por Kharfax Jue Oct 30, 2014 11:30 am
Bueno, visto que ha pasado un día y gran khan no posteó, procedo a hacerlo yo (me parece que tendriamos que establecer una regla de un día y se va al siguiente en la lista):
El antiguo mapa descansaba sobre una pulida mesa de caoba.
Kharfax, rey de Imagu y Señor de Tetópolis lo miraba atentamente , lo cual llevaba haciendo las ultimas tres horas.
Su pequeño reino costero figuraba al sur del gastado mapa. Observó la posición de las otras potencias del mapa. Un sin fin de pequeños ducados, reinos en decadencia, caudillos y otros señores menores se interponian entre cada uno, pero sin duda las cuatro potencias que marcarían el destino de esta tierra iban a ser, por un lado el Imperio de Provincias Unidas Argentinas, esos hombres orgullosos, donde cada uno valía lo mismo que el otro, se encontraban recluidos en la gran isla del este, hombres y mujeres valientes, "pero también cuando cada hombre se cree igual al otro, tardan mucho en decidir las cosas, dado que todos quieren dar su opinión", pensó Kharfax.
Por ahora no importaba mucho para Tetópolis, se encontraban muy lejos, todavía recluidos en su isla, que ni siquiera habían podido conquistar completamente.
Los que los preocupaban eran los otros dos reinos, por un lado estaba la Nación de Juggle, gobernada con mano de hierro por Prefiriyo, el cual se encontraba al oeste de Tetópolis y su poder económico era muy importante como para dejarlo de lado (cultivo). Kharfax dudó entre si su lider elijiría avanzar rápidamente conquistando regiones o si preferiría reforzar sus fuezas.
Finalmente, el otro reino, el Khanato Pereúcyda, el más alejado de Tetópolis se encontraba en el extremo del mapa, al igual que la Nación de Juggle, era gobernada con mano de hierro, y si bien no tenía fuerzas para ser considerada una nación agresiva, se dice que las murallas del Khanato jamás serían tomadas mientras haya un hombre vivo en Perlea.
Kharfax suspiró y y perezosamente barrió con la mirada su propio reino. Un reino pacífico, poco después de su fundación inició como una monarquía, en ese período el Reino de Imagu se extendía por todo el continente, hoy en día con la pérdida de poder de la monarquía y esto debido a líderes ineptos y corruptos, el territorio de Imagu se redujo a una porción minúscula del mapa.
Kharfax sabía que no podía sobrevivir sólo, las antiguas tropas imperiales habían desaparecido, sin embargo el poderío militar de Imagu se mantenía en sus tropas actuales, especialmente en los Mosqueteros Reales, un grupo militar donde los padres servían junto a los hijos, y estos a su vez le pasaban las enseñanzas a sus hijos cuando llegara el momento. Una fuerza verdaderamente de temer... pero con soldados solamente no se defiende un reino, se necesita una fuerza productiva, un pueblo feliz, una sociedad en equilibrio. Su reino era poderoso, pero lo que le lograda en poderio militar, le faltaba en poder económico, quizás necesitaría encontrar algún socio que buscara protección a cambio de ayuda.
Los primeros años del reinado de Kharfax no fueron fáciles, guerras internas precedieron su reinado, un bando apoyaba a un pretendiente, mientras que otro apoyaba a otro. Buenos hombres ambos, ambos creían firmemente en que su liderazgo era la solución para Imagu. Los hombres cansados, las mujeres febriles, y los niños muertos. Ése era el panorama cuando Kharfax apareció, hijo ilegítimo del anterior rey: Iuyrn el sábio, muerto por intrigas ocultas que todavía permanecían ocultas.
Kharfax suspiró, si algún interés tenía en devolver su reino a la antigua gloria, más le valía tener una casa con buenos cimientos, de nada vale avanzar si dejas un reguero de miseria en tu hogar.
- ¿Señor? - Murmuró Mortym, uno de los antiguos pretendientes al trono - ¿Cuál es el plan?
- El plan es avanzar y destruir los reinos, hasta llegar al punto estratégico - dijo Fren, el otro antiguo pretendiente. "Punto Estratégico" era un nombre de fantasía que le habían puesto a su plan, quizás podía parecer excesivo tanto cuidado en su propio despacho, pero los mismos asesinos que mataron a su padre, podrían minar sus planes.
- No - es hora de conocer a nuestro vecinos y ver quien puede ayudarnos. Envía un emisario al Imperio de Provincias Unidas Argentinas. Es hora de conocernos mejor. (Si Íbero me dice que no se puede, fabrico una granja)