Prólogo.
El año 1043 será una fecha recordada por todos las gentes de Calradia. Ese año, más concretamente el 13 de septiembre de 1043 se completó la reunificación de Calradia bajo el estandarte de un calrádico que, sin sangre noble por sus venas, supo ganarse la confianza de las gentes de Calradia y derrotar a todos los reyezuelos que sumían el pais en constantes guerras sin sentido.
No le tomó al joven, de nombre Kine, más que 3 años conquistar toda Calradia bajo su bandera, y en agradecimiento a los señores de Kelderan , que tan pronto le apoyaron en su empresa, se desposó con su hija, Zaldana.
Calradia entró en una época de paz y prosperidad que, sin embargo, no duraría mucho. Dos años despues de la reunificación, un tenebroso enemigo, llegado de más allá de las montañas les declaró la guerra.
Era un enemigo más poderoso que cualquier otro, un enemigo olvidado en las tinieblas de los cuentos para niños y los cantares de juglaría: los Haredrim. Clamaban venganza por la derrota que les inflingió el Imperio de Calradia hace mas de 1000 años y se vengaron, fue una venganza sangrienta.
Los ejércitos de Calradia fueron completamente derrotados en campo abierto, Kine veía como su amado pais y sus buenas gentes eran pasto de las llamas y la espada. Las ciudades y castillos caían uno tras otro. En poco más de 6 meses solo la capital Praven, se mantenía en pie. Sin embargo, no durarían mucho más.
El ejército Haredrim encabezado por su Rey Tindar puso cerco a la ciudad, durante tres semanas la guarnición y la población resistieron continuos ataques. Sin embargo, la comida escaseaba y cada vez costaba más rechazar al invasor.
Una noche, no pudieron aguantar. Los soldados perdieron las murallas y lucharon calle por calle. Las gentes de la ciudad se unieron a la lucha, desesperados pues sabían que no habría clemencia.
En la fortaleza de la ciudad, por encima de los gritos, lamentos y sonidos de las espadas chocando un llanto se elevó. Zaldana yacía en la cama, sosteniendo a su recien nacido con ambas manos. La visión de la cara de su hijo hizo que se le olvidaran todos los males.
Mientras tanto en la sala de guerra, un soldado se acercó a Kine.
-¡Mi Rey! -gritaba el joven soldado- ¡Mi Rey!
-¿Que sucede, soldado? -Preguntó Kine rodeado de sus compañeros, sus más fieles soldados y amigos.
-¡La Reina ha dado a luz! -Gritó el joven soldado- Es un varon, mi señor.
Pese a la situación en la que estaban la alegría embargó a los presentes y todos felicitaron al padre primerizo.
-Id a verle, Kine -Dijo Zorian. Su más antiguo Compañero -Es vuestro primogénito debeís conocerle. Nosotros resistiremos aquí todo el tiempo necesario.
Kine miró a los presentes quienes asintieron. Salió de la habitación y corrió hacia sus habitaciones donde sabía que estaba su mujer. Al llegar la besó en los labios para despues concentrarse en su hijo, su primogénito.
Le cogió en brazos y le acunó. El niño, que hasta entonces había llorado, pareció tranquilizarse. Algo dentro de la criatura le decía que ese hombre jamás le haría daño, pese a estar embutido en un traje bastante tenebroso.
-Llamad Xander, Zorian y Carter. Que vengan enseguida -Dijo Kine, refiriendose a sus más allegados. El joven soldado que le dió la noticia del nacimiento salió corriendo en busca de los tres hombres -Tú, ve al Salón del Trono y coje el libro y el cetro -Otro soldado salió corriendo a por lo mandado.
Minutos más tarde entraban en la habitación. Ninguno dijo nada, esperaron a que Kine hablase. Segundos despues entro el soldado con lo que su Rey le había pedido.
-Xander, toma el Cetro del Rey y huye con él. Protegelo con tu vida.
-Así lo hare, señor -Contestó Xander.
Kine le entregó el Cetro.
-Carter, tú serás el custodio del Libro de Calradia. Corré y ocultaló de todo mal.
-Como quieras, señor -Contesto Carter.
Kine le entregó el Libro. Despues miró a su mujer, quien lo entendió y lloró desconsolada. Con sumo cuidado, le entregó a su hijo, a su primogenito a Zorian.
-Zorian, mi más viejo amigo. Te entrego mi bien más preciado, cuida de mi hijo. Protegelo y haz que crezca como un hombre de bien y un justo gobernante. Cuando crezca, guíale a recuperar lo que por derecho le pertenece, su trono.
Zorian iba ha hablar, pero Zaldana se le adelantó.
-Zorian, jurame que le criaras como si fuese tu hijo, que le educarás en cultura y ciencia, que le alejarás de malas tentaciones. Mi marido y yo te confiamos a nuestro hijo, cuidalo bien.
-Asi lo haré, mis reyes.
No había más tiempo, los gritos de los soldados indicaban que el enemigo había penetrado en la fortaleza. Los Compañeros les conseguirían algo de tiempo a cambio de sus vidas, no debían desaprovecharlo. Kine se acercó a la pared y tiró de un candelabro, un pasadizo se abrió y los tres hombres se adentraron por el oscuro camino. El niño, debió entender que no volvería a ver a sus padres porque empezó a llorar a todo pulmón.
La puerta oculta se cerró tras los hombres, quienes ahora, lejos de la mirada de su Rey, despejaban sus sentimientos en un profundo llanto. Kine miró a su esposa, quien dijo lo temible.
-Matame, Kine. No quiero vivir como una esclava sabiendo que tu has muerto luchando.
Kine la miró con ternura y desenvainó una pequeña daga, se inclino sobre su mujer y la deposito un suave beso en los labios antes de rajarla el cuello. En pocos segundos, la Reina moría. Kine se aguantó las lagrimas y desenvaino su espada, salió de la habitación y se dirigió a paso calmado hasta donde estaban sus Compañeros.
Cuando llegó solo quedaban cuatro en pie. Rodeados de un gran número de enemigos muertos, se acercaron a él, serios y decididos. Le Rodearon y se decidieron a morir como habían vivido, como compañeros.
En pocos minutos una segunda oleada entro en la Sala, los cinco hombres lucharon con valor y fiereza pero uno a uno cayeron ante las espadas y lanzas. Por orden de Tindar la cabeza del difunto Rey Kine fue clavada en una pica y colocada en la torre de la fortaleza, visible para toda la ciudad.
Su venganza estaba completa, o eso creía él.
3 hombres salieron de un pasadizo cuya existencia era desconocida para sus invasores. Se hicieron con tres caballos y galoparon en tres direcciones opuestas.
Zorian cabalgó durante dos días sin parar, hasta que el caballo cayó muerto de agotamiento cerca de una aldea, andaron hasta la pequeña población donde Zorian tenía unos familiares, dejo al niño con ellos y les pidió que pusieran nombre al chico despues les dijo que estaría cerca del niño, protegiéndolo para después perderse en la noche.
Durante días el Rey de los Haredrim buscó y buscó en las ruinas de Praven las llamadas Joyas del Emperador: el Cetro del Rey y el Libro de Calradia. Joyas que se remontaban a los antiguos emperadores de Calradia que otorgaban el derecho a gobernar el pais.
Al no encontrarlas, entendió que Kine las había mandado ocultar y mandó exploradores en su busqueda, prometiendo colmar de oro a quien se las trajese. Sin embargo, no las encontraron y entre las gentes de Calradia se empezó a gestar un rumor, una leyenda: en el futuro un salvador portaría las Joyas del Emperador y echaría a los Haredrim de Calradia y los perseguiría hasta el fin del mundo.
17 años despues
El año 1043 será una fecha recordada por todos las gentes de Calradia. Ese año, más concretamente el 13 de septiembre de 1043 se completó la reunificación de Calradia bajo el estandarte de un calrádico que, sin sangre noble por sus venas, supo ganarse la confianza de las gentes de Calradia y derrotar a todos los reyezuelos que sumían el pais en constantes guerras sin sentido.
No le tomó al joven, de nombre Kine, más que 3 años conquistar toda Calradia bajo su bandera, y en agradecimiento a los señores de Kelderan , que tan pronto le apoyaron en su empresa, se desposó con su hija, Zaldana.
Calradia entró en una época de paz y prosperidad que, sin embargo, no duraría mucho. Dos años despues de la reunificación, un tenebroso enemigo, llegado de más allá de las montañas les declaró la guerra.
Era un enemigo más poderoso que cualquier otro, un enemigo olvidado en las tinieblas de los cuentos para niños y los cantares de juglaría: los Haredrim. Clamaban venganza por la derrota que les inflingió el Imperio de Calradia hace mas de 1000 años y se vengaron, fue una venganza sangrienta.
Los ejércitos de Calradia fueron completamente derrotados en campo abierto, Kine veía como su amado pais y sus buenas gentes eran pasto de las llamas y la espada. Las ciudades y castillos caían uno tras otro. En poco más de 6 meses solo la capital Praven, se mantenía en pie. Sin embargo, no durarían mucho más.
El ejército Haredrim encabezado por su Rey Tindar puso cerco a la ciudad, durante tres semanas la guarnición y la población resistieron continuos ataques. Sin embargo, la comida escaseaba y cada vez costaba más rechazar al invasor.
Una noche, no pudieron aguantar. Los soldados perdieron las murallas y lucharon calle por calle. Las gentes de la ciudad se unieron a la lucha, desesperados pues sabían que no habría clemencia.
En la fortaleza de la ciudad, por encima de los gritos, lamentos y sonidos de las espadas chocando un llanto se elevó. Zaldana yacía en la cama, sosteniendo a su recien nacido con ambas manos. La visión de la cara de su hijo hizo que se le olvidaran todos los males.
Mientras tanto en la sala de guerra, un soldado se acercó a Kine.
-¡Mi Rey! -gritaba el joven soldado- ¡Mi Rey!
-¿Que sucede, soldado? -Preguntó Kine rodeado de sus compañeros, sus más fieles soldados y amigos.
-¡La Reina ha dado a luz! -Gritó el joven soldado- Es un varon, mi señor.
Pese a la situación en la que estaban la alegría embargó a los presentes y todos felicitaron al padre primerizo.
-Id a verle, Kine -Dijo Zorian. Su más antiguo Compañero -Es vuestro primogénito debeís conocerle. Nosotros resistiremos aquí todo el tiempo necesario.
Kine miró a los presentes quienes asintieron. Salió de la habitación y corrió hacia sus habitaciones donde sabía que estaba su mujer. Al llegar la besó en los labios para despues concentrarse en su hijo, su primogénito.
Le cogió en brazos y le acunó. El niño, que hasta entonces había llorado, pareció tranquilizarse. Algo dentro de la criatura le decía que ese hombre jamás le haría daño, pese a estar embutido en un traje bastante tenebroso.
-Llamad Xander, Zorian y Carter. Que vengan enseguida -Dijo Kine, refiriendose a sus más allegados. El joven soldado que le dió la noticia del nacimiento salió corriendo en busca de los tres hombres -Tú, ve al Salón del Trono y coje el libro y el cetro -Otro soldado salió corriendo a por lo mandado.
Minutos más tarde entraban en la habitación. Ninguno dijo nada, esperaron a que Kine hablase. Segundos despues entro el soldado con lo que su Rey le había pedido.
-Xander, toma el Cetro del Rey y huye con él. Protegelo con tu vida.
-Así lo hare, señor -Contestó Xander.
Kine le entregó el Cetro.
-Carter, tú serás el custodio del Libro de Calradia. Corré y ocultaló de todo mal.
-Como quieras, señor -Contesto Carter.
Kine le entregó el Libro. Despues miró a su mujer, quien lo entendió y lloró desconsolada. Con sumo cuidado, le entregó a su hijo, a su primogenito a Zorian.
-Zorian, mi más viejo amigo. Te entrego mi bien más preciado, cuida de mi hijo. Protegelo y haz que crezca como un hombre de bien y un justo gobernante. Cuando crezca, guíale a recuperar lo que por derecho le pertenece, su trono.
Zorian iba ha hablar, pero Zaldana se le adelantó.
-Zorian, jurame que le criaras como si fuese tu hijo, que le educarás en cultura y ciencia, que le alejarás de malas tentaciones. Mi marido y yo te confiamos a nuestro hijo, cuidalo bien.
-Asi lo haré, mis reyes.
No había más tiempo, los gritos de los soldados indicaban que el enemigo había penetrado en la fortaleza. Los Compañeros les conseguirían algo de tiempo a cambio de sus vidas, no debían desaprovecharlo. Kine se acercó a la pared y tiró de un candelabro, un pasadizo se abrió y los tres hombres se adentraron por el oscuro camino. El niño, debió entender que no volvería a ver a sus padres porque empezó a llorar a todo pulmón.
La puerta oculta se cerró tras los hombres, quienes ahora, lejos de la mirada de su Rey, despejaban sus sentimientos en un profundo llanto. Kine miró a su esposa, quien dijo lo temible.
-Matame, Kine. No quiero vivir como una esclava sabiendo que tu has muerto luchando.
Kine la miró con ternura y desenvainó una pequeña daga, se inclino sobre su mujer y la deposito un suave beso en los labios antes de rajarla el cuello. En pocos segundos, la Reina moría. Kine se aguantó las lagrimas y desenvaino su espada, salió de la habitación y se dirigió a paso calmado hasta donde estaban sus Compañeros.
Cuando llegó solo quedaban cuatro en pie. Rodeados de un gran número de enemigos muertos, se acercaron a él, serios y decididos. Le Rodearon y se decidieron a morir como habían vivido, como compañeros.
En pocos minutos una segunda oleada entro en la Sala, los cinco hombres lucharon con valor y fiereza pero uno a uno cayeron ante las espadas y lanzas. Por orden de Tindar la cabeza del difunto Rey Kine fue clavada en una pica y colocada en la torre de la fortaleza, visible para toda la ciudad.
Su venganza estaba completa, o eso creía él.
3 hombres salieron de un pasadizo cuya existencia era desconocida para sus invasores. Se hicieron con tres caballos y galoparon en tres direcciones opuestas.
Zorian cabalgó durante dos días sin parar, hasta que el caballo cayó muerto de agotamiento cerca de una aldea, andaron hasta la pequeña población donde Zorian tenía unos familiares, dejo al niño con ellos y les pidió que pusieran nombre al chico despues les dijo que estaría cerca del niño, protegiéndolo para después perderse en la noche.
Durante días el Rey de los Haredrim buscó y buscó en las ruinas de Praven las llamadas Joyas del Emperador: el Cetro del Rey y el Libro de Calradia. Joyas que se remontaban a los antiguos emperadores de Calradia que otorgaban el derecho a gobernar el pais.
Al no encontrarlas, entendió que Kine las había mandado ocultar y mandó exploradores en su busqueda, prometiendo colmar de oro a quien se las trajese. Sin embargo, no las encontraron y entre las gentes de Calradia se empezó a gestar un rumor, una leyenda: en el futuro un salvador portaría las Joyas del Emperador y echaría a los Haredrim de Calradia y los perseguiría hasta el fin del mundo.
17 años despues