Muy buenas a todo aquel que se este leyendo esto, es un gusto presentarles esta historia la cual estoy creando y actualizando cada tanto tiempo dependiendo de lo motivado que este. Si te ha gustado por favor no dudes en decírmelo para seguir continuándola. (aunque de igual forma lo haga )
Capítulo I: Llamada al Deber
El clima es bueno y la pesca abundante en Rivacheg este 19 de octubre de 1248, tan solo le pido a Niord que me proteja de los piratas que circulan las costas. Mi nombre es Olaf y soy un excapitán del Reino del Norte que se gana la vida pescando para obtener denares de forma honrada, debo conseguir buen pescado si quiero que mi familia esté bien alimentada, aunque sinceramente agradeciera que mi hijo dejara de ver al cielo y se pusiera a pescar. Volteo con la esperanza de que esté al tanto de su caña para darme cuenta de que ya hace rato que un pez se llevó la caña sin que él se enterara.
.- Olaf: Dysvend, ¿podrías estar al tanto de tu caña por favor?
Dysvend se percata de que se han llevado su caña y me mira con vergüenza, ya le he dado muchos sermones y aun así no comprende lo importante de estar siempre al tanto, creo que darle un castigo lo espabilara un poco.
.- Olaf: Ahora por botar la caña y quedarte dormido durante toda la mañana tendrás que pescar el resto del día mientras que yo descanso.
.- Dysvend: Si papa, ¿pero al menos me puedes contar una de sus historias de cuando eras un soldado?, es que me aburro muy fácil al no hacer nada.
Asiento con la cabeza y Dysvend se emociona bastante al ver que accedí, Dysvend siempre ha mostrado interés por mi pasado como soldado y mis hazañas de guerra, claro si es que luchar por tu vida se le puede considerar hazaña. Ya le he contado casi todas mis aventuras como soldado del Reino del Norte obviamente omitiendo las partes que convierten una guerra en una masacre.
.- Olaf: Te contare sobre el asedio de Wercheg… Era el día 15 de febrero de 1242 y el Reino del Norte se encontraba en guerra con el Reino Vaegir, estaba haciendo mucho frio y niebla aquel día y tu padre había sido asignado a la guardia de la ciudad, era muy tranquilo todo ya que la ciudad como tal estaba prosperando en su economía, el Jarl de Wercheg tras ser llamado para participar en una campaña militar por el mariscal del reino tomo gran parte de la escaza guarnición que poseía la ciudad para partir.
Como era de esperarse una ciudad tan poco defendida y con prospera economía seria el blanco perfecto para cualquier lord que quisiera amasar fortunas sin mucho esfuerzo, así que un boyardo del Reino Vaegir asedio la ciudad con total facilidad, su ejército nos superaba cinco a uno por lo que muchos poco a poco se retiraban de la guarnición para desertar y salvar sus vidas pero no su honor, tu padre tras ver que el capitán de la guardia había huido no tuvo otra opción que tomar el liderazgo de aquellos hombres aterrados.
No podíamos defender directamente las murallas así que dejamos que el enemigo entrara cómodamente por su torre de asedio, el enemigo estaba vigilando las calles en busca de un soldado enemigo al que acabar o un ciudadano al que capturar, como éramos un número escaso nos fue fácil ocultarnos. Cuando el boyardo se empezó a confiar se dirigió al salón del señor pero lo que no se esperaba es que nuestro ejército aprovechando la densa neblina empezara a salir de todas los hogares y tabernas para acabar de sorpresa con el confiado ejército, ¿pero por qué no ordeno atacar a sus soldados?, porque él fue el primero en caer, bajo el filo de mi mandoble.
Y así fue como logramos frenar momentáneamente el ejército enemigo con el costo de varias vidas me temo, el ejército que entro a la ciudad era nada más un tercio de lo que era realmente, pero gracias a los dioses nuestro jarl volvió para terminar de repeler a las demás tropas ya debilitadas sin un líder. Después de aquel día me ascendieron al rango de capitán permitiéndome dirigir mi propio regimiento y me nombraron Thane de Wercheg que vendría siendo un título de héroe o algo por el estilo.
.- Dysvend: Increíble esa historia nunca me la habías contado, pero me entretuve demasiado con la historia y me temo que no pesque ni un solo pez.
Cuando iba a enfadarme con Dysvend me percato de que una tormenta se asoma por el horizonte esta estaba llena de nubes negras y fuertes relámpagos y en cuestión de segundos la tormenta nos había alcanzado y arremetió con fuerza contra nuestro pobre bote.
.- Olaf: Pues creo que tampoco pescaras ahora, toma el remo debemos volver a casa.
Gracias a Niord el bote no se volteó y no nos topamos con una ola lo suficientemente grande como para sacarnos del bote debido a que estábamos cerca de las costas, la tormenta era muy fuerte por lo que apenas llegar a Rivacheg y salir del bote este último fue llevado por la marea y destrozado por completo, tome a Dysvend es tan solo un niño de nueve años por lo que no correrá lo suficientemente rápido, lo tome y fui corriendo hasta nuestro hogar.
Al llegar mi mujer Marley nos trajo unas toallas muy rápidamente, estaba preocupada después de todo su esposo e hijo estaban pescando en medio de una tormenta, y con las muertes de pescadores que ha habido últimamente no me sorprende. Dysvend se fue a su habitación y sus dos hermanos salieron rápidamente Ralof el mayor de todos con 13 y Axel el menor con 6 años, ambos me abrazaron con fuerza y como ya se hacía tarde y la tormenta no se detuvo pero si apaciguo un poco pudimos preparar la mesa para cenar más o menos tranquilos.
.- Axel: Papa, ¿Cuándo iremos a pescar nosotros?, siempre vas con Ralof y Dysvend.
.- Olaf: Cuando crezcas un poco más, ahora mismo eres muy joven para eso. Además de que ya no tenemos bote la tormenta lo destrozo.
.- Marley: ¿Lo destrozo por completo?, entonces que haremos para ganar denares. Aún estamos endeudados con la familia Filander.
Si, estábamos en problemas financieros, puede que en su momento fuese un muy acaudalado y reconocido capitán que amasaba fortunas en la guerra que le durarían una y más vidas, pero la verdad es que gane el dinero justo para cinco, mis tres hijos, mi mujer y yo. Y ganar denares de forma honrada en Calradia es algo casi imposible. Los Filander son una poderosa familia de comerciantes que prácticamente se han metido a Calradia en el bolsillo y nosotros les debemos dinero. No se lo he querido decir a Marley, pero ya van dos veces que los Filander me mandan a sus matones para recordarme mi deuda, aunque nunca me dan pelea los pobres.
.- Olaf: Tranquilízate, buscare otro trabajo, tal vez en el aserradero de Fred necesiten a alguien fuerte para llevar los troncos. O tal vez ir a trabajar en las minas en Fisdnar, mi primo Lance trabaja allí y tal vez pueda conseguirme un puesto.
Puedo notar como Marley decae cada vez más con cada propuesta que le hago, la verdad es que estamos muy mal, me temo que tenga que volver al campo de batalla nuevamente. Deje todo aquello atrás porque me canse de tanta muerte y ver a mis mejores amigos caer como si nada. Pero al fin al cabo, necesito una señal. Cuando me doy cuenta ya los niños se fueron a dormir y tan solo quedo yo sentado en la mesa sin haber tocado si quiera mi cena. Marley se me acerca y se acurruca sobre mi cabeza y me abraza.
.- Marley: Te amo, sé que siempre encuentras la forma de sacarnos adelante y siento no poder hacer mucho. Pero quiero que sepas que sin importar que te apoyare, en las buenas y en las malas.
Me levanto de la silla únicamente para besarla y abrazarla susurrándole en el oído la que sería la promesa más importante de mi vida.
.- Olaf: Te prometo, que encontrare la forma. Ya no tendremos deudas, tendremos los suficientes denares para vivir sin preocuparnos y pagar una educación decente para nuestros hijos.
Lo único que pedía en ese entonces era una señal, y mientras abrazaba a la mujer que amo tocaron fuertemente la puerta, era muy tarde y un vecino no podía ser, por instinto solté a Marley y tome un cuchillo afilado de la cocina y muy cuidadosamente abrí la puerta. Pero se trataba únicamente de un mensajero.
.- Mensajero: Un gusto señor Olaf, me envía el comandante Vignar del Reino Swadia, me ha pedido que le entregue esta carta personalmente.
Vignar, fue mi más fiel compañero de armas desde el asedio de Wercheg, él fue el primero de todos los soldados de la guarnición que en vez de desertar me siguió y escucho mi plan para luego convencer a todos los demás, después del asedio y que me nombraran capitán lo convertí en mi teniente para que me ayudara a dirigir a las tropas. Me sorprende que me haya enviado una carta después de lo que sucedió, pero lo que si no me sorprende es que sea comandante, siempre demostró tener madera de líder. Tomo la carta del mensajero y procedo a leerla detenidamente.
.- Vignar: Amigo mío, sé que ha pasado mucho tiempo desde la última vez que nos vimos y puede que no esperásemos volvernos a ver después de aquel trágico día, pero quiero que sepas que te necesito de nuevo en el campo de batalla. Actualmente soy comandante en el Reino de Swadia pero estamos siendo atacados desde todos los flancos y la superación numérica es aplastante. Tú eres el mayor guerrero estratega que he conocido jamás y es por eso que te ofrezco un puesto dentro de mi ejército, te pagare la mitad de mi paga como comandante, por lo que estarías ganando más que todas mis tropas. Si estás dispuesto díselo a mi mensajero y te veré en Suno el 25 de octubre.
Voltee a mirar a mi mujer, tanto ella como yo conocíamos mi respuesta, volteo nuevamente hacia el mensajero y le respondo.
.- Olaf: Dile a Vignar que lo veré en Suno para hablar sobre el asunto.
.- Mensajero: Por supuesto señor ahora mismo me dirigiré a informárselo.
Y así fue como el mensajero de desvaneció en la densa niebla dejada por la tormenta, al igual que se desvaneció mi promesa de no volver al campo de batalla. Tan solo espero que el pasado no me persiga nuevamente en el campo de batalla.