Capítulo 1
Octavo día del Noveno Mes del Año 1.991 de la Edad Moderna. Han pasado diez largos años desde que la guerra, irrumpió violentamente en las tranquilas vidas de las gentes, habitantes y Pueblo de Shenaria, todo el país está sumido en el caos y la violencia armada. Violencia armada que han degenerado en una sangrienta guerra interna dentro de la República Democrática Karrani, recientemente la Intervención Armada de la República Popular Nórdica, en defensa de las fuerzas populares karranies progubernamentales, operación la cual lleva nueve meses de duración, generando, una estabilidad, incremento y avance en varios frentes por parte de nuestras fuerzas armadas.
Los bombardeos nórdicos se han centrado principalmente en la logística rebelde, atacando sus posiciones, depósitos de armas, rutas de suministros y centros de mandos, debilitando ampliamente el poder de la insurgencia nacional. Estos ataques abren las posibilidades de nuevos avances del Estado Karrani, siendo destruidas decenas de bolsas opositoras, lo que ha permitido destinar miles de tropas como apoyo hacia otros frentes. Sin embargo, en las ciudades dentro de la Gobernación de Icharm y el frente en la Gobernación de Mariyyeb, la situación está estancada desde hace años, con constantes enfrentamientos callejeros urbanos y rurales sin avance alguno.
Últimamente las fuerzas bagtaries han capturado un tramo de cinco kilómetros de la Carretera K-27, la que suministraba grandes toneladas de armamento a los rebeldes en la ciudad, lo que apoya más la idea, anunciando que las milicias de la Oposición estarían rodeadas en Icharm. Debido a que combaten a numerosos enemigos en común, las relaciones entre las Fuerzas Bagtaries y el Gobierno Central de Shaznir, se han fortalecido a lo largo del tiempo, llegando a compartir decenas de posiciones y organizar nuevas operaciones conjuntas.
La tranquilidad en la Base militar de la Brigada 17 ha llegado a su fin hace dos años, ubicada en plena zona cordillerana, zona caracterizada por poseer una cantidad incontables de cavernas totalmente oscuras y túneles naturales, de grandes entradas, la gran mayoría inexploradas y a diez kilómetros de la ciudad fronteriza de Husyb, bajo control del gobierno, dentro de la Gobernación de Mariyyeb en la frontera con Occidente.
El complejo militar ha estado asediado durante dos años, tras la pérdida de la mayoría de la provincia ante las manos rebeldes, pero está perdida no ha menguado la moral del Gobierno, puesto que este ha neutralizado la totalidad de bolsas internas existentes en las regiones de Ahok y Shaznir. Las fuerzas rebeldes en estos días se han esforzado en destruir nuestras defensas y tomar la estratégica Base 17, postergando cada día la toma de Husyb, sin embargo, nuestra fuerte resistencia los obliga a retirarse cada vez y seguir manteniendo el asedio. Las fuerzas aéreas Karranies y Nórdicas, realizan un contraataque, bombardeando las posiciones insurgentes, con el esfuerzo de darnos más esperanza de resistir hasta que lleguen refuerzos, los cuales se encuentra luchando a ochenta kilómetros de esta base.
Sin embargo, en este último ataque, han cerrado aún más este cerco, tras capturar completamente el complejo de helicópteros. Al mirar hacia arriba, viendo el pasar de una aeronave, que se pierde entre las nubes y el humo de uno de los barracones alcanzado por los morteros rebeldes, distingo a mi parecer una silueta femenina, con una especie de alas en su espalda, cerré involuntariamente los ojos por un segundo y aquel ser había desaparecido. Me golpee suavemente la cabeza, “¿Esta guerra me estará volviendo loco?”.
La locura ha crecido enormemente entre las filas de ambos bandos, existiendo decenas de casos, en los cuales, varios soldados han sido víctimas de esta, llegando a suicidarse, tratando de llevarse a un par de compañeros de armas con ellos. El último caso conocido fue en esta base, en donde un sargento detono una granada, matando a cinco soldados e hiriendo a otros 15 milicianos.
— ¡Los Nacionales no se rinden!
— ¡Vienen de nuevo!
— ¡Otro ataque!
Nuevamente los grupos rebeldes, lanzan otro ataque con morteros contra la Base 17. Bombardeando el aeropuerto y los barracones, las únicas zonas que se han mantenido entre nuestras manos, las demás están en constante disputa o ya han caído, ataques de mortero que terminan por desmoronar completamente los pocos barracones que quedaban en pie, además de destruir la terminal del aeropuerto. No se cansan de asaltarnos, pese a que los informes anuncian de la muerte de más de 17.500 rebeldes en todo este sitio, un sitio que posee características iguales al tipo de guerra sufrida durante la denominada Revolución de 1940, la cual experimento una primera fase de guerra rápida para luego experimentar una sangrienta guerra de trincheras internas, que culminó con la muerte de un millón de personas.
Este asedio da signos inminentes de finalizar, o esperamos la llegada de refuerzos o caeremos luchando por defender esta importante base.
— ¡Abbas, reúne a tu unidad y vayan a reforzar el sector de barracones! — gritaba dando órdenes nuestro comandante
— ¡A su orden, comandante! — respondí.
Reuní a mi escuadrón, compuesto por 20 efectivos, formado por soldados con ametralladoras ligeras, granaderos, dos tiradores, además de varios fusileros. Tras juntarnos, iniciamos una carrera a través de las pistas del aeropuerto, corriendo aproximadamente 250 metros, después de dejar el suelo pavimentado, volviendo a pisar tierra y correr otros tantos metros, llegamos a la línea de trincheras en los barracones. Iniciándose un ataque armado por parte de los rebeldes.
Se observaba como las balas pasan cerca a nuestros cuerpos, silbando al lado de nuestros oídos, levantando un poco de polvo al impactar con la tierra o sacos de arena.
Treceavo día del Noveno Mes del Año 1.991
La fiera resistencia de la Base 17 ha proseguido por cinco días más, días en los que hemos sufrido numerosas bajas en los combates, un número reducido en comparación con las bajas rebeldes, pero importantes ante nuestro personal reducido, nuestras fuerzas ya han quedado reducidas a la mitad, de una fuerza compuesta por dos mil elementos, tan solo hoy existen mil dispuestos para el combate, sin incluir a los compañeros heridos. Por otro lado, el avance de los refuerzos se ha estancado a cuarenta kilómetros de este complejo, aunque se ha anunciado la liberación de Rajmar y otras 230 localidades, entres villas, pueblos y ciudades menores, quedando la Gobernación de Mariyyeb en garras rebeldes prácticamente rodeada.
— ¿Un cigarrillo, compañero? — dijo un miliciano tras emerger de una trinchera.
—No, no fumo, gracias, compañero.
Recordar como la fracasada ofensiva rebelde para tomar la capital Shaznir, género el principio nuevamente de la unidad nacional, al ser visto como un ataque contra un lugar sagrado del Akghurismo. Con el pasar de cada día comienza a demostrarse lentamente la completa agresión que comete la Unión Occidental contra el Pueblo Karrani-Bagtari, al salir a la luz cientos de documentos y videos que prueban como los “rebeldes” de la Alianza Nacional Karrani son ayudados con notable capacidad armamentística y redes de logística, siendo una considerable prueba de aquellas acciones, que violan nuestra soberanía nacional, ha sido la caída de la Gobernación de Mariyyeb, la cual pese a que tenía zonas dominadas por la insurgencias, esta se encontraban en situaciones negativas para sus intereses, por lo que la Unión Occidental desplego en la zona un gran contingente rebelde de 60.000 miembros, los cuales fueron entrenados varios meses antes, según los informes, seguido a esa acción, aquel significativo grupo, ataco y conquisto la totalidad de la gobernación.
El resto del día prosigue sin mayores enfrentamientos, tan solo decenas de bombardeos rebeldes, cayendo más fuego de mortero y artillería pesada capturada sobre nosotros. Al parecer las operaciones aéreas se han ido de esta zona.
Catorceavo día del Noveno Mes del Año 1.991
El descanso siempre viene bien entre las trincheras. Soñando con tu pasado, los días de civil, los anuncios de reclutamiento, la primera instrucción, el juramento a la nación, el inicio de protestas violentas, las muertes en los enfrentamientos, la movilización junto al inicio de esta catástrofe nacional. De repente, un tiroteo y decenas de gritos, nos despiertan de improviso, llenando el clima de notable tensión. Levantándonos para observar algo que nos sorprende, miles de rebeldes y cientos de vehículos avanzan hacia las posiciones en la base. “Es el fin de la presencia gubernamental en la zona”, pensé.
Rápidamente el caos se apodera de las unidades. Algunos tiran sus cascos y fusiles para salir corriendo o quedan en shock, otros se quedan para intentar resistir. El comandante de la zona, anuncia a través de la radio, la disolución de esta fuerza, ordenándonos la huida a las montañas, si es posible. Se convoca a todos los oficiales para una reunión de emergencia.
— ¡Soldados, nos vamos, la base esta pérdida!
— ¡A su orden, sargento Abbas!
Iniciamos una carrera de sobrevivencia hacia las montañas, por el camino varios soldados se unen a nosotros. Al salir del perímetro del destruido complejo militar, subimos corriendo por las montañas, el peso del equipamiento que llevamos encima, como el peso de los chalecos antibalas, genera que el cansancio llegue de forma más deprisa. Las fuerzas rebeldes ya han visto nuestra huida, puesto que el fuego de cañones ya cae en nuestro sector, las explosiones y balas comienzan a llevarse a varios soldados consigo. Aviste una caverna por la cual se podría escapar.
— ¡Vamos a esa caverna, adentro! — grite desesperado. — ¡Linternas!
Con las luces prendidas, incorporadas en los fusiles, seguimos nuestra carrera a través de varios túneles, intentando no tropezar y caer con las piedras. Media hora aproximada más tarde salimos al otro lado. Estos caminos subterráneos nos han llevado a un paisaje distinto, un paisaje totalmente desértico, observándose una extensa ciudad, la que cubre una parte menor comparándola con el resto de ese desierto, esta ciudad está algo abandonada, viéndose cientos de edificios en ruinas. En medio de esta se levanta un gran castillo.
Como si estuviéramos atraídos por una extraña fuerza, sin decir una sola palabra, emprendemos una caminata a modo de patrulla hacia aquellas ruinas. Entrando en lo que parece ser una calle principal. Veinticinco personas armadas, veinticinco soldados del Ejército de Tierra de la República Democrática Karrani alejados de toda zona controlada por el gobierno, rodeados por fuerzas rebeldes y ahora ubicadas en un desierto desconocido, caminan lentamente por la calle. Decidí girarme para observar a mi unidad, viendo en sus rostros una expresión que no se ve comúnmente, se les ve completamente asustados, con sus dedos a punto de presionar los gatillos. Se siente igualmente y escucha a veces el ruido de la presencia de algo que nos vigila, la que se debe mover con extrema rapidez entre los escombros. Al mirar hacia una esquina, logro distinguir de entre las visiones de cansancio por el calor desértico, una silueta, la silueta de una mujer claramente de piel blanca.
