Ancha y monótona, la meseta Swadiana se extiende pintada en ocres hacia un horizonte infinito. Su naturaleza seca, que se pronuncia conforme se avanza hacia el interior, sus asfixiantes veranos y helados inviernos hacen de ella un territorio algo despoblado. La tierra no da mucho más de sí, de manera que nuestras gentes hacen crecer trigo, cebada y centeno. Hacia el sur, se encuentran las vastas e imponentes zonas montañosas, territorio de las Repúblicas Rodhoks, Región de Rhodokia.
Hacia el sur, se encuentran las Repúblicas Rhodoks, enemigos a muerte de Swadia. Tensas son sus relaciones, que cualquier sobrepaso de sus custodiadas fronteras desencadena un conflicto inmediato, Con los Nórdicos, mantienen la paz, prosperidad y alianzas. En vasallaje se encuentra con el Reino-Imperio de Calradia, al mando del Emperador Rodrigo y La Emperatriz Camila.
Capítulo 1
10 de Noviembre de 1270: Me encuentro en la entrada de la maravillosa y rica Praven, Capital del Reino de Swadia, he venido a esta ciudad, por la campaña de reclutamiento impuesta por Pamela la dueña de la capital y Reina de Swadia. He venido a inscribirme en el ejército, pues antes era miliciano en el ejército de Harlaus, el cual ahora murió en la primera y única batalla de la corta guerra civil de este reino, la cual no salió hacia el resto de los reinos.
Tras preguntarle a la guardia, como llegar al castillo, logro llegar al Palacio y tras pasar por la guardia del castillo. Observo a la Reina Pamela, sentada en su trono escuchando a sus consejeros, los sirvientes del castillo limpian las mesas y el suelo.
-¿Quién sois?- pregunto Pamela al levantarse del trono y haciendo una señal a los guardias para que se alejen un poco.
-Yo soy Francisco, Hijo del Conde David y quiero ponerme a vuestro servicio.
-¿Qué queréis?- pregunto de nuevo
-Unirme a vuestro ejército, ofrezco mi espada en vasallaje a vos y vuestra casa, prometiendo mis servicios, compañía y protección hasta el fin de mis días.- Respondí tras bajar la cabeza en son de reverencia.
La reina se acerca a mí sonriendo, me toma del brazo. “Serás uno más de mi hueste y en nuestra Casa nunca os faltara el pan y la sal, vos hijo del Conde David, os reconozco ante mis nobles como parte de mi Casa y como tal luchareis en mi ejército y tendréis que abriros paso en la vida a mi servicio”. Tras terminar de escuchar sus palabras, me agacho doblando mi rodilla derecha y juro lealtad a mi nueva señora, la Reina Pamela de Swadia, hermana del Rey Nórdico Michael, que logro acabar la rebelión de Rangar y El Emperador Rodrigo de Calradia, amigos de un Noble Nórdico importante a parte del Rey Nórdico, Jarcov.
-Los hijos de Nobles, que se inscriben en el ejército suben automáticamente al Rango de Soldado a Pie Swadiano y tendrás a vuestra disposición a 2 hombres a tu mando.- Dijo tras aceptar mi juramento de vasallaje.
-Gracias su majestad.- Respondí amablemente al levantarme y observar como un sirviente caminaba hacia mí con las ropas de Soldado, Cota de malla, Escudo de lagrima, Cofia de Malla y un par de botines de cuero, no me han otorgado espada porque he decidido mantener mi espada de calidad suprema, regalo de mi padre.
Durante las siguientes semanas, aprendí el modo y las maneras de combatir de la Hueste Real Swadiana, hice instrucción militar junto a otros reclutas, compartí los barracones de las mesnadas en Praven, mostré mi talento siendo ascendido a Infante Swadiano de mi escuadra de 30 hombres, un regimiento se divide en 4 escuadras de 30 hombres cada una, al luchar contra rebeldes de swadia, para consolidar la posición de la corona, al momento seria el tercero al mando de este pelotón, aumente también la relación de amistad con La Reina Pamela. La mayoría de los hombres, que llegan al rango entre Sargento y Caballero Swadiano, deja el ejército para formar grupos de mercenarios, patrullas o avanzar hasta ser Conde de una aldea o Duque de una Ciudad.
Pasan los días, llegando al mes de Abril, Como Infante de mi escuadra tengo a mi disposición 10 soldados, solo uno de ellos es Soldado los demás son reclutas, La Hueste Real de Pamela, esta de campamento cerca de unos de los tantos puentes que cruzan el rio de frontera con la Región de Rhodokia.
-Venga, a entrenar panda de flojos- dije acercándome a ellos, mientras observaba alrededor del campamento, donde distingo mis superiores hablando en un grupo circular. – Ya, empezaremos con la posición de combate básica, muro de escudos. Lo primero, será formar en filas de 4 hombres de fondo y resto en línea.
-Francisco, no hace falta que tratéis de esa manera a vuestros reclutas- Dijo acercándose Pamela, en su fina ropa de tela, ella viste de esa manera todo el tiempo, excepto en alguna batalla, donde se pone una armadura ligera de cuero y una cota de malla.
-Mi reina- respondí al llevarme la mano empuñada al pecho- No los estaba tratando mal- seguí después.
-Para que una ejercito tenga disciplina, tenga respeto y obedezca a su señor, este igual debe respetar a sus hombres, no son animales de carga pero tampoco hay que darles todas las comodidades.- Dijo en sabias palabras- Ya sigue entrenando, que tengo una reunión con todos mis capitanes y sargentos.- Hablo mientras se retiraba hacia su tienda, siendo resguarda por un Centurión Imperial y un par de soldados.
Tras volver a girar mi vista hacia mis reclutas, quedo impresionado, están en una perfecta formación de muro de escudos, con sus espadas y lanzas apuntando hacia adelante, de fondo se escucha el cabalga de algunos caballeros, las conversaciones de los hombres, el ruido de martillos, el sonido del viento y el ladrido de los perros que acompañan a la hueste.
-¡Oh!, muy buena formación reclutas- Murmure para mi interior y un poco para el exterior
-¡Muerte a la Reina!- grito un soldado traidor y desertor, se ha creado una rebelión dentro de la mismísima Hueste Real, cada soldado rompe formaciones de entrenamiento, toma sus armas y se pone en defensa. Reúno a mi escuadra rápidamente, mientras mis superiores lo hacían con las suyas y juntarlas para volver al regimiento. Una gran tensión se ha generado, al menor movimiento y se puede cometer un acto atroz, pero ya se sabe cuál era el propósito, Rhodoks infiltrados que capturaron a los altos sargentos, capitanes y a la reina, a la lejanía en las colinas después de cruzar el puente con la vista, se observan estandartes republicanos, han empezado la guerra de una manera deshonrosa y con eso se ganaran a la declaración de guerra de todos los demás reinos, que tendrán que parar sus planes a futuro o en el caso de la Guerra Civil Nórdica tendrá que declararse una breve e inestable tregua.
Logramos abatir a los infiltrados, traidores y desertores, en medio de un gran caos en el campamento, liberamos a nuestra Reina y a los demás prisioneros, mientras se trataba de imponer orden, los arqueros y ballesteros republicanos, descargaban sus flechas y virotes sobre el campamento, matando a todo hombre sin un escudo que protegiera gran parte de su cuerpo. El enemigo empieza a marchar hacia nosotros, pero para nuestra sorpresa hay estandartes enemigos por nuestra retaguardia, habrán rodeado nuestras posiciones por la noche, estamos rodeados por todas las mesnadas rhodoks, aproximadamente 70.000 soldados enemigos contra 20.000 hombres y bajando por la lluvia de flechas.
-¡Francisco, recoge el silbato del Sargento Primero- Me grito el segundo al mando de la escuadra.
-¡Ya lo recogí! Y ¿Ahora qué?- Grite tras esquivar una flecha.
¡Toca retirada y los demás Sargentos y Tenientes te seguirán!
Empecé a sonar el silbato intermitentemente, esto fue siendo acompañado progresivamente por todos los demás Sargentos y Tenientes del ejército, es el toque de retirada. Todos los soldados, reclutas, milicianos, arqueros, ballesteros y caballeros emprendieron la huida a un llano en retaguardia. Allí se conseguiría un mejor despliegue para no ser totalmente rodeados.
Observe hacia atrás mientras corríamos, los milicianos rhodoks se acercan a gran velocidad al portar menos equipo, nos están alcanzando. De repente, al girar la cabeza hacia mi izquierda, vi a mis compañeros Sargentos deteniéndose, todos se estaban deteniendo. De entre la multitud en huida surgían cuerpos con espadas desenvainadas y en alto, los compañeros tenientes tras seguir huyendo un poco más, empezaban a seguir el actos de los sargentos. Como soy un Infante Swadiano, estoy tercero al mando de la primera escuadra del segundo regimiento de este ejército. Me detuve para seguir el acto de mis superiores, mientras giraba mi cabeza a todos los lados, todos los sargentos, tenientes e infantes se habían detenido. Debemos proteger la retirada del resto del ejército.
Nos fuimos juntando en formación en línea. Quizá debíamos ser aproximadamente 350 hombres encarando a los miles y miles de republicanos enemigos que se acercan, de nuevo observo por encima de mi hombro hacia atrás y pude ver como seguía corriendo el resto del ejército. Los Rhodoks ya se encuentran bastante próximos, apenas a unos cientos de metros. Sus gritos van en aumento conforme se aproximan. Espero que nuestro sacrificio no sea en vano.
Con unos gritos tan estruendosos como los suyos, cargamos contra ellos. Una estocada a un republicano en su cuello, me cubro para zafarme de un tajo, una estocada en un ingle, otra en el esternón de un rhodoks. Pero uno se libra y me clava su espada en mi muslo izquierdo. Mis compañeros comienza a ir cayendo uno a uno ante la inmensidad del Ejercito Rhodoks, pronto me vi desbordado y rodeado, me abrieron un tajo en el brazo derecho, donde portaba mi espada, que me había regalado mi padre, un regalo de tradición. No podía más con el dolor que aumentaba en mi cuerpo, tiro mi escudo, pesa demasiado, me siento cansado. Caigo de rodillas al suelo, con mirada perdida y con demasiado cansancio que no puedo mantenerme en pie, finalmente caí al suelo con mi cabeza apoyada en la espalda ensangrentada de un Sargento Swadiano.
Despierto, sobre el cadáver de un sargento. Levante la cabeza para asomarla por encima de los varios cuerpos sin vida a mi alrededor, lo único que veo son más cuerpos inertes. Allí donde dirigiese mi vista hay muertos acompañados de cientos de cuervos, en un festín a base de carne humana, tras algunos esfuerzos logro levantarme, camino algunos pasos buscando mi espada y alguno trozo de tela para cubrir mi herida en mi brazo. Después de un rato encuentro mi espada y el pedazo de tela que buscaba, el estandarte de Swadia yace unos metros más allá, desgarrado. ¿Qué habrá pasado con la Reina Pamela?, ¿Qué pasara con el resto del ejercito?, varias de las preguntas que rondan en mi cabeza.
Me dispongo a caminar de vuelta a Praven para informa de la derrota, ya llevo un buen rato caminando, quizá una hora cuando encuentro un caballo con manchas de sangre, mientras que sobre él su jinete yacía muerto por una jabalina bien clavada en su corazón, este bello animal se para cerca de mí, nos miramos fijamente y como que si habláramos entre los pensamientos, desmonto al muerto jinete y el caballo me deja subir en él. Ahora seguiré el camino montado, tras otra hora de cabalgata veo a la distancia las siluetas de un ejército y un estandarte que me parece muy familiar.
-¡Francisco!, ¡Hijo estas vivo!- Grito un jinete de un regimiento de caballería swadiana al acercarse a mí.
-¿Padre?, ¡Padre aquí!- dije levantando un brazo y haciendo señas.
-¿Qué paso con el Ejercito?, ¿Dónde está la Reina Pamela?- pregunto tras hacer señas a sus guardias que tenían sus manos a punto de desenvainar sus espadas.
-Está muerto, parece que soy el único sobreviviente y no sé dónde está la reina- Respondí aun cansado.
-Capitán, ordene construir el campamento aquí- dijo mi padre o El Conde David a unos de sus hombres, mientras ese capitán cabalgaba hacia el resto de la columna. – Descansa aquí un rato y después puedes seguir tu camino- dijo pasado un rato.
Cuando ya me recupero del cansancio y después de comer con las demás tropas, emprendo nuevamente mi camino hacia Praven, montado en un corcel de un caballero ya muerto. Ya a unos 50 kilómetros, me uno a una caravana sarrani, la cual al llegar a los mercados de la ciudad venderían cerveza, vino y sacos de trigo. Hoy aun 10 de diciembre de 1270, empezó la guerra contra los republicanos.
Última edición por Rerg15 el Dom Nov 24, 2013 4:14 pm, editado 1 vez