Antes de empezar, quiero informarles que no quiero que cambien mi vida.
Ahora sí, comienzo mi historia…
Era el 1 de Agosto del año 2013, me había ofrecido como voluntario para ser el primer ser humano en ser teletransportado.
Tuve que firmar unos papeles que decían que desligaba de toda responsabilidad civil y/o penal a la CONICET.
La verdad no me importaba que me pasara, porque si lo lograba podía pasar a la historia, sería como Yuri Gagarin o Neil Armstrong.
Lo que sucedería era que abrirían un agujero de gusano controlado, me descompondrían molécula por molécula y volverían a constituirme en la sala continua.
Es como doblar una hoja a la mitad y pasar un alfiler de un lado al otro.
En teoría era posible, o al menos eso comprobaron en 1993, cuando se descubrió que el estado cuántico de un objeto, es decir, su estructura más elemental, podía en teoría ser teletransportada… pero aún así era complicado.
Un objeto nunca está completamente quieto (por varias razones, como los órganos y la Teoría de Cuerdas).
Recuerdo a todos esos hombres corriendo por doquier, hablando de cosas que no llegaba a oír, al Dr. Sapientiam aún haciendo cálculos sobre si funcionaria, no se lo veía muy confiado.
Yo estaba completamente desnudo en un tubo de vidrio sin ninguna ventila, debía contener mi respiración para no gastar el oxígeno que había dentro de él.
Eran las 15:33 hs del 1 de Agosto, la luz cambio a roja que indicaba que estaban por abrirse la abertura en el espacio; estaba muy asustado en ese momento.
A los 30 segundos de abierto el vórtice perdí sensibilidad en mi cuerpo, y pude observar chispas brotando de mí al principio, y luego ya eran rayos El cristal se rompió y me desmaye.
Cuando desperté no estaba en la otra sala como se suponía, no tenía idea de donde estaba. El miedo se apodero de mi sentí mucho frio, estaba desnudo en la mitad de un campo.
Intente buscar algún signo de civilización para ir a la policía o algo, pero nada. No veía postes eléctricos, ni alambrados de campos siquiera.
Cada minuto que pasaba estaba cada vez más asustado; y tuve que empecé a caminar buscando ayuda.
A las 3 horas visualice a lo lejos a lo que parecían ser personas con armaduras romanas, y creí haber encontrado algunos gordos frikis en sus juegos de rol fantásticos, hice señas desde lo lejos, y se acercaron muy lentamente con sus gladius apuntado hacia mí, como si fuera parte de su juego de rol.
Al estar frente mí, salió otro hombre vestido como centurión, supuse esto por su casco diferente a los del resto.
Este me dijo:
- “Quis es?”
Yo seguía intentando decirles que no era parte de su juego, que necesitaba ayuda.
Y mientras más hablaba, al parecer, el centurión más se enojaba, a tal punto que tomo su espada y la puso contra mi cuello gritando:
-“Respondete mihi!”
¡Era de hierro! Me paralizo en ese momento, cuando volvió a repetir lo mismo, pronuncie lo único que sabía de latín:
-“Pacem, pacem”. - Paz, paz; no estaba muy seguro si lograrían comprenderme, con un acento tan raro como el mío.
Y mientras esperaba que dijera algo intentaba comprender que había pasado; ¡Estaba en Roma, era real! Ya no estaba en casa.
Recuerdo que sus palabras a continuación fueron:
- “Surge intectus, sequere me” – e hizo señas con su mano que lo siga.
Camine nuevamente, pero ya no con miedo, ahora estaba aterrorizado. ¿Qué iba a esperarme?
Sinceramente creí que me podía tranquilizar un poco, no me habían matado que ya era algo importante. Pero lo que me espero fue peor.
Fui vendido como esclavo a una persona adinerada de la ciudad de Roma; un tal Séneca, recuerdo haber tenido que servirle por años, soportando latigazos por no entender sus órdenes, ¿Pero que esperaba? No hablaba latín.
A la larga aprendí un poco como para entender y hacerme entender, le explique sobre mi vida, no sé si lo podría haber imaginado, además hablábamos de lo que conocía como Filosofía Esotérica pudiendo lograr que empiece a creer en ella.
Además de mi amo, fue mi amigo y maestro; me libero días antes de que se retirara de la vida pública.
Vague por meses robando comida, viajando de un lugar a otro.
En el año 64 estaba en Roma cuando vi una explosión en el Circo Máximo, al cabo de unas horas todo el distrito estaba en llamas, aproveche la confusión y el caos para robar en todas las casas que pude.
Pero tan idiota fui que acabe en el hogar de un legionario, el cual al verme se lanzo al ataque con pugio en mano.
No pude contrarrestarlo, era más fuerte que yo y pude sentir su hoja clavándose en mi hombro; impulsado por la adrenalina,e ignorando el dolor lo golpee hasta la muerte.
Con mis manos y mi ropa manchadas con sangre busque en toda la casa algo para cubrirme, al final tuve que tomar parte de la toga del soldado.
En mi exploración para algo con que cubrir mi herida y mi ropa encontré su armadura, una Lorica Segmentata brillante.
Tarde más de 1 hora colocármela, y al acabar tome la pilum y corrí hacía el incendio simulando ser un soldado. Que idiota fui, una persona como yo con esa armadura, no me di cuenta en el momento.
Hasta ahí estaba todo relativamente normal, me había acostumbrado un poco a estar allí; pero no dejaba de extrañar mi hogar.
Al ver Volver al Futuro aprendí que el tiempo es variable, se puede cambiar los sucesos, tal vez mis acciones evitarían que nazcan muchas personas; pero por otro lado Doce Monos expresaba una línea del tiempo fija, invariable.
El verdadero problema fue cuando el peso de la armadura me venció y derrumbé, no conseguía levantarme.
Mi visión se torno turbia, mi mente no lograba pensar con claridad. Mis gritos de ayuda parecían ser ignorados por la multitud de personas presentes.
Mis ojos se cerraron, y sentí ese cosquilleo nuevamente, esa corriente atravesando mi cuerpo. Creí que todo se había acabado.
Haciendo un gran esfuerzo abrí mis ojos pero no podía verme, mi cuerpo había desaparecido.
Estaba en un lugar y un tiempo, pero no la concepción de tiempo y espacio que tenemos.
Por menos de 30 segundos pude estar en ese lugar que llamo Ikur, aunque ni siquiera me hallaba en ese lugar de verdad, luego de morir en Roma, aparentemente con la misma edad que tenía al haber estado en el experimento, “renací” en España en el año 1664, en un pueblito llamado Sobradillo.
Al aparecer allí al mismo tiempo que estaban acampando las tropas españolas, me confundieron con uno de sus soldados, por lo cual me obligaron a ponerme el uniforme de piquero e ir en la primera línea marchando hacía las fronteras con Portugal, no tenía conocimiento de esa batalla, hasta ese día. La batalla de Castelo Rodrigo o batalla de Salgadela, era el 7 de julio de 1664; al parecer fue como respuesta a un intento de saqueo de parte de los portugueses.
Alrededor de tres mil soldados marchamos hasta Castelo Rodrigo bajo el mando del duque No Me Acuerdo El Nombre, el castillo de Portugal tenía algo más de 150 hombres, y perdimos. ¿O eran 2500? No recuerdo muy bien
No pude ver el final de la guerra esa vez fui una de las primeras personas en morir.
Renací nuevamente en 1944 en las cercanías de Berlín.
Volviendo a lo que decía sobre este “lugar”, la materia y la energía tomaban formas en ningún tiempo vistas, con propiedades extremadamente paradójicas.
Un campo temporal colectivo, en el que todos los tiempos eran reales, no como una línea temporal. Sino como una concentración de energía interconectada.
Era como un océano, cada acción de la historia constituía una ola en este mar infinito; a mayor repercusión en la historia, mayor el tamaño de la onda; extrañamente las mayores eran los sucesos que dividen las etapas de la historia, la caída del Imperio Romano de Occidente, la llegada de Colón a América, la Revolución Francesa, y las Guerras Mundiales.
Haber llegado ahí ya era toda una hazaña, pero salir de allí fue mucho más difícil.
Aislar momentos específicos en el tiempo era mucho más complicado.
Intentando salir de allí me encontré a mí mismo, pero no en un sentido filosófico ni nada por el estilo, sino literalmente; siete versiones de mías estaban frente a mí.
Y dije:
- Déjenme adivinar, ¿Universos paralelos?
- No, mismo universo. Distintos períodos de tiempo. Nosotros te trajimos aquí, no podemos cambiar nuestro pasado, pero vos sí tu futuro.
Tenés que detenerte, detener el experimento.
- ¿Y no pueden ustedes?
- No es tan sencillo, no podemos cambiar físicamente ningún evento del pasado.
- ¿Sería como matar un mosquito en la época de los dinosaurios?
- Algo así, pero mucho más que eso. El tiempo es como una cadena, cortar un eslabón no altera la cadena, la corta… la destruye.
Sí cambiáramos el pasado, nuestra existencia desaparecería del futuro.
- Y… ¿Cuál es el plan? ¿Qué hacemos?
- Vos sos el plan.
- Che para, pensé que dijeron que no podían cambiar el pasado, que lo destruiría todo.
- Nuestro pasado, tú futuro.
Finalmente dijeron:
“Es hora de despertar.”
Luego de esto me desperté exaltado, en lo que era mi cama en el 2013, una semana antes del experimento, creí que era un sueño al principio, pero al final estaba convencida que era real.
Tocaron el timbre, era un hombre que me recordó a Indiana Jones o al cartero de Volver al Futuro, sabía de mí, y me pregunto sobre muchas inquietudes de la historia.
No se las respondí en el momento, pero con la condición que no divulgue mi existencia le propuse llevarlo a esas épocas para que sepa cómo eran verdaderamente los hechos.
Al volver al “presente” me agradeció eternamente, luego de que se fuera pude sentir como una parte de mi volvía a la vida, el ruido de los autos pasando por mi ventana era algo mágico luego de tantas décadas sin oírlo.
La vi, no recordaba que fuera tan hermosa, corrí hacía ella y lo abrace, como la extrañaba. Su rostro parecía resplandecer con la luz del sol, su preciosidad me dejaba sin palabras.
Había vuelvo a mi el amor de mi vida, deje de lado el experimento, no debía meterme con eso, hay cosas que simplemente no debemos hacer.
El 1ro de agosto, celebramos el cumpleaños de un amigo.
Prendimos el televisor para ver el partido de Colón – Newells Old Boys; pero pasaban una noticia de último momento, el experimento de teletransportación había sido un éxito.
Y mi imagen se veía en la pantalla con el título de “Primera persona teletransportada de la historia”.
Mis amigos y yo no podíamos creerlo, había un duplicado de mi mismo, estaba condenado a vivirlo eternamente.
Inmediatamente luego de ver esto me despedí de todos e ingrese al nexo de tiempo concentrándome todo lo que podía, llevando a mi yo de Roma a ese lugar y le dije que no debía realizar el experimento.
Tal vez pensando que podría evitar el sufrimiento.
Me pregunto si los seres humanos sabían lo que hacían cuando establecieron el concepto del tiempo.
Se que técnicamente ya existía, pero me atrevo a pensar que su visión del tiempo era más… finita.
Conectando días con noches, y las estaciones con los años, en lugar de la historia del universo en sí.
El círculo de los años, se volvió la línea de la eternidad.
Ya no tenía hogar, y no podía morir, simplemente tuve que estar en todos los lugares que se me antojaron y como quise.
El mundo era mi caja de juegos, y así lo fue por eones de años de mi vida.
Al final me canse, no era una vida.
Extrañaba quien era de verdad, mi familia, mis amigos, todo perdido; no podía volver a verlos jamás.
Simplemente me queda esta salida, aquí estoy ahora, por terminar con este uróboro eterno.
Que otra salida me queda, ¿Quién hubiera dicho que vivir eternamente sería tan aburrido?
En el futuro encuentren este lugar y leerán mi historia. ¿Quién sabe?
Solo les pido que no lo divulguen hasta después del 1ro de Agosto del 2013.
Mi nombre… será recordado.
Espero que no haya vida más allá de esta.
Y así finaliza esta historia, espero que les haya gustado. No acostumbro escribir de viajes en el tiempo...