Cuando el último feudo fue tomado por mis legiones toda Calradia estuvo al fin en mi poder. Acudí a Dhirim, mi capital, y ordené a mi Gobernador que sacasen de sus celdas en las mazmorras a los seis reyezuelos mezquinos y vencidos que habían osado enfrentarse a mi. Ahora, derrotados y humillados, acudieron a mi salón del trono y la Guardia Real de Hermanas de la Espada de mi escolta les obligaron a arrodillarse ante mi. Cuando sus cabezas miraron al suelo vencidas por el peso de los grilletes me levanté de mi trono y hablé ante los lores vasallos más poderosos de mi reino comandados por mis seis más leales compañeros: Lores de las grandes ciudades que empezaron como mis lugartenientes; Lord Nizar, señor de Shariz; Lord Bahestur, señor de Tulga; Lord Alayen, señor de Reyvadim; Lord Firentis, señor de Praven; Lady Katrin, señora de Shargot; Lord Bunduk, señor de Jelkala. Mis nobles compañeros vasallos que dominan en mi nombre lealmente las seis capitales de los mezquinos reinos que gobernaron estos prisioneros.
"Escuchadme bien, reyes vencidos, escuchad las palabras del Rey Eleazar, porque será la última vez que tengáis esa oportunidad. Yo, Eleazar Prenderfast, por la Gracia de Dios Rey legítimo de Calradia, hoy he tomado bajo mi control el último feudo del último reino que se oponía a mi legítimo derecho como Señor y Soberano de toda Calradia. sólo hay un reino en Calradia, el mío, sólo hay una corona en toda Calradia, la mía. Por lo tanto ante vosotros, reyes vencidos, me proclamo ante mis lores y ante Dios, legítimo Emperador de Calradia reunificada. Así sea".
Entonces mi Chambelán Artimenner puso sobre mi cabeza la nueva corona imperial de Calradia creada para la ocasión por los mejores orfebres de Wercheg y mis nobles y amigos me aclamaron en mi sala del trono mientras mi esposa Lady Thanaikha secaba sus lágrimas de emoción. Entonces el Rey Harlaus se puso en pie y avanzó un paso y mirándome a los ojos dijo:
"Yo, Harlaus, otrora Rey de Swadia os reconozco como Rey y Emperador, por la fuerza de las armas y el poder de vuestros ejércitos. Sea". Y se arrodilló ante mi. Entonces uno a uno le imitaron los otros cinco hambrientos y vencidos reyes: El Shanjar Khan de los Khergitas, el Rey Ragnar de los nórdicos, el Rey Yareglek de los vaegires y el Sultán Hakim de los sarraníes siendo el último Graveth, el antiguo Rey electo de los Rhodoks, que llevaba largos años en mis mazmorras pues fue el primer rey que capturé tras aniquilar su reino de forma que no era mas que una sombra pálida en los huesos. Juró lealtad en un susurro, emitiendo sus palabras con rabia y lágrimas de impotencia, pero juró. Los seis reyes vencidos de Calradia habían aceptado mi reinado ante los poderosos de Calradia. Entonces hice un gesto a mi Chambelán Artimenner que corrió al portón lateral e hizo entrar a dos figuras altivas en sus respectivas armaduras.
"Escuchadme bien, Corte de Calradia. Ante vosotros se presentan el Rey Valdym, antes conocido como el Príncipa Valdym el Bastardo, al que yo mismo ayudé a alcanzar el Trono de los Vaegirs arrebatándoselo de las manos al Rey y que luego se alzó en armas contra mi Reino una vez que tomé Corona como Rey Independiente. Ante vosotros también se presenta la Reina Isolla de Suno, mi amiga, mi más apreciada señora, a quien puse en el Trono de Swadia en lugar de Harlaus aquí presente, vencido y encadenado. Isolla y Valdym, como legítimos reyes de sus pequeños reinos me declararon la guerra en su intento de mantener su independencia como soberanos pero fueron vencidos y sus tierras añadidas a mi Imperio. Quiero proclamar ante todos los poderosos señores de mi Imperio aquí y ahora que yo les perdono y les restituyo su honor y su nobleza, pero ya no como soberanos independientes de sus desaparecidos reinos, sino como Reyes Vasallos de mi Imperio. ¡Valdym, Isolla! Tenéis fama de reyes valientes y de grandes soberanos. Me complacerá aceptar vuestras espadas a mi servicio y concederos el vasallaje, si estáis en condiciones de jurarme lealtad".
Esperé mirándoles a ambos a los ojos. Entonces la Reina Isolla sonrió de esa manera suya que yo tanto adoraba. Y miró a Valdym y le susurró algo al oído que le hizo sonreir a él también. Entonces se tomaron de la mano provocando que en toda la sala del trono estallaran murmullos de sorpresa y tomando la palabra Isolla dijo:
"Cuando queráis, mi Señor y Emperador. Pero además os pedimos el favor Imperial, en este día especial, de que nos unáis a Valdym y a mi en Sagrado Matrimonio. Con vuestro parabien seremos Rey y Reina de los Vaegires y los Swadianos bajo vuestro Imperio. Cuando queráis, mi señor".
La sorpresa me paralizó y unos celos oscuros se apoderaron de mi un instante. Pero al final sonreí y me di cuenta de que no había visto las obvias señales cegado por mis propios sentimientos. Yo nunca podría haber sido esposo de Isolla y Thanayka era mi luz y mi verdadero amor y la futura madre de mis hijos. Isolla y Valdym serían un matrimonio perfecto y quien sabía si sus hijos y los míos perpeturarían mi Imperio en los siglos por venir.
"Bien, entonces repetid el juramento conmigo: Os juro lealtad como legítimo Emperador Soberano de toda Calradia. Permaneceré fiel hasta que nuestro aliento se agote y estaré a vuestro lado para luchar contra vuestros enemigos si necesitáis nuestras espadas. Por último aceptaré vuestras legítimas demandas y aquellas de vuestros legítimos herederos como si fueran mías".
Isolla y Valdym juraron vasallaje arrodillados ante mi sonriendo y mirándose a los ojos entre ellos y luego me miraron espectantes.
"Muy bien. Habéis entregado vuestro juramento solemne ante vuestro Emperador como yo os juré a vosotros como Conde de vuestros reinos. Mantenedlo siempre, mejor de lo que yo mantuve el mío, con el debido coraje y devoción. Que se sepa que desde ahora sois mis leales y juramentados vasallos. Os doy mi protección y os concedo el derecho de llevar coronas reales en mi nombre, y declaro que no os privaré de vuestra vida, libertad o propiedades salvo juicio justo de vuestros iguales o por la ley y costumbres de este Imperio. Además os concedo los siguientes feudos: A ti, Reina Isolla, te concedo el feudo de Suno. A ti, Rey Valdym, te concedo el feudo de Khudan, con todas sus rentas y beneficios, y donde estarán las sedes de vuestros reinos. Una vez como esposos ya decidiréis donde vivir juntos. Habéis hecho lo correcto. Y ahora, Rey Valdym, legítimo hijo del último Rey legítimo de los Vaegirs antes del gobierno del ilegítimo Burelek. ¿Aceptáis a la Reina Isolla de Suno, legítima heredera del Rey Esterich de Swadia como legítima esposa?"
"Sí, acepto".
"¿Y vos, Reina Isolla de Swadia, aceptáis al Rey Valdym el Legítimo, Señor de los Vaegires?"
"Sí, acepto con todo mi corazón".
"Levantaos, Rey Valdym, Reina Isolla, sé que no traicionaréis la confianza que pongo en vos porque mi venganza caerá sobre vosotros como la tormenta. Lenvantaos como marido y mujer en este día glorioso, podéis besaros".
Y ambos se besaron y se abrazaron ante el regocijo de mi corte. En este el primer día de mi largo reinado como Emperador de toda Calradia. Con los festejos de la coronación y la fiesta de la boda de mis dos principales Reyes Vasallos pocos advirtieron que seis reyes destronados fueron conducidos discretamente a mis mazmorras y pocos vieron como un Emperador recién coronado en persona rebanaba los gaznates de seis cabezas reales vencidas. Todos murieron sabiendo que el oro y las joyas de sus coronas formaba ahora parte de mi Corona Imperial y que con el oro y las joyas de sus cetros se había fabricado un enorme nuevo cetro Imperial. Su sangre manchó mis manos, Dios quisiera que fuera la última sangre humana que las manchara en mi Imperio.
¡LARGA VIDA AL EMPERADOR!
Última edición por Lord_Eleazar el Mar Dic 10, 2019 1:10 am, editado 2 veces
