearse con oros cojonudos (anillos, cadenas, colgantes, medallones y demás joyería de la época desvalijada a nuestros enemigos) conquistados en el combate; allí todo se nos fue confiscado. Lo único que nunca nos pudieron robar fueron nuestros COJONES.
A mis infantes no les advertí de mi plan para de alguna forma protegerles. También he de decir que tenía cierta prisa en huir de esa prisión infecta; mi ojete empezaba a escocer por tanto descomer la maldita salsa de yogurt turca y demás bazofia hereje. Dicen que el hambre agudiza el ingenio; a mí me lo agudizó el descomer esa porquería. Nuestro plan de fuga fue toda una pantomima coreografiada por el negraco (El rey de los niggas Mr. Chapman; se unió al plan tras sobornarle con una buena bellota de kifi que le saqué a un moro ladrón de su sucio culo; oferta que no pudo rechazar. Negro sí, pero buena persona y mejor ALFA. Lo del puntapié en los bajos fue por puro marrullerismo ibérico dejando claro quién mandaba en la cancha; no todo son crossover ankle breakings), Teje y un servidor. Huidas como la que llevamos a cabo son de las cosas que deberían ser recordadas, publicitadas y encumbradas por el Ministerio de Cultura, pero en España ya se sabe cómo funcionan las cosas. La amamos porque es lo único que tenemos, porque se han apropiado de ella hasta corromperla. Somos herederos de una HISTORIA, de un LEGADO, de una IDENTIDAD. Somos ESPAÑOLES, descendientes de una raza guerrera dispuesta al combate y a la GLORIA por naturaleza. El pueblo que olvida a sus héroes, mitología, legado etc. es basura, un pueblo débil, un pueblo en tensión consigo mismo. Los endófobos y demás fauna posmoderna que se miren al espejo y tengan cojones a encontrar en ellos un ápice de la fuerza de nuestros ancestros. Ellos aguantaban todo, defendía cada palmo de tierra como si fuera el último y no les tosía ni la puta que les parió. España siempre ha parido hombres armados aunque a día de hoy no quede ni la conciencia de la que fue nuestra identidad durante siglos. Hay que devenir en un puto Miguel de Cervantes, un puto Francisco de Quevedo. Guerrero y literato. Poeta y broncas maestro de la espada. La Hispanidad nos condiciona como españoles hijos de la Patria y en ella está todo contenido. El Siglo de Oro es nuestro.
Hombres como Millán-Astray sí; por cierto pariente mío lejano; linaje que se remonta a los supervivientes del Sitio de Sagunto. Todo un alfa con tan sólo 17 años le instruí en la filosofía de TEMPLO, CAFÉ QUIJANO, BMW y NIETZSCHE en los tiempos muertos de la defensa de San Rafael en las Filipinas combatiendo a los rebeldes tagalos bajo las órdenes del Capitán General de Filipinas, el General Polavieja. Quizás algún día Makinotixo os relate esa memorable crónica.
Sin embargo, algo se removió en mi interior y un halo helado recorrió mi mazada espalda pese a no decirles a los míos absolutamente nada en ese preciso instante. Ese tipo de “energía” que conjuró Olbap Sailselgi ya la había visto anteriormente, cuando en una de mis expediciones por la antigua Catay probé la droga Liao; nada que ver con las mierdas modernas burdamente sintetizadas o el kifi rifeño. Una droga que consigue aumentar el alcance de la conciencia humana mediante una aproximación consciente a la cuarta dimensión y a sus horrores cósmicos que en ella habitan. Y ciertamente esto era algo con lo que preocuparse ya que contra esto, la toledana y el arcabuz no eran rival. Sin embargo ahora era momento de celebrar nuestra victoria y clamar al cielo que estábamos vivos y éramos LIBRES.
En esa mugrienta celda no nos dejamos doblegar, más fue una total demostración empírica de hombría curtida y señorío con solera la que demostramos con empaque al así malvivir. Lo que nos define como ALFAS, heroicos vencedores de la muerte no es sino la tosca y recia estampa de pasearse con oros cojonudos (anillos, cadenas, colgantes, medallones y demás joyería de la época desvalijada a nuestros enemigos) conquistados en el combate; allí todo se nos fue confiscado. Lo único que nunca nos pudieron robar fueron nuestros COJONES.
A mis infantes no les advertí de mi plan para de alguna forma protegerles. También he de decir que tenía cierta prisa en huir de esa prisión infecta; mi ojete empezaba a escocer por tanto descomer la maldita salsa de yogurt turca y demás bazofia hereje. Dicen que el hambre agudiza el ingenio; a mí me lo agudizó el descomer esa porquería. Nuestro plan de fuga fue toda una pantomima coreografiada por el negraco (El rey de los niggas Mr. Chapman; se unió al plan tras sobornarle con una buena bellota de kifi que le saqué a un moro ladrón de su sucio culo; oferta que no pudo rechazar. Negro sí, pero buena persona y mejor ALFA. Lo del puntapié en los bajos fue por puro marrullerismo ibérico dejando claro quién mandaba en la cancha; no todo son crossover ankle breakings), Teje y un servidor. Huidas como la que llevamos a cabo son de las cosas que deberían ser recordadas, publicitadas y encumbradas por el Ministerio de Cultura, pero en España ya se sabe cómo funcionan las cosas. La amamos porque es lo único que tenemos, porque se han apropiado de ella hasta corromperla. Somos herederos de una HISTORIA, de un LEGADO, de una IDENTIDAD. Somos ESPAÑOLES, descendientes de una raza guerrera dispuesta al combate y a la GLORIA por naturaleza. El pueblo que olvida a sus héroes, mitología, legado etc. es basura, un pueblo débil, un pueblo en tensión consigo mismo. Los endófobos y demás fauna posmoderna que se miren al espejo y tengan cojones a encontrar en ellos un ápice de la fuerza de nuestros ancestros. Ellos aguantaban todo, defendía cada palmo de tierra como si fuera el último y no les tosía ni la puta que les parió. España siempre ha parido hombres armados aunque a día de hoy no quede ni la conciencia de la que fue nuestra identidad durante siglos. Hay que devenir en un puto Miguel de Cervantes, un puto Francisco de Quevedo. Guerrero y literato. Poeta y broncas maestro de la espada. La Hispanidad nos condiciona como españoles hijos de la Patria y en ella está todo contenido. El Siglo de Oro es nuestro.
Hombres como Millán-Astray sí; por cierto pariente mío lejano; linaje que se remonta a los supervivientes del Sitio de Sagunto. Todo un alfa con tan sólo 17 años le instruí en la filosofía de TEMPLO, CAFÉ QUIJANO, BMW y NIETZSCHE en los tiempos muertos de la defensa de San Rafael en las Filipinas combatiendo a los rebeldes tagalos bajo las órdenes del Capitán General de Filipinas, el General Polavieja. Quizás algún día Makinotixo os relate esa memorable crónica.
Sin embargo, algo se removió en mi interior y un halo helado recorrió mi mazada espalda pese a no decirles a los míos absolutamente nada en ese preciso instante. Ese tipo de “energía” que conjuró Olbap Sailselgi ya la había visto anteriormente, cuando en una de mis expediciones por la antigua Catay probé la droga Liao; nada que ver con las mierdas modernas burdamente sintetizadas o el kifi rifeño. Una droga que consigue aumentar el alcance de la conciencia humana mediante una aproximación consciente a la cuarta dimensión y a sus horrores cósmicos que en ella habitan. Y ciertamente esto era algo con lo que preocuparse ya que contra esto, la toledana y el arcabuz no eran rival. Sin embargo ahora era momento de celebrar nuestra victoria y clamar al cielo que estábamos vivos y éramos LIBRES.
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Re: La verdadera historia de Terco_viejo
Hernanxd16 escribió:Esto me imagino no quedará impune, llegará el asedio a Constantinopla.
Paciencia camarada rodelero, la venganza se sirve en platos fríos.
Por cierto, podrías narrar cómo sobreviviste al asedio de Castelnuovo y conseguiste escapar de los sucios turcos hasta que te encontramos en el mar durante nuestra huida de la prisión (pequeño spoiler). Así amenizamos la espera hasta que escriba el siguiente capítulo de nuestra historia de alfas.
Terco_Viejo escribió:+1 por los recuerdos.
Huidas como la que llevamos a cabo son de las cosas que deberían ser recordadas, publicitadas y encumbradas por el Ministerio de Cultura, pero en España ya se sabe cómo funcionan las cosas. La amamos porque es lo único que tenemos, porque se han apropiado de ella hasta corromperla. Somos herederos de una HISTORIA, de un LEGADO, de una IDENTIDAD. Somos ESPAÑOLES, descendientes de una raza guerrera dispuesta al combate y a la GLORIA por naturaleza. El pueblo que olvida a sus héroes, mitología, legado etc. es basura, un pueblo débil, un pueblo en tensión consigo mismo. Los endófobos y demás fauna posmoderna que se miren al espejo y tengan cojones a encontrar en ellos un ápice de la fuerza de nuestros ancestros. Ellos aguantaban todo, defendía cada palmo de tierra como si fuera el último y no les tosía ni la puta que les parió. España siempre ha parido hombres armados aunque a día de hoy no quede ni la conciencia de la que fue nuestra identidad durante siglos. Hay que devenir en un puto Miguel de Cervantes, un puto Francisco de Quevedo. Guerrero y literato. Poeta y broncas maestro de la espada. La Hispanidad nos condiciona como españoles hijos de la Patria y en ella está todo contenido. El Siglo de Oro es nuestro.
Se me acaba de erectar el miembro viril hasta unos niveles que ni las torres de Kuala Lumpur. Señores, grabaros estas palabras a fuego, cada letra vale oro. Por cosas como esta me animé a narrar la crónica de nuestro amado líder, para que estas enseñanzas jamás cayesen en el olvido.
BMW, MUAY THAI, CASH, TEMPLO, KIFA, BRONCAS, FILOSOFÍA, GOLDEN, MAZADURA TATUADA, BRAVUCONERÍA, CARÁCTER PENDENCIERO, ANDARES DE CHULO EMPOTRADOR. Estas son las directrices. Tomad estas palabras, asimiladlas en vuestra forma de vida y aplastad con ellas a los enemigos de la hispanidad, y a los betas ponedlos en su sitio. Reventad la discoteca bien encamisados con la cara de verraco bien imponente, seduciendo a las chorbas con tu meneo de caderas + golden + dotes de dandy comediante; y a tirar de barra de hierro + vizcaína contra el beta/hereje/infiel que pretenda quitarte el ligue, o que simplemente se cruce en tu camino.
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Re: La verdadera historia de Terco_viejo
makinotixo escribió:Por cierto, podrías narrar cómo sobreviviste al asedio de Castelnuovo y conseguiste escapar de los sucios turcos hasta que te encontramos en el mar durante nuestra huida de la prisión (pequeño spoiler). Así amenizamos la espera hasta que escriba el siguiente capítulo de nuestra historia de alfas.
Muy bien, luego del asedio estaba herido, sí, los infieles me atacaron en grupo, una de sus tacticas que demuestran que carecen de los COJONES necesarios para enfrentarse a un soldado del ejercito imperial. Logré derribar a más de cien de ellos antes de caer al suelo. Aún desde allí maté al menos a otros veinte. Cuando se retiraron de la ciudad, me levanté del suelo junto con algunos soldados. La razón por la que no me vieron luego de eso era que la pila de cuerpos otomanos era tan grande que Castelnuovo parecía estar dividido en dos y no se veía de un lado hacia el otro. Tras unos días cuando se acabaron las provisiones, fui con algunos hombres a buscar comida, y al volver, vi en el lugar soldados turcos haciendo guardia.
Rompí con los puños unos árboles para fabricar un ariete para abrir las puertas. Los turcos, al ver que había un puñado de guerreros aún con vida, cerraron las puertas por miedo, algo incomprensible para alguien que ha conocido a Terco y ha estado en sus filas. Una vez que se abrieron las puertas, los otomanos no tenían donde ir, o morian por nuestras espadas, o por el veneno los cuerpos de sus compañeros, ya en descomposición. Se rindieron y suplicaron por su vida. Ni siquiera sabía que hacer con ellos, por lo que les dije a mis compañeros podían cualquier hacer cosa para deshacerse de ellos. No encontré rastro de Hijodeleon por ahí. Solo encontré los cuerpos de los 22 piqueros ejecutados, a los cuales enterré cerca del templo.
Una vez asegurada la fortaleza, lanzamos los cuerpos podridos fuera de las murallas, usando los cañones. Un puñado de hombres fue a rastrear en que dirección se fueron los otomanos. Cuando volvieron, supe que se dirigian a lo que los infieles llaman Estambul, antaño la gran ciudad de Constantinopla, uno de los lugares más hermosos del mundo y probablemente, con las mejores defensas. Exploramos el mar, a ver si encontrabamos algo. Con suerte estaría aún allí el barco que los transportaba, ya que los turcos se pierden con facilidad.
Tras unos días de andar navegando, nos encontramos con una balsa en la que iban 4 personas. Los reconocí al instante: Eran Terco, Makinotixo y Erianor, y estaban acompañados de alguien más. Subieron al galeón, y lo primero que hizo Terco fue ir a la zona de entrenamiento, ya que había perdido algo de masa muscular haciendo las mariconadas que los otomanos llaman trabajos pesados, y se puso a levantar una barra de metal de 500Kg en cada brazo, lo que era un calentamiento para él.
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Re: La verdadera historia de Terco_viejo
+1 Hernan, actos como el que llevaste a cabo son los que definen tu naturaleza de ALFA, porque desde ese preciso instante pudiste sentirte nuevamente perteneciente al primer cuerpo de piqueros del Tercio Viejo.
Por lo que me toca procederé a desvelar el porqué Teje nos ayudó en la huida; pero para eso tenemos que remontarnos un tiempo atrás.
Corría el año del Señor 1170 tiempo de las Grandes conquistas de Ultramar. En aquel momento me encontraba en León dándoles duro a los Almohades, acometida tras acometida disputando nuestra cruzada particular contra el hereje. El Rey Fernando II de León después de encomendarme junto con 12 compañeros caballeros la defensa de Cáceres, crea la Orden de Santiago en la que inmediatamente después de rendir la urbe hago ingreso. Posteriormente mi maestre Pedro Fernández de Castro me cuenta que un mercader sefardí de la judería de Salamanca le hace saber de la existencia de una sustancia alquímica que transmuta de forma flamígera cuando se le prende con fuego denominado en el este medicina de fuego 火药/火藥. Este mercader obtiene a su vez esa información gracias al contacto de la comunidad Kai Fong en Catay vía rutas comerciales.
Claramente esta sustancia podría ser de gran utilidad si se emplease contra los invasores almohades. Por lo tanto se me encomendó la tarea de escoltar a un mercader y comerciante de piedras preciosas, Benjamín de Tudela asiduo de estas rutas y así investigar la naturaleza de la medicina de fuego.
En otra ocasión profundizaré en mis viajes por la antigua Catay, dónde aparte de la pólvora; descubro la droga Liao y el loto negro. Ahora es momento de saber cómo conocí a Teje.
Acompañando a Benjamín de Tudela partimos los dos y recorremos Zaragoza, Tortosa, Tarragona, Barcelona penetrando en Provenza a través de Gerona. Nos embarcamos en Marsella rumbo a Génova, con destino Pisa, Lucca y finalmente a Roma. Dejamos Roma y nos encaminamos hacia el sur, llegando a Salerno. Embarcamos nuevamente en Otranto, pasando por la isla griega de Corfú, en el mar Jónico, y Arta. Atravesamos Grecia y nos detenemos en Constantinopla. Cruzamos el mar Egeo hasta Chipre. Ya en tierra firme, pasamos por Antioquía, Sidón y Tiro, entrando en Palestina por Acre, en aquellos momentos en manos de los cruzados. Llegamos a Jerusalem y me entero que las rutas comerciales hacia el Este están bloqueadas debido al avance del ejército de Saladino, el cual tendría la intención de invadir la ciudad santa en breve. En la taberna oigo a unos infantes hablar de que el Rey Balduino precisa de hombres de armas para una contraofensiva y que desde luego la suma por los servicios de mercenario era suculenta; es aquí donde dejo a salvo y a la espera a Benjamín en la ciudad y me enrolo en las huestes cruzadas. Los ejércitos de ambos bandos colisionan entre Jerusalem y Ascalón en un punto en el que años después se conocerá como la Batalla de Montgisard.
Es aquí donde le salvé la vida a Teje antes de que un sucio mameluco se la arrebatase. Tras la victoria, un Teje agradecido me invita a su Castillo de Ibelin donde entablamos amistad fraternal tras el bebercio y la orgía. Al día siguiente me despido de Teje tras hacerme saber que en caso de que algún día necesitase de su ayuda, éste no dudaría en sellar su deuda con gallardía presta. Liberada las fronteras y con paso sin peligro nos dirigimos hacia Bagdag y de allí hacia la misteriosa Catay; pero esa ya es otra historia.
Cuéntales detalladamente y con todo lujo de detalles a todos cómo aconteció esa batalla que libramos e informales de tus orígenes mi querido Teje Señor de Ibelin y Ramala, Alfa y Dandy a partes iguales.
Por lo que me toca procederé a desvelar el porqué Teje nos ayudó en la huida; pero para eso tenemos que remontarnos un tiempo atrás.
Corría el año del Señor 1170 tiempo de las Grandes conquistas de Ultramar. En aquel momento me encontraba en León dándoles duro a los Almohades, acometida tras acometida disputando nuestra cruzada particular contra el hereje. El Rey Fernando II de León después de encomendarme junto con 12 compañeros caballeros la defensa de Cáceres, crea la Orden de Santiago en la que inmediatamente después de rendir la urbe hago ingreso. Posteriormente mi maestre Pedro Fernández de Castro me cuenta que un mercader sefardí de la judería de Salamanca le hace saber de la existencia de una sustancia alquímica que transmuta de forma flamígera cuando se le prende con fuego denominado en el este medicina de fuego 火药/火藥. Este mercader obtiene a su vez esa información gracias al contacto de la comunidad Kai Fong en Catay vía rutas comerciales.
Claramente esta sustancia podría ser de gran utilidad si se emplease contra los invasores almohades. Por lo tanto se me encomendó la tarea de escoltar a un mercader y comerciante de piedras preciosas, Benjamín de Tudela asiduo de estas rutas y así investigar la naturaleza de la medicina de fuego.
En otra ocasión profundizaré en mis viajes por la antigua Catay, dónde aparte de la pólvora; descubro la droga Liao y el loto negro. Ahora es momento de saber cómo conocí a Teje.
Acompañando a Benjamín de Tudela partimos los dos y recorremos Zaragoza, Tortosa, Tarragona, Barcelona penetrando en Provenza a través de Gerona. Nos embarcamos en Marsella rumbo a Génova, con destino Pisa, Lucca y finalmente a Roma. Dejamos Roma y nos encaminamos hacia el sur, llegando a Salerno. Embarcamos nuevamente en Otranto, pasando por la isla griega de Corfú, en el mar Jónico, y Arta. Atravesamos Grecia y nos detenemos en Constantinopla. Cruzamos el mar Egeo hasta Chipre. Ya en tierra firme, pasamos por Antioquía, Sidón y Tiro, entrando en Palestina por Acre, en aquellos momentos en manos de los cruzados. Llegamos a Jerusalem y me entero que las rutas comerciales hacia el Este están bloqueadas debido al avance del ejército de Saladino, el cual tendría la intención de invadir la ciudad santa en breve. En la taberna oigo a unos infantes hablar de que el Rey Balduino precisa de hombres de armas para una contraofensiva y que desde luego la suma por los servicios de mercenario era suculenta; es aquí donde dejo a salvo y a la espera a Benjamín en la ciudad y me enrolo en las huestes cruzadas. Los ejércitos de ambos bandos colisionan entre Jerusalem y Ascalón en un punto en el que años después se conocerá como la Batalla de Montgisard.
Es aquí donde le salvé la vida a Teje antes de que un sucio mameluco se la arrebatase. Tras la victoria, un Teje agradecido me invita a su Castillo de Ibelin donde entablamos amistad fraternal tras el bebercio y la orgía. Al día siguiente me despido de Teje tras hacerme saber que en caso de que algún día necesitase de su ayuda, éste no dudaría en sellar su deuda con gallardía presta. Liberada las fronteras y con paso sin peligro nos dirigimos hacia Bagdag y de allí hacia la misteriosa Catay; pero esa ya es otra historia.
Cuéntales detalladamente y con todo lujo de detalles a todos cómo aconteció esa batalla que libramos e informales de tus orígenes mi querido Teje Señor de Ibelin y Ramala, Alfa y Dandy a partes iguales.
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