Este AAR ha sido creado inspirado por el escrito por Lord Eleazar en esta misma sección, y según el antojo del mismo, y según las situaciones que pasen en su relato, este se verá afectado o no, según el impacto social.
Prenderfast, Dux Britanorum (Brytenwalda AAR)
Adennill o Londinium
-Brindemos señores, por el Brytenwalda-
Dijo algún borracho cualquiera de aquella taberna de poca luz, en la que la hidromiel estaba casi por todas partes, y seguramente el “Elixir” masculino también.
Muchos otros Bretones, al escuchar el ancestral termino, se levantaron de el tan incómodo y frio asiento en el que se encontraban para gritar hasta no poder más por el rey unificador descendiente de Arturo, aquel que nunca existió.
Un tejado a tablas nos protegía a todos de aquel diluvio que pretendía matarnos, aunque cada vez que levantaba yo mi cabeza, observaba como amenazaba por cesar.
Así es, me encontré entre todos esos altos y fornidos hombres, de larga barba y rubia cabellera, descendientes los bárbaros del norte, los que nunca fueron dominados por el Imperio, los que nunca fueron civilizados por mí imperio; aunque todos llamaban la atención por algún rasgo en particular, uno de ellos me llamó la atención, era distinto a los demás, quizás un poco más moderado que los demás…
Me pasé la noche observando cómo estos guerreros, que nacieron para morir en batalla disfrutaban quebrando copas o golpeándose entre ellos mientras secan con su codo las dos gotas que quedaron en su barba tras su última jarra de cerveza, es quizás admirable, tal vez extraño para mí, cuanto menos interesante, pues tras mi nacimiento en Florencia, fui entrenado en las artes de la guerra, aprendí a leer con rapidez el terreno y a levantar con fuerza una espada, así como también se cómo sacarla cuando se ha posado sobre el hígado de algún enemigo.
Seguía observándolos, pensando como habrán sido sus padres luchando contra las Cohortes por su libertad, como golpeaban con sus enormes martillos los escudos imperiales, imaginándome también como habrá sido su desdicha luego de perder la tan anhelada independencia, y haber caído a merced de sus mayores enemigos, mis ancestros..
Soy Julius Tacceo, un hijo del imperio, descendiente de la familia de los Escipiones, y por alguna razón estoy aquí, viendo como estos hombres felizmente gastan todo su sueldo, que quizás esté recién cobrado, por unas cuantas jarras..
Cansado ya de no parpadear me puse de pie, llevé mi enguantada mano hacia el cinturón de cuero y tome una pequeña bolsa de piel que había sido entregada a mi por algún señor de la guerra que disfrutó de mis servicios, o quizás arrebatada a algún desgraciado por mi espada.
La lancé sobre la barra de la mesera, que asustada por el alboroto se encontraba arrinconada en la oscuridad, quizás por miedo de ser violada me hizo un pedido sin hablar, me miró a los ojos cuando se acercó lo más que pudo a mí por detrás de la barra de una manera tan inmediata como un rayo lo es, me vi perdido en la hermosura de sus ojos azules, tan azules como una tarde en las granjas de los suburbios parisinos, me dijo sin mover su boca, que me quedara, que la salvara por lo que más quisiera, que no la dejara con estos salvajes..
Mantuve la mirada tanto como pude, pero quizás por su propio miedo me intimidó, giré la cabeza hacia unos pocos de mis hombres, que también se estaban ya alistando para marcharnos, y les hice con la cabeza una señal para que se acercaran…
-Es hora de que estos caballeros se vayan cada uno para su hogar, pues así lo desea la cantinera- Dije en un tono no muy bajo que digamos, y tan rápido como termine de hablar, el pelirrojo que tanto me había llamado la atención ya estaba a mis espaldas empuñando una daga que podría cortarme el cuello de tan solo una pasada;
Sonreí levemente y me habló en algún idioma bárbaro, quizás Anglo, o Sajón, a fín de cuentas, el hombre conocía un idioma del que yo no tenía idea..
-Wretch lladd chi yma Rhufeinig, ond y tu allan o barch tuag at y lle hwn Na wnaf, ond yr wyf yn gobeithio i beidio â gweld chi eto-
Dichas estas palabras, me soltó y con un empujón me puso cara a cara con el, mis hombres de una manera inmediata desenvainaron espadas, y así mismo, los bretones con algunos tragos encima, corrieron a por sus lanzas y hachas, que estaban en algún rincón de la taberna.
Tengo ahora una batalla entre manos, y aunque llevo desventaja contra estos rubios titanes, no es momento de dar la retirada; lucharé.
PD: Los textos en idiomas bárbaros están realmente en Galés, pues es mucho mas accesible que el idioma Sajon o Anglo para un no-historiado.
Prenderfast, Dux Britanorum (Brytenwalda AAR)
Adennill o Londinium
-Brindemos señores, por el Brytenwalda-
Dijo algún borracho cualquiera de aquella taberna de poca luz, en la que la hidromiel estaba casi por todas partes, y seguramente el “Elixir” masculino también.
Muchos otros Bretones, al escuchar el ancestral termino, se levantaron de el tan incómodo y frio asiento en el que se encontraban para gritar hasta no poder más por el rey unificador descendiente de Arturo, aquel que nunca existió.
Un tejado a tablas nos protegía a todos de aquel diluvio que pretendía matarnos, aunque cada vez que levantaba yo mi cabeza, observaba como amenazaba por cesar.
Así es, me encontré entre todos esos altos y fornidos hombres, de larga barba y rubia cabellera, descendientes los bárbaros del norte, los que nunca fueron dominados por el Imperio, los que nunca fueron civilizados por mí imperio; aunque todos llamaban la atención por algún rasgo en particular, uno de ellos me llamó la atención, era distinto a los demás, quizás un poco más moderado que los demás…
Me pasé la noche observando cómo estos guerreros, que nacieron para morir en batalla disfrutaban quebrando copas o golpeándose entre ellos mientras secan con su codo las dos gotas que quedaron en su barba tras su última jarra de cerveza, es quizás admirable, tal vez extraño para mí, cuanto menos interesante, pues tras mi nacimiento en Florencia, fui entrenado en las artes de la guerra, aprendí a leer con rapidez el terreno y a levantar con fuerza una espada, así como también se cómo sacarla cuando se ha posado sobre el hígado de algún enemigo.
Seguía observándolos, pensando como habrán sido sus padres luchando contra las Cohortes por su libertad, como golpeaban con sus enormes martillos los escudos imperiales, imaginándome también como habrá sido su desdicha luego de perder la tan anhelada independencia, y haber caído a merced de sus mayores enemigos, mis ancestros..
Soy Julius Tacceo, un hijo del imperio, descendiente de la familia de los Escipiones, y por alguna razón estoy aquí, viendo como estos hombres felizmente gastan todo su sueldo, que quizás esté recién cobrado, por unas cuantas jarras..
Cansado ya de no parpadear me puse de pie, llevé mi enguantada mano hacia el cinturón de cuero y tome una pequeña bolsa de piel que había sido entregada a mi por algún señor de la guerra que disfrutó de mis servicios, o quizás arrebatada a algún desgraciado por mi espada.
La lancé sobre la barra de la mesera, que asustada por el alboroto se encontraba arrinconada en la oscuridad, quizás por miedo de ser violada me hizo un pedido sin hablar, me miró a los ojos cuando se acercó lo más que pudo a mí por detrás de la barra de una manera tan inmediata como un rayo lo es, me vi perdido en la hermosura de sus ojos azules, tan azules como una tarde en las granjas de los suburbios parisinos, me dijo sin mover su boca, que me quedara, que la salvara por lo que más quisiera, que no la dejara con estos salvajes..
Mantuve la mirada tanto como pude, pero quizás por su propio miedo me intimidó, giré la cabeza hacia unos pocos de mis hombres, que también se estaban ya alistando para marcharnos, y les hice con la cabeza una señal para que se acercaran…
-Es hora de que estos caballeros se vayan cada uno para su hogar, pues así lo desea la cantinera- Dije en un tono no muy bajo que digamos, y tan rápido como termine de hablar, el pelirrojo que tanto me había llamado la atención ya estaba a mis espaldas empuñando una daga que podría cortarme el cuello de tan solo una pasada;
Sonreí levemente y me habló en algún idioma bárbaro, quizás Anglo, o Sajón, a fín de cuentas, el hombre conocía un idioma del que yo no tenía idea..
-Wretch lladd chi yma Rhufeinig, ond y tu allan o barch tuag at y lle hwn Na wnaf, ond yr wyf yn gobeithio i beidio â gweld chi eto-
Dichas estas palabras, me soltó y con un empujón me puso cara a cara con el, mis hombres de una manera inmediata desenvainaron espadas, y así mismo, los bretones con algunos tragos encima, corrieron a por sus lanzas y hachas, que estaban en algún rincón de la taberna.
Tengo ahora una batalla entre manos, y aunque llevo desventaja contra estos rubios titanes, no es momento de dar la retirada; lucharé.
PD: Los textos en idiomas bárbaros están realmente en Galés, pues es mucho mas accesible que el idioma Sajon o Anglo para un no-historiado.
Última edición por Jhosep el Jue Ago 29, 2013 1:25 am, editado 1 vez