Bueno, este es mi primer AARs, es de una partida que básicamente esta acabada, aunque me voy a tomar bastantes libertades respecto a la partida, para una mayor riqueza literaria, dentro de mis escasas posibilidades claro. El AARs, no esta terminado a diferencia de la partida, pero ya tengo nociones generales, solo queda hilar la historia, sin mas preámbulos inútiles, espero que les guste, esta prorroga o presentación de la historia.
PROLOGO:
Antiguamente los mercenarios solían llevar sus familias consigo allí donde hubiera trabajo, o en ocasiones los asentaban en las ciudades a cuyos reinos prestaban servicio, algo que no era precisamente estable, mas de una vez habían empacado lo poco que tenían y podían llevar consigo, partiendo a los reinos vecinos según fuera la ocasión. Nunca solos, si no que se agrupaban en pequeñas banda, de esa forma era mas fácil sobrevivir el camino y ganaban mas dinero al ser mas los hombres que prestaban servicio.
Esta era toda la expectativa de vida que podía tener Bjornen, hijo del mercenario Horik y cuyo linaje de mercenarios se remontaba a las primeras incursiones nórdicas en tierras vaegires. Bjornen nació como no, en un campo de batalla, mientras su madre lo paria en el campamento del ejercito del Norte, su padre rebana las patas de cuanto caballo swadiano se le cruzara, padre e hijo tendrían su primer encuentro apenas hora después, ambos llenos de sangre ajena y trayendo muerte a su paso, las parteras describieron el nacimiento de Bjornen como el mas sangriento y doloroso que había presenciado, la pobre chica no pudo sobrevivir, muriendo agonicamente.
Acusándolo de estar maldito se negaron a amantarlo y limpiarlo, así lo encontró Horik, entre harapos ensangrentados de las entrañas de la que fuera su tercera esposa, le sonrió al pequeñajo que lloraba sin ton ni son, era un bastardo duro y saludable, una lastima por la muchacha, pero la muerte siempre estaba presente en la vida de un mercenario, si no era la propia vida que se perdía, era la de un compañero de armas, la de un amigo, un familiar o mejor aun, la de un enemigo.
La educación de Bjornen fue como no dura, su padre solo lo instruía en todas las formas de luchas, tanto con armas como sin ellas, sus elogios eran simples y sus reprimendas, brutales, esto forjo el carácter de Bjornen, era severo consigo mismo, siempre buscando mejorar para obtener la aprobación de su padre.
Su primera batalla fue a los diez años, sirviendo como re ponedor de flechas para los arqueros, llevándole ademas agua y vendajes a los heridos, con diez años vio muertes y desmembramientos por doquier, nada extraño para alguien que creció en el campamento, tanto así que llego a desarrollar conocimientos médicos bastante rudimentarios pero que podían salvar la vida en momentos críticos, su primera participación en el frente fue a los trece años, lo normal seria a los diecisietes pero Bjornen era mas robusto y fuerte que la mayoría de jóvenes, de ahí dicha excepción, a diferencia de otros, no se sentía asustado, sino que estaba en su elemento, había sido criado para vivir en los campos de batalla, ya había visto lo que la guerra hacia a los hombres.
A pesar de que el ejercito al que servia, perdió la batalla, Bjornen se lucio matando a un Noble enemigo que viéndolo tan joven dudo un segundo, eso fue todo, al segundo siguiente tenia una espada rajándole el vientre y perdiendo la vida, Bjornen le corto el dedo en el que portaba un anillo, era su trofeo, en las siguientes dos horas mato a seis hombres mas, a dos en combate singular, a la noche el campamento vitoreaba las hazañas del joven mercenario, sin duda toda una promesa, un debut soñado, mientras otro estaría vomitando en algún rincón por la experiencia vivida, Bjornen estaba exultante, el Comandante Olaf en persona le había entregado una bolsa con unos trescientos denares por la eliminación del Noble enemigo.
Así pasaron los años entre batallas y largas campañas.
A sus veintiún años llegaría el evento que mas lo marcaría, su padre Horik moría de la forma mas insólita, por vejez y en cama, algo digno de mención considerando sus mas de cuarenta años de servicio en los campos de batalla, esto era una cosa que muy pocos mercenarios podrían aspirar, como manda la costumbre fue incinerado en una pira con todos los honores, mucho mejor que ser enterrado y olvidado en una fosa común.
Aunque no había una jerarquía estrictamente establecida, el anciano Horik era considerado un líder, dada su experiencia y capacidad, a su muerte el liderazgo caía en nada mas y nada menos que Bjornen que a pesar de su juventud ya podía ser considerado todo un veterano, porque había sobrevivido mas batallas de las que se pudieran contar.
Capitulo Uno
Doscientos hombres y mujeres de todas las edades y etnias se había congregado a las faldas de la montaña Jelbegi para escuchar la arenga de su joven líder, pues toca decidir un nuevo mecenas, en una improvisada tarima un joven de unos veinte años levanta su mano en orden de silencio para comenzar a hablar.
-La guerra entre el Norte y Swadia, llega a su fin, y los norteños no tienen mas planes de campaña en lo que resta del año, y creo que todos estamos de acuerdo que eso no es bueno para el bolsillo- Los hombres asienten y cuchichean en señal de aprobación, el joven vuelve a levantar levemente su brazo para callar la multitud, vuelven a a oírlo atentos. -Por tanto, es mi decisión ofrecer mis servicios a los vaegires que se defienden de una invasión Khergita, todo el que quiera seguirme es libre de hacerlo, el que no, aquí se separan nuestros caminos- Los hombres siguieron expectantes a sus palabras, ninguno se movió de su sitio - El salario serán ciento veinte monedas mensuales por cabeza, mas beneficios por méritos, lo de siempre vamos - Los soldados volvieron a consultar entre ellos el joven sin dar orden de silencio retomo la palabra con energía haciendo que su voz retumbara hasta el ultimo recoveco del campamento- Partimos mañana al alba, estén preparados, llevaremos la muerte a nuestros enemigos y la gloria a nuestros aliados !! - los hombres parecieron poseídos por auténticos demonios y comenzaron a gritar como si no hubiera un mañana el nombre de su líder, aquel que siempre los guiaba a la victoria, al que le debían una lealtad que va mas allá de la hermandad- Viva Bjornen !!! Bjornen !!! Por la victoria ! - Y así transcurrió el resto del día, los mercenarios preparando sus pocas posesiones para un largo viaje a través del Bosque Mechin hacia tierras vaegires donde se reunirían con otras bandas mercenarias y el ejercito regular, iniciando así las campañas de invierno.
El joven líder bajo de la tarima precedido por sus capitanes y allegados en dirección a su tienda de campaña, ubicada en la zona mas alta del campamento mientras daba instrucciones- Quiero que las mujeres y niños estén preparados, o nos siguen el ritmo o los dejamos atrás, enfermos y heridos se quedan, no podemos llevárnoslos- y así con otras tantas ordenes, las fue despachando con sus capitanes correspondientes para tener todo preparado para su inminente marcha.
Pese a no saber leer o escribir Bjornen había crecido en un campamento militar desde su mas tierna infancia, sabia de memoria todo lo que debía tenerse en cuenta, desde la alimentación, pago de tropas, inventarios, reclutamiento, entrenamiento y como no batallar, delegaba el tema de contratos y escrituras a sus tenientes y allegados capaces para tales tareas, aunque había comenzado a aprender por su propia cuenta en sus ratos libres. A diferencia de otras bandas mercenarias, la tropa de Bjornen era eficiente y a la hora de marchar, las mujeres y niños no ralentizaban su marcha, de esa manera pudieron cruzar el bosque de Mechin en menos de tres días y estar en el punto de reunión acordado por el ejercito Vaegir, cercano a la ciudad de Reyvadin una semana antes de lo pactado, dándole a la banda mercenaria días libres, que aprovecharon en recorrer las zonas cercanas al campamento, algunos incluso se aventuraron a la ciudad, aunque todo eso bajo la estricta orden de que al menor problema causado serian expulsados de la banda, eso detenía cualquier impulso de pillaje y correrías contra la población local. Bjornen debía ultimar detalles y concretar el trato con los lideres vaegires, acompañado por sus dos capitanes de mayor confianza, el veterano y amable Bunduk y el joven severo Lezalit, esos dos eran como el agua y el aceite, no podían estar solos sin llevarse a las manos, no obstante ambos podían ofrecerle a Bjornen consejos que aunque a veces eran opuestos seguían un mismo fin, lo mejor para el campamento.
Así pues partieron hacia la capital Vaegir donde tendrían audiencia con el Mariscal en funciones Vlan o con alguno de sus subalternos, el camino fue silencioso, teniendo por sonido de fondo las pisadas de los caballos, Bunduk y Lezalit no dignaban palabra y esperaban atentos algún desliz del toro para sacarlo a relucir, mirando cada uno en dirección opuesta, Bjornen mas meditabundo no estaba de ánimos para iniciar una reyerta entre sus compañeros, pasado un rato llegaron a las puertas, tres tipos que iban juntos pero con miras de ir cada uno por su lado, luego de los controles rutinarios por parte de los soldados de la puerta, fueron guiados por uno de ellos a los barracones reales donde daría lugar la entrevista.
Una vez les hicieron pasar al escritorio se encontraron con un hombre rechoncho de cara roja y regordeta, resoplaba al hablar y sudaba a mares a pesar de ser inicios de invierno, Bjornen tomo asiento frente al tipo que se dio a conocer como Mleza, encargado administrativo del ejercito regular del Reino Vaegir, luego de las pertinentes presentaciones, Mleza le dio a Bjornen un papel con todos los detalles del contrato, el cual sin mirarlo lo cedió a Lezalit, este mas ducho que su líder en estas cosas, leyó rápido los puntos mas importantes y frunció el seño en desaprobación, gruñendo.
-Solo Diez mil denares por nuestros servicios, eso son cuatro mil menos de lo que se pacto anteriormente !- Bjornen hizo un ademan para calmar a su camarada, Lezalit era demasiado explosivo, Bunduk amenizo.
-Estoy seguro que el hermano Mleza tiene explicación para este malentendido- Los tres miraron fijamente al susodicho, que no supo elegir cual era el mas peligroso, aunque Bunduk fue cortes, y no emanaba enojo alguno, Mleza sentía que con esa misma sonrisa lo podría atravesar con una espada, por otro lado el a todas luces enojado Lezalit hervía en ira y ganas de estrangularlo si sus compañeros se lo permitían, pero el que mas temor le daba era el líder de ese extraño par, que sin hacer mueca ninguna lo intimidaba mas que ningún otro, sus ojos eran los de un tigre observando fijamente a su presa, pareciera que si no tenia cuidado liberaría una bestia, sudando y resoplando aun mas se apresuro a explicar antes que alguno de los tres lo asesinara en el acto
-P-por su-ppuesto, esto no es algo fijo... todavía se p-puede cambiar... he, me dicen que se acordó cuatro mil denares mas ¿verdad? - antes que el hombre puerco dijera algo mas Bjornen acoto.
-Que sean ocho mil mas, por las molestias y los quiero ahora mismo- Mleza sudo en frió, no estaba autorizado a pagar mas de catorce mil denares, lo de rebajar la paga por contrato era una táctica de los vaegires para sacarle dinero a los mercenarios, si estos no reclamaban en el momento, simplemente recibirían menos de lo estipulado, pero este joven no solo le reclamaba lo pactado, si no aun mas; y como Mleza se negara sentía y quizá tenia la certeza deque no viviría para contarlo, casi atragantándose consiguió murmurar.
-C-cla-ro, haré el.... contrato correspondien-te- Saco otro papel y comenzó a redactarlo bajo la atenta mirada de aquellos tres diablos, una vez termino se lo paso lentamente a Bjornen como si temiera ser mordido, este sin siquiera separar su vista de Mleza y sin mirar papel ninguno lo entrego nuevamente a Lezalit, que tras mirarlo con detalle, mas tiempo del que a Mleza le hubiera gustado, dado que seguía bajo la mirada del joven líder, sonrió satisfecho y asintiendo airadamente.
-Esto ya me gusta bastante mas, si hasta nos aumento la tasa por merito, jajajaja- solo entonces Bjornen y Bunduk que tampoco había perdido detalle de Mleza cesaron su guerra mental, Bunduk sonrió escuetamente, mientras Bjornen se limito a levantarse y tenderle la mano a Mleza - Que la fortuna te sea propicia en la batalla - Mleza apenas dio crédito a lo que veía, hacia nada mas que unos segundos atrás, sentía una presión inmensa proveniente del joven que pareciera una bestia enjaulada, ahora aunque sin cambiar el tono, solo veía un joven bastante jovial con el que podría charlar de los temas mas intrascendentes del mundo, sin duda extraño carisma el que poseía ese joven. Terminado el tema del contrato, el trió deshacía el camino andado en dirección al campamento, nuevamente en completo silencio, pero el humor de los tres era bastante mejor que a la llegada, Bunduk tarareaba una canción obscena que se aprendió de un Sarrani en una se sus primeras campañas, Lezalit en cambio iba limpiando una de sus dagas con un paño enrojecido seguramente de sangre seca, Bjornen seguía en silencio mirando el árido paisaje Vaegir que consistía en bosques desnudos y nieve sucia de los caminos.
Una vez llegado al campamento dieron parte a los hombres del nuevo contrato establecido, obviando minucias como intimidar al noble a cargo de los mismos claro, los soldados vitorearon a sus lideres, un buen contrato podía significar la diferencia la diferencia entre la vida y la muerte en escases de trabajo, todo eso siempre que el mercenario ahorrara una parte del mismo para tiempos de necesidad, de hecho en la banda de Bjornen los lideres guardaban todo el dinero generado, entregando solo una parte en los días de paga o el total en caso que el mercenario se retirara del grupo, y si fuera muerto en combate la mitad era destinado a la familia si la tenia, de esta forma Bjornen se aseguraba que sus hombres no se gastaran todo el dinero de un mes en tres días a base de putas y alcohol, algo frecuente en otros grupos. Era claro, el dinero generado por los mercenarios iba dedicado a reparar armaduras, curar los heridos y alimentar a los numerosos bastardos que estos tenían con las mujeres del campamento, mucho de los cuales eran futuros mercenarios que perpetuarían la existencia de la banda.
Los siguientes días del campamento transcurrieron sin pena ni gloria, los mercenarios compraron sendas cantidades de lana para equiparse contra la nieve y el duro invierno Vaegir que los esperaba en la campaña venidera, el campamento fue creciendo en tamaño según se acercaba la fecha pactada, las diversas bandas mercenarias fueron acoplándose al ya montado campamento de Bjornen y su gente, los grupos mercenarios mas grandes para diferenciarse solían levantar estandarte o banderas en sus tiendas de campaña, esto era un símbolo de poder y prestigio entre mercenarios, los hombres de Bjornen comenzaron a desplegar con un orgullo y fanatismo sus banderas identificadoras, un Oso Negro sobre un fondo amarillo. Los diversos estandartes y banderas de diversos grupos podían distinguirse desde la lejanía, aunque había tres que destacaban sobre el resto y todo mercenario sabia como se llamaba el grupo y quien era su líder solo con ver el estandarte, los "Unicornios Morados" de Mirlo, los "Calzapeludas" de Varstaag y finalmente los "Osos Asesinos" de Bjornen.
La noche anterior al primer día de Campaña, Varstaag, el de mayor edad entre los lideres mercenario llamo a un consejo de guerra, no tardaron en acudir Bjornen y algunos lideres de menor categoría, aunque Mirlo no se a presento hasta pasados unos minutos de la hora acordada acomodándose el cinturón y las calzas, probablemente habría estado ocupado con una fémina del campamento, Varstaag quien presidia la charla lo miro con enojo.
-A buenas horas llegas incompetente, bueno como sea, toma asiento, todavía no comenzamos- Sin esperar que el susodicho contestara continuo con su discurso -Volviendo al tema que nos trae aquí esta noche, debemos elegir, como honra la costumbre, un líder entre mercenarios, para evitar conflictos entre los grupos, ya saben como va esto, o ¿todavía son bebes de pechos a los que hay que explicarles como funciona el mundo?- al decir esto se enfoco en Mirlo, que solo desvió la mirada restando le importancia y sonriendo con sorna.
-Dado que soy el de mayor edad, me ofrezco yo mismo al puesto, si alguien mas quiere ofrecerse adelante y haremos una pequeña elección, o nominen a alguien de interés- Los diversos lideres comenzaron a cuchichear, pero fueron acallados por la risa jocosa de Mirlo
-¿Y porque deberíamos hacer lo que dice un vejestorio como tu?, si solo eres un saco de huesos, ya tienes un pie sobre la tumba anciano, déjale esto a los que todavía tenemos esperanza de fama y gloria en este mundo y no en el venidero- Mirlo continuo riendo con ganas, Varstaag lo miro con rabia pero se contuvo, si tan solo fuera treinta años mas joven le estaría clavando un hacha en el cráneo a ese bocazas, pero la edad había calmado esas explosiones de ira juvenil, quien contesto esta vez fue Bjornen.
-¿Dime tu porque deberíamos seguirte, Mirlo? Cuantas veces tu grupo a llegado tarde a la Batalla solo para carronear lo que queda de los muertos, creo que el comentario de Varstaag al principio fue acertado, eres un incompetente, no pienso poner la vida de mis hombres en tus manos, deshonras la memoria de tu hermano que en paz descanse - Mirlo lo miro entre enojado y avergonzado, no era ningún secreto que la situación de los Unicornios Morados no era la mejor últimamente, mucho tenia que ver con la muerte de su anterior líder y la inexperiencia de Mirlo, antes que la cosa fuera a mayores Varstaag volvió a tomar la palabra.
-Calmaos ambos por favor, descarguen esa ira contra los enemigos de nuestros contratistas los khergitas, muchacho, dices verdad sobre que soy un anciano, pero estas equivocado en algo, todos los aquí presente tenemos un pie sobre la tumba, la muerte no distingue edades y géneros, deberías saberlo mejor que nadie como mercenario- Mirlo solo miro al piso apretando los puños, no olvidaría esta humillación.
-En cuanto a ti, Bjornen, estoy seguro que Mirlo es tan capaz como cualquiera de los aquí presente para dirigir su banda, todos tenemos una mala racha, no subestimes a nadie, tu padre no lo habría aprobado- Bjornen asintió al consejo, Varstaag era una leyenda viviente entre mercenarios y al igual que su padre acumulaba a sus espaldas muchos años como mercenario, sin ningún contendiente Varstaag fue aceptado por todos como el máximo representante de los mercenarios en esta campaña, el seria quien trataría personalmente con los lideres vaegires y se encargaría de dirigir las diversas bandas mercenarias como si fueran una sola unidad, de lo contrario un verdadero coas se podría formar en batalla si cada líder hacia lo que se le antojara, esa noche ningún hombre en el campamento durmió tranquilo, una nueva campaña empezaba, y eso significaba perdida de vidas, sangre y dolor, no importa que tantos años tenga uno como mercenario, siempre tiembla de incertidumbre la primera noche.
PROLOGO:
Antiguamente los mercenarios solían llevar sus familias consigo allí donde hubiera trabajo, o en ocasiones los asentaban en las ciudades a cuyos reinos prestaban servicio, algo que no era precisamente estable, mas de una vez habían empacado lo poco que tenían y podían llevar consigo, partiendo a los reinos vecinos según fuera la ocasión. Nunca solos, si no que se agrupaban en pequeñas banda, de esa forma era mas fácil sobrevivir el camino y ganaban mas dinero al ser mas los hombres que prestaban servicio.
Esta era toda la expectativa de vida que podía tener Bjornen, hijo del mercenario Horik y cuyo linaje de mercenarios se remontaba a las primeras incursiones nórdicas en tierras vaegires. Bjornen nació como no, en un campo de batalla, mientras su madre lo paria en el campamento del ejercito del Norte, su padre rebana las patas de cuanto caballo swadiano se le cruzara, padre e hijo tendrían su primer encuentro apenas hora después, ambos llenos de sangre ajena y trayendo muerte a su paso, las parteras describieron el nacimiento de Bjornen como el mas sangriento y doloroso que había presenciado, la pobre chica no pudo sobrevivir, muriendo agonicamente.
Acusándolo de estar maldito se negaron a amantarlo y limpiarlo, así lo encontró Horik, entre harapos ensangrentados de las entrañas de la que fuera su tercera esposa, le sonrió al pequeñajo que lloraba sin ton ni son, era un bastardo duro y saludable, una lastima por la muchacha, pero la muerte siempre estaba presente en la vida de un mercenario, si no era la propia vida que se perdía, era la de un compañero de armas, la de un amigo, un familiar o mejor aun, la de un enemigo.
La educación de Bjornen fue como no dura, su padre solo lo instruía en todas las formas de luchas, tanto con armas como sin ellas, sus elogios eran simples y sus reprimendas, brutales, esto forjo el carácter de Bjornen, era severo consigo mismo, siempre buscando mejorar para obtener la aprobación de su padre.
Su primera batalla fue a los diez años, sirviendo como re ponedor de flechas para los arqueros, llevándole ademas agua y vendajes a los heridos, con diez años vio muertes y desmembramientos por doquier, nada extraño para alguien que creció en el campamento, tanto así que llego a desarrollar conocimientos médicos bastante rudimentarios pero que podían salvar la vida en momentos críticos, su primera participación en el frente fue a los trece años, lo normal seria a los diecisietes pero Bjornen era mas robusto y fuerte que la mayoría de jóvenes, de ahí dicha excepción, a diferencia de otros, no se sentía asustado, sino que estaba en su elemento, había sido criado para vivir en los campos de batalla, ya había visto lo que la guerra hacia a los hombres.
A pesar de que el ejercito al que servia, perdió la batalla, Bjornen se lucio matando a un Noble enemigo que viéndolo tan joven dudo un segundo, eso fue todo, al segundo siguiente tenia una espada rajándole el vientre y perdiendo la vida, Bjornen le corto el dedo en el que portaba un anillo, era su trofeo, en las siguientes dos horas mato a seis hombres mas, a dos en combate singular, a la noche el campamento vitoreaba las hazañas del joven mercenario, sin duda toda una promesa, un debut soñado, mientras otro estaría vomitando en algún rincón por la experiencia vivida, Bjornen estaba exultante, el Comandante Olaf en persona le había entregado una bolsa con unos trescientos denares por la eliminación del Noble enemigo.
Así pasaron los años entre batallas y largas campañas.
A sus veintiún años llegaría el evento que mas lo marcaría, su padre Horik moría de la forma mas insólita, por vejez y en cama, algo digno de mención considerando sus mas de cuarenta años de servicio en los campos de batalla, esto era una cosa que muy pocos mercenarios podrían aspirar, como manda la costumbre fue incinerado en una pira con todos los honores, mucho mejor que ser enterrado y olvidado en una fosa común.
Aunque no había una jerarquía estrictamente establecida, el anciano Horik era considerado un líder, dada su experiencia y capacidad, a su muerte el liderazgo caía en nada mas y nada menos que Bjornen que a pesar de su juventud ya podía ser considerado todo un veterano, porque había sobrevivido mas batallas de las que se pudieran contar.
Capitulo Uno
Doscientos hombres y mujeres de todas las edades y etnias se había congregado a las faldas de la montaña Jelbegi para escuchar la arenga de su joven líder, pues toca decidir un nuevo mecenas, en una improvisada tarima un joven de unos veinte años levanta su mano en orden de silencio para comenzar a hablar.
-La guerra entre el Norte y Swadia, llega a su fin, y los norteños no tienen mas planes de campaña en lo que resta del año, y creo que todos estamos de acuerdo que eso no es bueno para el bolsillo- Los hombres asienten y cuchichean en señal de aprobación, el joven vuelve a levantar levemente su brazo para callar la multitud, vuelven a a oírlo atentos. -Por tanto, es mi decisión ofrecer mis servicios a los vaegires que se defienden de una invasión Khergita, todo el que quiera seguirme es libre de hacerlo, el que no, aquí se separan nuestros caminos- Los hombres siguieron expectantes a sus palabras, ninguno se movió de su sitio - El salario serán ciento veinte monedas mensuales por cabeza, mas beneficios por méritos, lo de siempre vamos - Los soldados volvieron a consultar entre ellos el joven sin dar orden de silencio retomo la palabra con energía haciendo que su voz retumbara hasta el ultimo recoveco del campamento- Partimos mañana al alba, estén preparados, llevaremos la muerte a nuestros enemigos y la gloria a nuestros aliados !! - los hombres parecieron poseídos por auténticos demonios y comenzaron a gritar como si no hubiera un mañana el nombre de su líder, aquel que siempre los guiaba a la victoria, al que le debían una lealtad que va mas allá de la hermandad- Viva Bjornen !!! Bjornen !!! Por la victoria ! - Y así transcurrió el resto del día, los mercenarios preparando sus pocas posesiones para un largo viaje a través del Bosque Mechin hacia tierras vaegires donde se reunirían con otras bandas mercenarias y el ejercito regular, iniciando así las campañas de invierno.
El joven líder bajo de la tarima precedido por sus capitanes y allegados en dirección a su tienda de campaña, ubicada en la zona mas alta del campamento mientras daba instrucciones- Quiero que las mujeres y niños estén preparados, o nos siguen el ritmo o los dejamos atrás, enfermos y heridos se quedan, no podemos llevárnoslos- y así con otras tantas ordenes, las fue despachando con sus capitanes correspondientes para tener todo preparado para su inminente marcha.
Pese a no saber leer o escribir Bjornen había crecido en un campamento militar desde su mas tierna infancia, sabia de memoria todo lo que debía tenerse en cuenta, desde la alimentación, pago de tropas, inventarios, reclutamiento, entrenamiento y como no batallar, delegaba el tema de contratos y escrituras a sus tenientes y allegados capaces para tales tareas, aunque había comenzado a aprender por su propia cuenta en sus ratos libres. A diferencia de otras bandas mercenarias, la tropa de Bjornen era eficiente y a la hora de marchar, las mujeres y niños no ralentizaban su marcha, de esa manera pudieron cruzar el bosque de Mechin en menos de tres días y estar en el punto de reunión acordado por el ejercito Vaegir, cercano a la ciudad de Reyvadin una semana antes de lo pactado, dándole a la banda mercenaria días libres, que aprovecharon en recorrer las zonas cercanas al campamento, algunos incluso se aventuraron a la ciudad, aunque todo eso bajo la estricta orden de que al menor problema causado serian expulsados de la banda, eso detenía cualquier impulso de pillaje y correrías contra la población local. Bjornen debía ultimar detalles y concretar el trato con los lideres vaegires, acompañado por sus dos capitanes de mayor confianza, el veterano y amable Bunduk y el joven severo Lezalit, esos dos eran como el agua y el aceite, no podían estar solos sin llevarse a las manos, no obstante ambos podían ofrecerle a Bjornen consejos que aunque a veces eran opuestos seguían un mismo fin, lo mejor para el campamento.
Así pues partieron hacia la capital Vaegir donde tendrían audiencia con el Mariscal en funciones Vlan o con alguno de sus subalternos, el camino fue silencioso, teniendo por sonido de fondo las pisadas de los caballos, Bunduk y Lezalit no dignaban palabra y esperaban atentos algún desliz del toro para sacarlo a relucir, mirando cada uno en dirección opuesta, Bjornen mas meditabundo no estaba de ánimos para iniciar una reyerta entre sus compañeros, pasado un rato llegaron a las puertas, tres tipos que iban juntos pero con miras de ir cada uno por su lado, luego de los controles rutinarios por parte de los soldados de la puerta, fueron guiados por uno de ellos a los barracones reales donde daría lugar la entrevista.
Una vez les hicieron pasar al escritorio se encontraron con un hombre rechoncho de cara roja y regordeta, resoplaba al hablar y sudaba a mares a pesar de ser inicios de invierno, Bjornen tomo asiento frente al tipo que se dio a conocer como Mleza, encargado administrativo del ejercito regular del Reino Vaegir, luego de las pertinentes presentaciones, Mleza le dio a Bjornen un papel con todos los detalles del contrato, el cual sin mirarlo lo cedió a Lezalit, este mas ducho que su líder en estas cosas, leyó rápido los puntos mas importantes y frunció el seño en desaprobación, gruñendo.
-Solo Diez mil denares por nuestros servicios, eso son cuatro mil menos de lo que se pacto anteriormente !- Bjornen hizo un ademan para calmar a su camarada, Lezalit era demasiado explosivo, Bunduk amenizo.
-Estoy seguro que el hermano Mleza tiene explicación para este malentendido- Los tres miraron fijamente al susodicho, que no supo elegir cual era el mas peligroso, aunque Bunduk fue cortes, y no emanaba enojo alguno, Mleza sentía que con esa misma sonrisa lo podría atravesar con una espada, por otro lado el a todas luces enojado Lezalit hervía en ira y ganas de estrangularlo si sus compañeros se lo permitían, pero el que mas temor le daba era el líder de ese extraño par, que sin hacer mueca ninguna lo intimidaba mas que ningún otro, sus ojos eran los de un tigre observando fijamente a su presa, pareciera que si no tenia cuidado liberaría una bestia, sudando y resoplando aun mas se apresuro a explicar antes que alguno de los tres lo asesinara en el acto
-P-por su-ppuesto, esto no es algo fijo... todavía se p-puede cambiar... he, me dicen que se acordó cuatro mil denares mas ¿verdad? - antes que el hombre puerco dijera algo mas Bjornen acoto.
-Que sean ocho mil mas, por las molestias y los quiero ahora mismo- Mleza sudo en frió, no estaba autorizado a pagar mas de catorce mil denares, lo de rebajar la paga por contrato era una táctica de los vaegires para sacarle dinero a los mercenarios, si estos no reclamaban en el momento, simplemente recibirían menos de lo estipulado, pero este joven no solo le reclamaba lo pactado, si no aun mas; y como Mleza se negara sentía y quizá tenia la certeza deque no viviría para contarlo, casi atragantándose consiguió murmurar.
-C-cla-ro, haré el.... contrato correspondien-te- Saco otro papel y comenzó a redactarlo bajo la atenta mirada de aquellos tres diablos, una vez termino se lo paso lentamente a Bjornen como si temiera ser mordido, este sin siquiera separar su vista de Mleza y sin mirar papel ninguno lo entrego nuevamente a Lezalit, que tras mirarlo con detalle, mas tiempo del que a Mleza le hubiera gustado, dado que seguía bajo la mirada del joven líder, sonrió satisfecho y asintiendo airadamente.
-Esto ya me gusta bastante mas, si hasta nos aumento la tasa por merito, jajajaja- solo entonces Bjornen y Bunduk que tampoco había perdido detalle de Mleza cesaron su guerra mental, Bunduk sonrió escuetamente, mientras Bjornen se limito a levantarse y tenderle la mano a Mleza - Que la fortuna te sea propicia en la batalla - Mleza apenas dio crédito a lo que veía, hacia nada mas que unos segundos atrás, sentía una presión inmensa proveniente del joven que pareciera una bestia enjaulada, ahora aunque sin cambiar el tono, solo veía un joven bastante jovial con el que podría charlar de los temas mas intrascendentes del mundo, sin duda extraño carisma el que poseía ese joven. Terminado el tema del contrato, el trió deshacía el camino andado en dirección al campamento, nuevamente en completo silencio, pero el humor de los tres era bastante mejor que a la llegada, Bunduk tarareaba una canción obscena que se aprendió de un Sarrani en una se sus primeras campañas, Lezalit en cambio iba limpiando una de sus dagas con un paño enrojecido seguramente de sangre seca, Bjornen seguía en silencio mirando el árido paisaje Vaegir que consistía en bosques desnudos y nieve sucia de los caminos.
Una vez llegado al campamento dieron parte a los hombres del nuevo contrato establecido, obviando minucias como intimidar al noble a cargo de los mismos claro, los soldados vitorearon a sus lideres, un buen contrato podía significar la diferencia la diferencia entre la vida y la muerte en escases de trabajo, todo eso siempre que el mercenario ahorrara una parte del mismo para tiempos de necesidad, de hecho en la banda de Bjornen los lideres guardaban todo el dinero generado, entregando solo una parte en los días de paga o el total en caso que el mercenario se retirara del grupo, y si fuera muerto en combate la mitad era destinado a la familia si la tenia, de esta forma Bjornen se aseguraba que sus hombres no se gastaran todo el dinero de un mes en tres días a base de putas y alcohol, algo frecuente en otros grupos. Era claro, el dinero generado por los mercenarios iba dedicado a reparar armaduras, curar los heridos y alimentar a los numerosos bastardos que estos tenían con las mujeres del campamento, mucho de los cuales eran futuros mercenarios que perpetuarían la existencia de la banda.
Los siguientes días del campamento transcurrieron sin pena ni gloria, los mercenarios compraron sendas cantidades de lana para equiparse contra la nieve y el duro invierno Vaegir que los esperaba en la campaña venidera, el campamento fue creciendo en tamaño según se acercaba la fecha pactada, las diversas bandas mercenarias fueron acoplándose al ya montado campamento de Bjornen y su gente, los grupos mercenarios mas grandes para diferenciarse solían levantar estandarte o banderas en sus tiendas de campaña, esto era un símbolo de poder y prestigio entre mercenarios, los hombres de Bjornen comenzaron a desplegar con un orgullo y fanatismo sus banderas identificadoras, un Oso Negro sobre un fondo amarillo. Los diversos estandartes y banderas de diversos grupos podían distinguirse desde la lejanía, aunque había tres que destacaban sobre el resto y todo mercenario sabia como se llamaba el grupo y quien era su líder solo con ver el estandarte, los "Unicornios Morados" de Mirlo, los "Calzapeludas" de Varstaag y finalmente los "Osos Asesinos" de Bjornen.
La noche anterior al primer día de Campaña, Varstaag, el de mayor edad entre los lideres mercenario llamo a un consejo de guerra, no tardaron en acudir Bjornen y algunos lideres de menor categoría, aunque Mirlo no se a presento hasta pasados unos minutos de la hora acordada acomodándose el cinturón y las calzas, probablemente habría estado ocupado con una fémina del campamento, Varstaag quien presidia la charla lo miro con enojo.
-A buenas horas llegas incompetente, bueno como sea, toma asiento, todavía no comenzamos- Sin esperar que el susodicho contestara continuo con su discurso -Volviendo al tema que nos trae aquí esta noche, debemos elegir, como honra la costumbre, un líder entre mercenarios, para evitar conflictos entre los grupos, ya saben como va esto, o ¿todavía son bebes de pechos a los que hay que explicarles como funciona el mundo?- al decir esto se enfoco en Mirlo, que solo desvió la mirada restando le importancia y sonriendo con sorna.
-Dado que soy el de mayor edad, me ofrezco yo mismo al puesto, si alguien mas quiere ofrecerse adelante y haremos una pequeña elección, o nominen a alguien de interés- Los diversos lideres comenzaron a cuchichear, pero fueron acallados por la risa jocosa de Mirlo
-¿Y porque deberíamos hacer lo que dice un vejestorio como tu?, si solo eres un saco de huesos, ya tienes un pie sobre la tumba anciano, déjale esto a los que todavía tenemos esperanza de fama y gloria en este mundo y no en el venidero- Mirlo continuo riendo con ganas, Varstaag lo miro con rabia pero se contuvo, si tan solo fuera treinta años mas joven le estaría clavando un hacha en el cráneo a ese bocazas, pero la edad había calmado esas explosiones de ira juvenil, quien contesto esta vez fue Bjornen.
-¿Dime tu porque deberíamos seguirte, Mirlo? Cuantas veces tu grupo a llegado tarde a la Batalla solo para carronear lo que queda de los muertos, creo que el comentario de Varstaag al principio fue acertado, eres un incompetente, no pienso poner la vida de mis hombres en tus manos, deshonras la memoria de tu hermano que en paz descanse - Mirlo lo miro entre enojado y avergonzado, no era ningún secreto que la situación de los Unicornios Morados no era la mejor últimamente, mucho tenia que ver con la muerte de su anterior líder y la inexperiencia de Mirlo, antes que la cosa fuera a mayores Varstaag volvió a tomar la palabra.
-Calmaos ambos por favor, descarguen esa ira contra los enemigos de nuestros contratistas los khergitas, muchacho, dices verdad sobre que soy un anciano, pero estas equivocado en algo, todos los aquí presente tenemos un pie sobre la tumba, la muerte no distingue edades y géneros, deberías saberlo mejor que nadie como mercenario- Mirlo solo miro al piso apretando los puños, no olvidaría esta humillación.
-En cuanto a ti, Bjornen, estoy seguro que Mirlo es tan capaz como cualquiera de los aquí presente para dirigir su banda, todos tenemos una mala racha, no subestimes a nadie, tu padre no lo habría aprobado- Bjornen asintió al consejo, Varstaag era una leyenda viviente entre mercenarios y al igual que su padre acumulaba a sus espaldas muchos años como mercenario, sin ningún contendiente Varstaag fue aceptado por todos como el máximo representante de los mercenarios en esta campaña, el seria quien trataría personalmente con los lideres vaegires y se encargaría de dirigir las diversas bandas mercenarias como si fueran una sola unidad, de lo contrario un verdadero coas se podría formar en batalla si cada líder hacia lo que se le antojara, esa noche ningún hombre en el campamento durmió tranquilo, una nueva campaña empezaba, y eso significaba perdida de vidas, sangre y dolor, no importa que tantos años tenga uno como mercenario, siempre tiembla de incertidumbre la primera noche.