la sombra de la media luna [aar]

    Luciano lord del pan
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    Mensaje por Luciano lord del pan Lun Mar 10, 2014 12:59 pm

    23 de marzo de 1557. Cercanías de Shariz, Sultanato Sarraní.

    A sido un día duro y largo, y por fortuna o desgracia todos los días serán así de ahora en mas.
    Todo empezó una semana atrás cuando mi madre, una vendedora de pan, falleció.
    El principal culpable del deceso de mi madre fue mi "padrastro", por darle un nombre a ese hombre dejado a medio hacer. Logro hechizar a mi madre, con poemas baratos y flores silvestres medio marchitas.
    No habría tenido problemas con él, mi madre se sentía muy sola y yo estaba demasiado grande como para ponerme a hacer berrinches. A demás, contar con algo mas de dinero en la casa habría venido bien. Pero no.
    Desde que celebraron su matrimonio mas que trabajar, se la pasaba todo el día en la taberna, gastando nuestro dinero y toda la noche engañando a mi madre. Solo pasaba por aquí a dormir, comer, sacarle dinero a mi madre y maltratarla. Nunca le puso un dedo encima, ya que si lo hacia se las vería con migo y el mandoble de padre. Ella soporto esta situación durante solo dos años, ese mal parido absorbió su vida.
    acobijada en su cama, antes de morir me dijo una frase que no se me olvidara mientras viva:

    -Hijo mio, no desperdicies tu vida aquí, cuando en Calradia te espera algo mejor. Gloria, riqueza o tal vez solo una vida mejor. Pero se en el fondo de mi alma que algo grande te espera allí. Y por favor, no olvides lo que aprendiste de mi y tu verdadero padre.

    Con lagrimas recorriendome el rostro, solo supe decir que si.
    -Si madre, viviré en Calradia si es lo que tu quieres. ¿Pero que pasara con vuestro hogar?

    Su respuesta fue inesperada.
    En un acto de perdón, de abandono y de piedad a todo a todo lo que le hizo mi padrastro contesto:
    -Perdóname hijo por dejarte sin techo... Se la quedara mi actual esposo. Espero que pueda recapacitar y darse cuenta de lo que a echo, lo que aquí pase ya no me importa. lo siento, de verdad.

    Respondí tartamudeando ante tal acto de nobleza. Agarre sus manos con firmeza para jurarle.
    -De acuerdo, respeto tu decisión y juro ante ti que cumpliré con tu deseo.

    Y al final las lagrimas me ganaron. -Te enorgullecerás en los cielos de verme. Y podrás alardear de apuntarme y decir "ese gran hombre es mi hijo". Podrás estar al lado de padre y nunca mas...

    Una sonrisa, como riéndose en paz, fue lo ultimo que dejo en este mundo. Su corazón aguanto lo suficiente como para escuchar mi inquebrantable promesa.

    Al día siguiente mi padrastro se adueño de la casa, mientras enterraban a mi madre. Tal y como juré, no hice reclamación alguna por la casa ni por lo que avía dentro de ella. Todo lo que quería y necesitaba lo tenia en mi espalda, el mandoble de 1.50 del mas puro acero, perteneciente a mi padre. El lo llamaba "Lystunelis", que básicamente significa "la luz al final del túnel", porque es lo ultimo que vez antes de morir.
    Pase un mes en la calle. La mejor amiga de mi madre, la señora Magdalena, se apiadó de mi desdicha y me invitaba a sus almuerzo, con el consentimiento de su  esposo claro está. Sin embargo, no me iba a permitir molestarlos quedándome a dormir en su hogar, no quería dañar sus muebles con mi cada vez mas harapienta ropa y tampoco quería que sus hijos tuvieran algún accidente con Lystunelis. Pasaba la noche con frió, pero al menos no tenia hambre.
    Un día, una caravana paro en el pueblo para darles de beber a sus animales. Escuche que marchaban con rumbo a Shariz, capital del sultanato sarraní. Era el momento para empezar a cumplir mi juramento, me ofrecí para cuidarles las espaldas hasta llegar a Shariz y con gusto aceptaron, incluso me pagaron con 300 denares. Lo poco que se de Calradia es que no son tierras para andar desprotegido y mas si llevas algo de valor.
    El jefe de la caravana me dijo que se quedaría hasta el amanecer antes de seguir. Tiempo suficiente para lo que tenia planeado.
    Era muy entrada la noche, cuando la casa de mi padrastro empezó a arder.
    El estaba durmiendo en la habitación que era de mi madre, una imagen hasta entonces inconcebible. Seguramente estaba reposando de la borrachera, pensando en lo tonta e ingenua que fue mi madre, por si acaso lo ate a la cama. Fue entonces cuando aproveche para avivar las brazas de la chimenea y desparramar el heno que robe de un establo.
    Como se lo prometí a mi madre, respete su decisión de dejarle la casa, pero también menciono que no le importaba mas este lugar.
    Ahora mi padrastro podrá ser el orgulloso dueño de un montón de cenizas, si es que se despierta a tiempo... Y logra desamarrarse.

    Ya estaba por amanecer y el humo de la casa se veía desde las afueras del pueblo, el jefe de la caravana se quedo observando las volutas de humo y me pregunto de que estaba ocurriendo. me limite a decirle que se trataba de una fiesta, y que estaban preparando los fuegos para las carnes asadas. El hombre se lo creyó y partimos rumbo a Shariz.

    Antes de ir con la caravana y después de quemar mi hogar, me dirigí a la casa de la señora Magdalena y les deje un mensaje:
    "No se cuanto dinero gastaron para mantenerme por un mes, pero creo que 200 denares se acerca a la suma. Muchísimas gracias por vuestra hospitalidad."

    Al día siguiente llegamos a Shariz, era temprano por la mañana y no avía nadie en las calles. El jefe de la caravana ya avía echo sus negocios con los mercaderes de la ciudad y yo aproveche para decirle que me quedaba. El hombre no tuvo problemas y se marcho dejándome a mis anchas por las calles de Shariz. Como ya dije era temprano por la mañana y a estas hora, aun con la luz del día, la gente deshonesta ronda por las calles. No tarde mucho en escuchar que alguien venia a por mi. Era un ladrón de poca monta, no tenia mas que un arco de caza, un par de flechas y una espada herrumbrada. El sujeto empezó a dispararme con el arco y yo empece a esquivarlo, a medida que se acercaba iba mejorando su puntería hasta que logro herirme en el hombro. Por fin, el sujeto estaba relativamente cerca y desenvaine esperando atravesarlo con Lystunelis. Pero me hirió en la cabeza dejándome tendido en el suelo. Justo antes de quedar inconsciente pude escuchar gritos, pasos y a alguien arrastrándome.

    Desperté en una cama, rodeado de especias, aceite y telas. en la habitación avía un hombre de pie, vigilandome. Se presento como el mercader de Shariz. Este hombre me ayudo a escapar con vida y trato mis heridas, al parecer.
    Al tiempo que me recuperaba el mercader quería que le hiciera algunos trabajos y empezó a explicarme.

    -Bien... dejadme que os explique mi propuesta. Siempre a habido rufianes en las colinas, arrastrados a la delincuencia por culpa de la guerra, las deudas, el amor o la violencia. Pero recientemente se están volviendo muy atrevidos... Vienen desde sus campamentos a la ciudad presas incautas. El comandante de la guardia nos a dicho que es por culpa de la lucha en las fronteras -hay menos hombres para vigilar las calles- pero no sé que pensar. Parece que la explicación mas lógica es que estos bandidos tienen algún aliado intramuros, que les ayuda a entrar y a identificar a objetivos particularmente tentadores... Veras, la semana pasada se llevaron a mi hermano. No se en que estaba pensando mi hermano, saliendo solo de noche en estos tiempos...

    El caso es que me mando a averiguar el paradero de su hermano. Ademas me aconsejo que buscara voluntarios interesados en los "trabajos emocionantes" por las aldeas, siempre hay alguien. Me dio 100 denares para que pudiera pagarles.
    Con eso ya tengo 200 denares y creo que voy a reclutar mas gente. Este sera otro día muy largo.


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