Las verdaderas razones de servir al CalifatoDurante unos días Eleazar sirvió al Gran Visir del califato dentro de su hueste, para aclimatarse, Ibn Arabi, el anciano maestro, comerciante, táctico y estratega de la mesnada de Eleazar empezó a enseñarle a marchas forzadas el árabe andalusí. A eleazar le llamaban "أحمر" el rojo, por su llamativo cabello pelirrojo, y se le aceptaba en la hueste del visir sin problemas dada su habilidad con las armas, su ascendencia judía, pues su abuelo materno tenía fama de gran doctor y cirujano entre los señores del Islam. Había otros cristianos en el ejército, soldados cuyas familias llevaban generaciones viviendo en Al Andalus y sirviendo a sus señores, pues la tolerancia religiosa estaba aún bien vista incluso por algunos de los señores almohades, que en general eran más fanáticos y tradicionalistas que los antecesores señores almorávides, que tras su disolución en reinos de Taifas habían caído uno tras otro ante el poder almohade, renovando las costumbres y leyes islámicas en todo el Califato. Atrás quedó la Gloria Imperecedera del Califato de Córdoba. Miramamolín y sus almohades eran menos tolerantes, menos inclinados a la paz y al arte y motivados sobre todo por el odio al infiel y a los reinos cristianos del norte en particular. Odio que compartían con el odiado emirato Banu Ghaniya, último exponente de los débiles y tolerantes almorávides cuyos últimos feudos estaban en Mallorca e Ibiza y en la costa africana desde Tunez hasta Argel.
"Mi señor... Esto es antinatural, no podemos servir al califa. Mi alma cristiana sufre por ello" Dijo Trueno en un aparte.
"Trueno, no perdáis mi confianza. Mientras los reinos de Castilla y León guerrean entre ellos y Portugal lucha una guerra demente contra la orden de Santiago, mientras Aragón destroza al Condado de Tolosa y las fuerzas cristianas olvidan su deber, nosotros tenemos una misión: La misión de conocer al enemigo, desde dentro".
"Eleazar, soy Trueno, el Capitán, no valgo como espía y traidor, ni contra el moro".
"Te comprendo, Trueno, durante el poco tiempo que tarde en cumplir mi misión, un mes de servicio contractual, te prometo no levantar mi espada contra cristiano fiel ni contradecir la Ley de la Iglesia. Pero si no puedes soportar esta pantomima parte en misión, viaja por Europa buscando héroes y aventureros que deseen unirse a nuestra tropa".
"Así lo haré, mi señor. Nos reuniremos en Barcelona dentro de un mes. Parto ya, os deseo suerte en vuestra... misión".
"Eleazar... Que no vaya solo. Que el resto de compañeros cristianos le acompañen. La antigua abadesa tal vez no se encuentre a gusto con esta aventura" Dijo Ibn Arabi
"¿Pero qué tonterías decís, anciano? Soy Hildegarda von Bingen, lo suficientemente inteligente para ver la sabiduría de lo que Eleazar se propone. Tiempo es ya de que esta gente, estos almohades locos, fanáticos y asesinos abandonen la península ibérica. Vos, anciano, como almorávide debéis estar de acuerdo".
"Sí, madre... o hermana, o como sea, pero servir al califato puede ser algo peligroso para una monja" Replicó el árabe.
"Ex-monja, señor, os recuerdo que ahora soy la médico y barbera de esta compañía. ¿Qué haríais sin mi, si no paráis de heriros y partiros la crisma asedio va y asedio viene?"
"Está bien, los dos. Que los compañeros cristianos que no deseen servir al califato que partan con Trueno y nos reuniremos todos dentro de un mes en Barcelona. El resto sed discretos y a la tarea". Y todos cumplieron la orden de Eleazar.
La situación política era caótica. Con el Califato en la cúspide de su poder, los reinos cristianos de la península se enfrentaban entre ellos, León contra Castilla y Portugal, Navarra vencida y absorbida por Castilla, Aragón luchando al otro lado del Pirineo contra los Cátaros herejes, sólo las órdenes de caballería se enfrentaban al infiel. Pero Eleazar había recorrido la Piel de Toro de sede en sede de cada orden, viendo una corrupción, una falta de honradez y Fe tremendas. Las órdenes de caballería se habían convertido en una masa de poderosos y bien armados sinvergüenzas que atacaban aldeas indefensas, tomaban fortalezas y pasaban a cuchillo a todos sus habitantes sin tener en cuenta edad, sexo ni religión. Había que limpiar las órdenes de asesinos y saqueadores.
El Gran Maestre de Santiago y el de Aviz incluso se habían llegado a declarar la guerra mútuamente, como el de Calatrava y Santiago habían hecho hace pocas semanas. Las órdenes se enfrentaban por el dominio de las tierras más fértiles y los feudos más ricos, saqueando en aceifas salvajes las aldeas indefensas de las fronteras. Eleazar estaba muy decepcionado con la actuación de estos "buenos caballeros". Montesa, aún fiel a la Norma monacal de San Benito, se mantenía neutral en esa guerra intestina de caballeros cruzados, aunque Eleazar sospechaba que ello obedecía a que atacar las otras ordenes no beneficiaría al benefactor y dueño de facto de la órden de Montesa: El Reino de Aragón, pues de todos era sabido que Aviz servía al Rey de Portugal, Calatrava al de Castilla y Santiago al de León. Las órdenes estaban politizadas olvidando de facto al califato, lo cual era muy comentado en las reuniones de los capitanes almohades, que reían y burlaban de todo esto.
Mientras tanto Eleazar servía al Califa y a su gran visir cumpliendo sus encargos de exploración, envío de misivas, eliminación de hordas de campesinos rebeldes y nobles bandoleros. Así Eleazar pudo tomar buena nota de las defensas, guarniciones, disposiciones y rutas de avituallamiento de los ejércitos califales. Información invaluable para los reinos cristianos una vez decidieran volver a atacar al Islam. Sin embargo a Eleazar empezaba a costarle obedecer las órdenes del Califa, por ejemplo tuvo que escoltar a los cristianos exiliados de Guadalcazar, feudo del Califa, hasta tierras cristianas, los mozárabes no estaban nada contentos con los fanáticos almohades y clamaban por los viejos tiempos de mayor tolerancia y respeto que los viejos almorávides les otorgaban. Eleazar se convenció en sus semanas de servicio al Islam de que el Califa Miramamolín debía caer y su odio iba aumentando poco a poco.
En Sevilla el Califa llamó a Eleazar a su mansión de descanso y le ordenó que se convirtiera a la verdadera religión. Eleazar respondió respetuosamente que como hijo de judía no podía convertirse a otra religión, siendo ambas religiones, cristiana y musulmana, respetadas y apreciadas por igual para Eleazar.
"Mal perro es el que tiene dos amos. Peor el que tiene tres, pues no tiene ninguno. Eleazar, no me fio de ti, no obtendrás pues tierras ni confianza de mi mano. Partirás a Africa y te pondrás al servicio del Señor de Tetuán y Tánger, por órden mía. Allí te vigilarán y harán cumplir tu servicio". Así partió Eleazar a embarcarse al puerto de Valencia, sin embargo llegando a las murallas vio asombrado que los estandartes de la Órden de Santiago ondeaban en las torres valencianas y que caballeros de blancas túnicas arrojaban cadáveres de niños y mujeres valencianos muralla abajo para aterrorizar a los asediantes almohades.
"Muchachos" dijo Eleazar a sus compañeros. "Esto clama al cielo. Y por Jesús, Muhammad y Javeh esto hay que ponerle freno".
Y llamando a su alrededor a los duvitativos capitanes almohades Eleazar organizó un asalto a Valencia por el mismo camino y la misma brecha por la que meses antes encabezara las tropas aragonesas y se tomó la ciudad a los musulmanes. Los caballeros de Santiago, poderosos, armados hasta los dientes, con las mejores armaduras que el dinero podía pagar fueron un duro contrincante, pero tras una tremenda matanza Valencia cambió, una vez más, sus banderas por las del Califa Miramamolín.
El lider de los pervertidos asaltantes fue vencido pero no muerto. Eleazar acudió a las mazmorras de Valencia para hablar con él.
"¿Venís a regodearos en vuestra traidora victoria? ¡MORO! ¡Asqueroso judío y moro! ¡Mierda bastarda y hereje, basura inmunda conversa, moro de mierda, santos caballeros de Santiago han muerto por tu espada que no se limpiará jamás de tal mácula, basura!" Así dijo el Maestre de Santiago.
Eleazar avanzó dos pasos y le cruzó la cara partiéndole la jeta y provocándole una hemorrajia en la nariz. "Calla, falso caballero. He visto lo que tus cruzados han hecho en las murallas. He visto como Valencia bajo tu bandera se convertía en un campo de concentración y muerte. He visto niños cristianos que yo mismo sostuve en mis rodillas cuando hace pocos meses Valencia fue aragonesa degollados por espadas santiaguistas. Eres un buen matamoros, Gonzalo Ordinez, eres un auténtico cruzado" Eleazar golpeó de lleno la nariz partida del maestre derribándolo. "No te mataré hoy, Gonzalo Ordinez, porque ya tengo bastante sangre en mis manos. Pero te juro que la próxima vez que te vea te destriparé. Pero no aquí, vencido y humillado y desarmado, en una mazmorra: Te juro que te partiré en dos, basura santiaguista, en el campo de batalla". Y escupiendo sobre la cruz del hábito del mal caballero Eleazar salió de la mazmorra rumbo a Tanger y Tetuán.
Tayluyin, el señor de Tanger, abraza a Eleazar al recibirle en su servicio. Durante el resto de las semanas de contrato con el califato Tayluyin será el señor de Eleazar y se ganará su servicio fielmente.
Tayluyin es un verdadero musulman. No toma vino ni carne de cerdo. Domina el latín como el árabe y proporciona libros de sabiduría a Eleazar. Le explica que tanto como hay caballeros cristianos repugnantes como el Maestre Gonzalo Ordinez el de Santiago, también hay capitanes y señores almohades que el mismo Tayluyin desprecia. No lo hace con agrado, pero critica las medidas fanáticas del mismísimo califa Miramamolín. Tayluyin y Eleazar crean una muy buena amistad, el señor le regala un rápido corcel blanco, de auténtica raza árabe, y le entrena en el dominio del curvo sable de Damasco. Juntos crean una tropa de bereberes y tuaregs que sirvan y escolten a Eleazar, y juntos pasan las noches hablando de filosofía e historia, de religión y de política. Tayluyin una noche le dijo a Eleazar:
"Hermano... Mañana terminará tu contrato y no lo renovarás, no lo niegues, guarda silencio... Espero que el conocerme te haya creado la fuerte creencia de que tanto como hay malos caballeros hay buenos, que como hay malos cristianos hay santos musulmanes. Espero servirte de ejemplo de que la bondad, la honradez y la caballerosidad abundan a ambos lados de la frontera. Sé que no servirás a mi lado desde mañana, pero quiero que recuerdes siempre esto. Cuando luches contra el árabe, el tuareg, el almohade, recuerda que son padres y hermanos, hijos y hombres, que defienden su tierra y sus familias... Aunque alguno de ellos sea un sinvergüenza, todos luchamos al fin y al cabo por la idea de lo que es bueno y correcto. Abrázame, Eleazar, y parte lejos, mientras la tregua entre el Califa y los reinos crisitanos dure, ve mundo, recorre las tierras y los mares, aprende y conviértete en un caballero de provecho. Te hago entrega de mi último presente, toma, hermano".
Tayluyin entregó un cofre ricamente adornado que contenía documentos del padre de la madre judía de Eleazar. Escritos en árabe, consistían en documentos censales familiares del prestigioso cirujano judío. Era, en definitiva, pruebas de la paternidad de Eleazar por parte de madre. Y contenían un nombre... Un nombre cristiano que no era el mismo que el tutor de Eleazar le había dicho en su lecho de muerte. El nombre era
Ramiro de PRENDERFAST, el sajón, Caballero Cruzado.
Eleazar abrazó a su buen amigo y le prometió amistad y eterna colaboración, juntos habían forjado su relación luchando contra los piratas berberiscos y los saqueadores costeros tunecinos y argelinos. La separación fue dura, pues pocas veces se encuentran dos almas afines y honradas. Pero Eleazar debía partir, tenía un nuevo objetivo, una misión, y muchas tierras que recorrer. Así pues embarcó en un rápido bajel y se encontró con Trueno y sus compañeros cristianos en el puerto de Barcelona. Allí se enteró que las guerras de Aragón contra Tolosa eran exitosas para su viejo señor y Trueno le presentó a los nuevos compañeros reclutados en los campos de batalla tolosanos para la mesnada Eleazarina:
Roland du Maine, un desafortunado caballero francés versado en diplomacia y arte del mando.
Fulk Fizwarin, un desheredado caballero inglés.
Roger Godberg, un habil proscrito inglés.
Blondel de Nesle, un caballero normando cuyo padre estaba al servicio del viejo Rey Ricardo de Inglaterra, el Corazón de León.
y Dobryniya Nikitich, un aventurero venido de las lejanas tierras de Rus.
Juntos venían a reforzar la creciente mesnada de Eleazar, y lo necesitaría, pues partía a recorrer el mediterráneo, a Roma, a Italia, a buscar noticias de Ramiro de Prenderfast, el sajón.
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