por Rerg15 Lun Mar 11, 2013 8:41 pm
Capítulo 4
Después de despertar, decido ir al gremio para ver si hay algún terreno para comprar, gracias al gremio contacto con un maestro molinero que vende su molino, compro el molino a 1.250 denares después de una tensa negociación, el molino me dará ganancias de 100 denares por semana.
Camino entre las calle de la ciudad, cuando llega un mensajero que me entrega una carta de parte de Hakim, la carta decía que quería una audiencia conmigo inmediatamente. Fui al castillo casi de manera instantánea después de leer el mensaje, llego a donde la guardia del castillo que me deja pasar al instante, el Sultán apenas me ve entrar me dice:
-Rodrigo, que alegría verte, tengo una trabajo para vos.
-¿Qué tipo de trabajo, su majestad?
-Estoy contratando compañías de mercenarios para la nueva campaña por orden del mariscal. Si lo deseáis estaréis bajo mi servicio durante un periodo mínimo de tres meses.
- Así será, Sultán Hakim tus enemigos serán mis enemigos durante los próximos tres meses.- respondo.
- Habéis tomado la decisión correcta, os felicito. Recibiréis 120 denares semanales y muchas recompensas por vuestro servicio, bueno a partir de ahora seréis el nuevo capitán de mercenarios del Sultanato Sarrani.
Después de esa audiencia, me encamino con mi grupo a la aldea de Hawaha para contratar más tropas para mi pequeño ejército, se veía de lejos como la aldea era prospera y rica, cuando llegamos se estaba construyendo el tercer molino, preguntamos a los aldeanos si habían reclutas dispuestos para unirse a un ejército, en menos de media hora se juntó un grupo de 30 reclutas dispuestos a unirse a mi ejército, volvimos otra vez a Shariz, de 25 soldados pasamos a 55 soldados, decidí que para evitar muchas pérdidas en alguna batalla hacer un entrenamiento, en arquería, infantería y caballería, tan innovadora fui mi idea que incluso algunos soldados de la guarnición de Shariz salió para entrenar con nosotros, hasta simulamos una batalla con armas hechas de madera. Pero con tanto movimiento y gritos, varios grupos de desertores y bandidos nos atacaron.
Veo que un desertor se dirige a mi corriendo con su espada en mano, desenfundo rápidamente mi querida espada y esquivo la primera embestida y consigo que mi espada acaricie su brazo, dejando su camisa rota y un hilo de sangre brotando de su piel. Él se repone e intenta atacarme de nuevo pero vuelvo a marcar de nuevo su cuerpo con el filo de mi espada. Con dos girones en su ropa y dos cortes en su carne, el soldado menos decidido, intenta por tercera vez atravesarme con su mandoble pero de repente se encuentra con que mi arma penetra por su pecho y sale por su espalda, abriendo un agujero por el que en pocos momentos escapará su vida.
Quizás viendo nuestra desventaja numérica el propio Sultán Hakim sale con su ejército con experiencia en batallas en nuestra ayuda, ahora con gran ventaja numérica ya llevadas 3 horas y media derrotamos a todos esos desertores y bandidos que llevaban algunos prisioneros los que decidieron unirse a mi partida cuando los libere, sumando 15 soldados más a mi ejército en crecimiento, Hakim me entrega 10 de sus mejores soldados los cuales son guardias sarranies, mi ejército ya llego a la cifra de 80 hombres ya experimentados en batallas. Mi ejército y el ejército de Hakim armaron los campamentos a las afueras de la Capital Sarrani para descansar de todo lo vivido este glorioso y próspero día.