Rápido. No importaba quien fuera, solo podía existir esta opinión sobre sus movimientos. Si bien era bastante obvio que el peso de tales armas de madera no podrían atarle al suelo, era difícil de creer que decidiera optar por tal tipo de táctica en medio de la batalla.
¿Que es lo que planeaba?
Si bien no había dudas de que las armas entregadas en la final del torneo habían sido un regalo de los cielos (¿O quizás de algún noble inescrupuloso?) era simplemente estúpido a un nivel increíble cargar de esa manera contra su oponente que había llegado hasta la final.
Sin embargo, no había nadie que lo apuntara. Al contrario, una fe ciega se propagaba como una especie de culto religioso por toda la arena, incluso algunos nobles vitoreaban como hacían sus pares de mas bajo estatus social el apodo de tal prodigioso sino temerario joven.
"Ikkitousen" "Ikkitousen" "Ikkitousen"
Esto había creado aun más presión sobre la comprimida guardia de Xander, quien no se había movido un solo milímetro desde su llegada. Tan solo un paso atrás y el frio del metal tocaría su espalda.
No es que fuera un cobarde, pues de ser así no tendría lugar en la competencia más grandiosa de toda Calradia sino que su mente luchaba por una solución contra la situación en la que se encontraba.
Había tenido suerte en conseguir un escudo, le serviría y le salvaría la vida más de una vez como todo buen guerrero conoce pero no había llegado a conseguir un caballo por más que rogara con una bolsa de denares en su mano.
‘Solo en ese tipo de condiciones podría haber sentido más cerca la victoria.’ Fue lo que pasaba por su mente.
Paso tras paso, el gélido aliento de la muerte se acercaba (aunque fuera sin duda absurdo ante lo inofensivo de sus espadas).
Tomando un poco de aliento y colocando su espada a la altura de su cintura solo espero a recibir el primer golpe y dar un contra-ataque, quien sabe, incluso podría dar el primer golpe...un hombre puede soñar en ser emperador.
*Clack!*
El feroz finalista mantuvo su única defensa en alto ante el revés de su contrincante pero no pudo evitar ser arrojado ligeramente hacia atrás, incluso sus brazos temblaban ligeramente ante tal impacto. ¿Como es que tan templado mercenario podía sentir este tipo de reacciones en un duelo? Por suerte, desde la altura de los palcos nadie podía ver con claridad su expresión de incredulidad y dolor.
No obtuvo descanso, a pesar de todos sus intentos de revertir la situación. Visiblemente molesto con sus fallas, el monstruo de humano azotaba su filo como si fuera una hoz a cada punto que encontrara ligero de cuidado. Solo los reflejos y la intuición lograron que no cayera desmayado más de una vez.
Ese tipo de juego se mantuvo unos segundos, en los que uno golpearía como si se tratara de algún tipo de asedio a las murallas del otro. Sin embargo, la diferencia era más que obvia entre la calidad de los atacantes y los defensores.
Un paso atrás y luego otro, una distancia prudencial se forjo entre ambos en el instante que uno de ellos paso a formar de un estilo más defensivo a uno marcado por un mandoble.
*Tack!*
Ese tipo de sordo sonido pudo escucharse por todo el estadio, bañado por la excitación que poseían quienes presenciaban tan magnífica pero brutal batalla. Solo dos armas chocaron una contra la otra pero era obvio quien ganaría desde ese momento; solo aquel que conservara mayor velocidad para volver a golpear.
Uno en el hombro, esquivar con unos pasos atrás y finalmente un estoque en el pecho del hombre. Pareciera simple de decir, y la velocidad en lo que acontecieron esos hechos aun mas, sin embargo todos los presentes sabían que algo así podía cultivarse únicamente luego de cientos de batallas; en los que la vida estaría en riesgo al moverse tan solo un centímetro más en alguna dirección.
Un cuerpo forjado para esquivar y aprovechar su propio impulso para dar un golpe certero, era necesario un ataque en las partes vitales del enemigo (Si es que no la cabeza) para terminar la lucha.
Solo en ese último ritmo de movimientos fue que el publico noto que tan solo había estado divirtiéndose con los intentos desesperados de su contrincante, aprovechando su total desesperación para destruirlo de una vez por todas.
Un nuevo escalofrió recorrió el cuerpo de los mas observadores, al saber que el ganador no había utilizado ni una sola vez su confiable escudo.
Fue así que un breve silencio se torno para luego ser destruido sin ninguna huella en el batir del nombre del nuevo campeón de Swadia, si es que no de toda Calradia.
"¡Ikkitousen!" "¡Ikkitousen!" "¡¡Ikkitousen!!"
Esta noche, las tabernas se llenaran sus manos en el oro ganado en apuestas.
-
--
---
-¿Quien era él?-.
Una sola pregunta se formo desde los labios carmines de una señorita. Se encontraba sentada en una de las tantas salas de espera del castillo junto con un sirviente y una de sus mejores amigas, además de dama de la nobleza.
Combinado con la alta seguridad (si es que alguien realmente se atreviera a entrar a un castillo) unos cuantos guardias se encontraban apostados tanto dentro como fuera del elegante y simple salón en que ellas se encontraban.
La conversación había pasado de temas triviales y chimentos a algo que ambas deseaban saber, no era una mentira decir que habían hablado sobre los demás solo como una introducción de este tema.
¿Quien era ese enigmático y poderoso joven?
Su actuación había hecho un espacio en el corazón de las dos mujeres, por distintos motivos claramente, pero no eso no importaba a la hora de meterse en sus pensamientos.
Fue así que la primera en preguntar, Lady Nelda, se dirigió al sirviente que se hallaba de pie a unos
metros.
Una pregunta bastante dificultosa de contestar, no por la falta de información sino por la abundancia de ella como entendía muy bien alguien que se codeaba con el populacho a diario como era ese siervo.
En un instante, se pregunto a sí mismo como contestar, ya era un hecho que debía hacerlo ya que cada deseo de esas damas significaba una orden para él.
¿Un bardo? Podría librarse de cualquier tipo de castigo de esa manera, pero las hazañas de Ikkitousen eran relativamente recientes y aun mas importante, el se encontraba vivo por lo que ningún cantante se molestaría en recitar estrofas aun.
¿Esperar a que algún noble decidiera relatarles? Ningún hombre lleno de ego como eran esos condes se molestaría en hablar de las grandes luchas de otros que no fueran las propias.
No había otra opción, orando para sus adentros a los dioses, solo comenzó a comentar los rumores que eran ya certezas sino sentido común para toda Calradia.
"Ikkitousen, o Ark Demon como es su nombre, es uno de los más grandes espadachines de todo el continente. Ha destruido cientos de bandas de maleantes en sus viajes, liberando a todo prisionero que encontrara en su camino sin importarle quien fuera."
"¿Ikki...tousen?"
Aunque Lady Nelda se encontraba en su propio mundo imaginativo ante la imagen de aquel caballero
(como así lo representaba mentalmente ella) en una serie de luchas exhaustivas contra los males de este planeta, Lady Irena se remitió a preguntar el origen de tan extraño apodo.
"Si, se cree que alguna vez sus seguidores usaron ese nombre para referirse a él. Ellos eran Vaegires, o al menos así se cree, pero debe provenir de algún lugar mas allá del mar."
Especulando sobre el origen de algo podría llevar todo el día, aun mas en un lugar en que la cultura se trata sobre qué nuevo tipo de acero se utiliza más que de donde proviene el sol.
"Ikkitousen, se dice, significa aquel que lucha como mil soldados"
"Ikkitousen..."
No, no solo ese apodo, todo el nombre de él era de total rareza sin embargo no podía evitar uno sentir que sonaba demasiado bien una vez dicho.
"¿Como es que nadie ha solicitado su unión al reino?"
Esta pregunta volvió a traer a la demasiado imaginativa noble a la realidad, deseosa de conocer un nuevo relato.
"Ha sucedido, el Rey Yaroglek personalmente envió mensajeros a pedirle su espada en estos tiempos tan turbulentos cuando aun su poder no era tan conocido solo que..."
"..."
Moviendo involuntariamente sus cuerpos para acercarse al ya anciano hombre...
" 'Mi vida se basa en la espada, cuando mis habilidades lleguen a conseguir bañar de sangre los ríos y vencer a mas de mil hombres con solo un revés de mi muñeca, venderé mi alma al poder de los reyes de este continente' se dice que fue la respuesta hacia el mensajero"
*Puwaa*
Si existiera un sonido que describiría la agitación mental de las dos señoritas presentes será ese, si es que no sucedió y el oído humano no pudo captarlo.
Por un lado Lady Irena no pudo evitar sentirse atraída a un hombre que no se movía por cuánto dinero podía amasar en el menor tiempo posible, como parecían hacer todos los de la especie masculina en Calradia. Al contrario, alguien que deseaba pulir su fuerza hasta el máximo y al mismo tiempo ayudar a las almas errantes de este mundo en tan oscuras épocas.
Por otro lado Lady Nelda...solo hace falta decir que sus rojos cabellos, tan llamativos como el mismo fuego se movieron de un lado al otro en su propia fantasía.
Solo el anciano se encontraba en una difícil posición, ¿Debería el hablar del último rumor que se hacía rodar por las tabernas y mercados? Algo de ese calibre, que puede notarse como la locura más grande del tal Ikkitousen como así uno de las más grandes batallas de toda la historia...
'Quien sabe si es cierto...' Decidió suspirar para sí, dándose por vencido. Sería mejor no destruir la burbuja de las señoritas en frente de él; ya sus familiares lo harían tarde o temprano.
.
..
....
Las bebidas corrían en una de las tabernas más reconocidas de toda la ciudad, la gran bola de fuego que se alzaba en los cielos se encontraba a punto de caer mientras que cada vez más personas se unían a la fiesta improvisada.
Los bolsillos de la mayoría se encontraban llenos, muy pocos de ellos debido a las apuestas, sino mas bien por su preparación para este día.
Por un lado la más alta alcurnia bebería desde sus altas torres mientras que los hombres trabajadores derrocharían su dinero con un gran vaso de madera en su mano.
Es lo que debería ser, es lo que sin duda estaba planeado pero...
*Clack* *Clack*
No es que el ruido fuera anormal, muchos guardias escapándose de sus superiores llegarían allí para alegrarse un poco y volver a sus puestos...en algunos casos. Sin embargo, las miradas se congregaban cada vez más en la persona que provocaba tan golpeteo con los metales que recubrían sus pies.
Es así que con un ligero chirrido la puerta de madera dio paso a una de las fuentes de charla del día, acercándose a la barra y sentándose en uno de los asientos libres.
Silencio, uno que pareció durar unos cuantos minutos pero fue mucho menos que eso. Cargado completamente de un '¿Que debemos hacer?'
El campeón, destructor de más de cincuenta hombres sin ninguna herida en su cuerpo se hallaba a unos pasos;
'¿Que tal si bebían demasiado y lo molestaban?' '¿Que tal si se iban y por ello se molestaba?'
El punto era simplemente, '¿Existe alguien que pueda detenerlo si decide salirse de control?' Muchos de los presentes eran hombres templados con el frio del metal y la velocidad de las lanzas al ser lanzadas pero lo más importante en sus vidas no era el oro sino la oportunidad de poder respirar y ver la luna una vez más.
¿Existía algún demente que deseara luchar siquiera en broma con Ikkitousen?
Lenta, muy lentamente, como un ladrón que se mueve en su primer robo, la fiesta volvió a su anterior estado. Tan pronto como vieron que el joven comenzó a beber de su recién pedido vino, los ánimos aumentaron.
Sin embargo, Era ese mismo bebedor de vino quien podía sentir una increíble incomodes; existía una mirada penetrante hacia él. No era nada nuevo en su vida desde los últimos meses, al punto que era normal, incluso, que algunos desearan acariciar su cabello o tocar su espada para volver con vida a su pueblo pero este tipo de observación era la misma que haría un cazador hacia su presa.
No es que se encontrara tan lejos quien la originaba, luego de tantas luchas podía saber de dónde provenía una flecha luego de ser lanzada y lo mismo era aplicable aquí. A solo un paso de distancia a su izquierda, en el asiento contiguo, una joven se hallaba allí.
Con sus largos cabellos cayendo como una cascada sobre su cuello, uno podía preguntarse qué hacia ella en este tipo de lugares debido a sus ropas, excesivamente normales y aburridas para este entorno.
Solo el cuchillo que colgaba en su cintura parecía darle el permiso de presentarse aquí.
-¿Puedo ayudarte en algo?-.
------------------------------------
Notas de Autor: Yiaaah, es mi primer relato de este tipo asi que si ven algo mal (mas que nada en algun nombre, hecho, etc) hare el cambio lo mas pronto posible!
Pd: Lo siento por mis latiguillos ('Solo' 'Ademas' 'Sin embargo') intento salir de esas drogas de palabras...
¿Que es lo que planeaba?
Si bien no había dudas de que las armas entregadas en la final del torneo habían sido un regalo de los cielos (¿O quizás de algún noble inescrupuloso?) era simplemente estúpido a un nivel increíble cargar de esa manera contra su oponente que había llegado hasta la final.
Sin embargo, no había nadie que lo apuntara. Al contrario, una fe ciega se propagaba como una especie de culto religioso por toda la arena, incluso algunos nobles vitoreaban como hacían sus pares de mas bajo estatus social el apodo de tal prodigioso sino temerario joven.
"Ikkitousen" "Ikkitousen" "Ikkitousen"
Esto había creado aun más presión sobre la comprimida guardia de Xander, quien no se había movido un solo milímetro desde su llegada. Tan solo un paso atrás y el frio del metal tocaría su espalda.
No es que fuera un cobarde, pues de ser así no tendría lugar en la competencia más grandiosa de toda Calradia sino que su mente luchaba por una solución contra la situación en la que se encontraba.
Había tenido suerte en conseguir un escudo, le serviría y le salvaría la vida más de una vez como todo buen guerrero conoce pero no había llegado a conseguir un caballo por más que rogara con una bolsa de denares en su mano.
‘Solo en ese tipo de condiciones podría haber sentido más cerca la victoria.’ Fue lo que pasaba por su mente.
Paso tras paso, el gélido aliento de la muerte se acercaba (aunque fuera sin duda absurdo ante lo inofensivo de sus espadas).
Tomando un poco de aliento y colocando su espada a la altura de su cintura solo espero a recibir el primer golpe y dar un contra-ataque, quien sabe, incluso podría dar el primer golpe...un hombre puede soñar en ser emperador.
*Clack!*
El feroz finalista mantuvo su única defensa en alto ante el revés de su contrincante pero no pudo evitar ser arrojado ligeramente hacia atrás, incluso sus brazos temblaban ligeramente ante tal impacto. ¿Como es que tan templado mercenario podía sentir este tipo de reacciones en un duelo? Por suerte, desde la altura de los palcos nadie podía ver con claridad su expresión de incredulidad y dolor.
No obtuvo descanso, a pesar de todos sus intentos de revertir la situación. Visiblemente molesto con sus fallas, el monstruo de humano azotaba su filo como si fuera una hoz a cada punto que encontrara ligero de cuidado. Solo los reflejos y la intuición lograron que no cayera desmayado más de una vez.
Ese tipo de juego se mantuvo unos segundos, en los que uno golpearía como si se tratara de algún tipo de asedio a las murallas del otro. Sin embargo, la diferencia era más que obvia entre la calidad de los atacantes y los defensores.
Un paso atrás y luego otro, una distancia prudencial se forjo entre ambos en el instante que uno de ellos paso a formar de un estilo más defensivo a uno marcado por un mandoble.
*Tack!*
Ese tipo de sordo sonido pudo escucharse por todo el estadio, bañado por la excitación que poseían quienes presenciaban tan magnífica pero brutal batalla. Solo dos armas chocaron una contra la otra pero era obvio quien ganaría desde ese momento; solo aquel que conservara mayor velocidad para volver a golpear.
Uno en el hombro, esquivar con unos pasos atrás y finalmente un estoque en el pecho del hombre. Pareciera simple de decir, y la velocidad en lo que acontecieron esos hechos aun mas, sin embargo todos los presentes sabían que algo así podía cultivarse únicamente luego de cientos de batallas; en los que la vida estaría en riesgo al moverse tan solo un centímetro más en alguna dirección.
Un cuerpo forjado para esquivar y aprovechar su propio impulso para dar un golpe certero, era necesario un ataque en las partes vitales del enemigo (Si es que no la cabeza) para terminar la lucha.
Solo en ese último ritmo de movimientos fue que el publico noto que tan solo había estado divirtiéndose con los intentos desesperados de su contrincante, aprovechando su total desesperación para destruirlo de una vez por todas.
Un nuevo escalofrió recorrió el cuerpo de los mas observadores, al saber que el ganador no había utilizado ni una sola vez su confiable escudo.
Fue así que un breve silencio se torno para luego ser destruido sin ninguna huella en el batir del nombre del nuevo campeón de Swadia, si es que no de toda Calradia.
"¡Ikkitousen!" "¡Ikkitousen!" "¡¡Ikkitousen!!"
Esta noche, las tabernas se llenaran sus manos en el oro ganado en apuestas.
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-¿Quien era él?-.
Una sola pregunta se formo desde los labios carmines de una señorita. Se encontraba sentada en una de las tantas salas de espera del castillo junto con un sirviente y una de sus mejores amigas, además de dama de la nobleza.
Combinado con la alta seguridad (si es que alguien realmente se atreviera a entrar a un castillo) unos cuantos guardias se encontraban apostados tanto dentro como fuera del elegante y simple salón en que ellas se encontraban.
La conversación había pasado de temas triviales y chimentos a algo que ambas deseaban saber, no era una mentira decir que habían hablado sobre los demás solo como una introducción de este tema.
¿Quien era ese enigmático y poderoso joven?
Su actuación había hecho un espacio en el corazón de las dos mujeres, por distintos motivos claramente, pero no eso no importaba a la hora de meterse en sus pensamientos.
Fue así que la primera en preguntar, Lady Nelda, se dirigió al sirviente que se hallaba de pie a unos
metros.
Una pregunta bastante dificultosa de contestar, no por la falta de información sino por la abundancia de ella como entendía muy bien alguien que se codeaba con el populacho a diario como era ese siervo.
En un instante, se pregunto a sí mismo como contestar, ya era un hecho que debía hacerlo ya que cada deseo de esas damas significaba una orden para él.
¿Un bardo? Podría librarse de cualquier tipo de castigo de esa manera, pero las hazañas de Ikkitousen eran relativamente recientes y aun mas importante, el se encontraba vivo por lo que ningún cantante se molestaría en recitar estrofas aun.
¿Esperar a que algún noble decidiera relatarles? Ningún hombre lleno de ego como eran esos condes se molestaría en hablar de las grandes luchas de otros que no fueran las propias.
No había otra opción, orando para sus adentros a los dioses, solo comenzó a comentar los rumores que eran ya certezas sino sentido común para toda Calradia.
"Ikkitousen, o Ark Demon como es su nombre, es uno de los más grandes espadachines de todo el continente. Ha destruido cientos de bandas de maleantes en sus viajes, liberando a todo prisionero que encontrara en su camino sin importarle quien fuera."
"¿Ikki...tousen?"
Aunque Lady Nelda se encontraba en su propio mundo imaginativo ante la imagen de aquel caballero
(como así lo representaba mentalmente ella) en una serie de luchas exhaustivas contra los males de este planeta, Lady Irena se remitió a preguntar el origen de tan extraño apodo.
"Si, se cree que alguna vez sus seguidores usaron ese nombre para referirse a él. Ellos eran Vaegires, o al menos así se cree, pero debe provenir de algún lugar mas allá del mar."
Especulando sobre el origen de algo podría llevar todo el día, aun mas en un lugar en que la cultura se trata sobre qué nuevo tipo de acero se utiliza más que de donde proviene el sol.
"Ikkitousen, se dice, significa aquel que lucha como mil soldados"
"Ikkitousen..."
No, no solo ese apodo, todo el nombre de él era de total rareza sin embargo no podía evitar uno sentir que sonaba demasiado bien una vez dicho.
"¿Como es que nadie ha solicitado su unión al reino?"
Esta pregunta volvió a traer a la demasiado imaginativa noble a la realidad, deseosa de conocer un nuevo relato.
"Ha sucedido, el Rey Yaroglek personalmente envió mensajeros a pedirle su espada en estos tiempos tan turbulentos cuando aun su poder no era tan conocido solo que..."
"..."
Moviendo involuntariamente sus cuerpos para acercarse al ya anciano hombre...
" 'Mi vida se basa en la espada, cuando mis habilidades lleguen a conseguir bañar de sangre los ríos y vencer a mas de mil hombres con solo un revés de mi muñeca, venderé mi alma al poder de los reyes de este continente' se dice que fue la respuesta hacia el mensajero"
*Puwaa*
Si existiera un sonido que describiría la agitación mental de las dos señoritas presentes será ese, si es que no sucedió y el oído humano no pudo captarlo.
Por un lado Lady Irena no pudo evitar sentirse atraída a un hombre que no se movía por cuánto dinero podía amasar en el menor tiempo posible, como parecían hacer todos los de la especie masculina en Calradia. Al contrario, alguien que deseaba pulir su fuerza hasta el máximo y al mismo tiempo ayudar a las almas errantes de este mundo en tan oscuras épocas.
Por otro lado Lady Nelda...solo hace falta decir que sus rojos cabellos, tan llamativos como el mismo fuego se movieron de un lado al otro en su propia fantasía.
Solo el anciano se encontraba en una difícil posición, ¿Debería el hablar del último rumor que se hacía rodar por las tabernas y mercados? Algo de ese calibre, que puede notarse como la locura más grande del tal Ikkitousen como así uno de las más grandes batallas de toda la historia...
'Quien sabe si es cierto...' Decidió suspirar para sí, dándose por vencido. Sería mejor no destruir la burbuja de las señoritas en frente de él; ya sus familiares lo harían tarde o temprano.
.
..
....
Las bebidas corrían en una de las tabernas más reconocidas de toda la ciudad, la gran bola de fuego que se alzaba en los cielos se encontraba a punto de caer mientras que cada vez más personas se unían a la fiesta improvisada.
Los bolsillos de la mayoría se encontraban llenos, muy pocos de ellos debido a las apuestas, sino mas bien por su preparación para este día.
Por un lado la más alta alcurnia bebería desde sus altas torres mientras que los hombres trabajadores derrocharían su dinero con un gran vaso de madera en su mano.
Es lo que debería ser, es lo que sin duda estaba planeado pero...
*Clack* *Clack*
No es que el ruido fuera anormal, muchos guardias escapándose de sus superiores llegarían allí para alegrarse un poco y volver a sus puestos...en algunos casos. Sin embargo, las miradas se congregaban cada vez más en la persona que provocaba tan golpeteo con los metales que recubrían sus pies.
Es así que con un ligero chirrido la puerta de madera dio paso a una de las fuentes de charla del día, acercándose a la barra y sentándose en uno de los asientos libres.
Silencio, uno que pareció durar unos cuantos minutos pero fue mucho menos que eso. Cargado completamente de un '¿Que debemos hacer?'
El campeón, destructor de más de cincuenta hombres sin ninguna herida en su cuerpo se hallaba a unos pasos;
'¿Que tal si bebían demasiado y lo molestaban?' '¿Que tal si se iban y por ello se molestaba?'
El punto era simplemente, '¿Existe alguien que pueda detenerlo si decide salirse de control?' Muchos de los presentes eran hombres templados con el frio del metal y la velocidad de las lanzas al ser lanzadas pero lo más importante en sus vidas no era el oro sino la oportunidad de poder respirar y ver la luna una vez más.
¿Existía algún demente que deseara luchar siquiera en broma con Ikkitousen?
Lenta, muy lentamente, como un ladrón que se mueve en su primer robo, la fiesta volvió a su anterior estado. Tan pronto como vieron que el joven comenzó a beber de su recién pedido vino, los ánimos aumentaron.
Sin embargo, Era ese mismo bebedor de vino quien podía sentir una increíble incomodes; existía una mirada penetrante hacia él. No era nada nuevo en su vida desde los últimos meses, al punto que era normal, incluso, que algunos desearan acariciar su cabello o tocar su espada para volver con vida a su pueblo pero este tipo de observación era la misma que haría un cazador hacia su presa.
No es que se encontrara tan lejos quien la originaba, luego de tantas luchas podía saber de dónde provenía una flecha luego de ser lanzada y lo mismo era aplicable aquí. A solo un paso de distancia a su izquierda, en el asiento contiguo, una joven se hallaba allí.
Con sus largos cabellos cayendo como una cascada sobre su cuello, uno podía preguntarse qué hacia ella en este tipo de lugares debido a sus ropas, excesivamente normales y aburridas para este entorno.
Solo el cuchillo que colgaba en su cintura parecía darle el permiso de presentarse aquí.
-¿Puedo ayudarte en algo?-.
------------------------------------
Notas de Autor: Yiaaah, es mi primer relato de este tipo asi que si ven algo mal (mas que nada en algun nombre, hecho, etc) hare el cambio lo mas pronto posible!
Pd: Lo siento por mis latiguillos ('Solo' 'Ademas' 'Sin embargo') intento salir de esas drogas de palabras...