INTRODUCCIÓN Al servicio de los Frey
El calor de la hoguera me acariciaba el cuerpo húmedo y helado, la adrenalina aún emergía de mi agotado cuerpo, reposado sobre un tronco viejo y caído. Mi pierna derecha no paraba de temblar, ¿serán los nervios que aún afloraban en mi piel o debido al cautiverio? Di un trago de agua mientras repasaba en mi mente lo sucedido.
Hacía tiempo había entrado al servicio de Ser Stevron Frey, empecé como cualquiera, con lo puesto, una lanza de la que sería su décimo dueño y una paga rácana, pero paga al fin y al cabo. La Guerra contra los Lannister fue mi mejor maestra, aprendí a manejar la lanza como si fuera parte de mí y mi talento para el combate me valió para ascender, mejor equipo y una paga más generosa. Recuerdo la penúltima batalla, contra esa zorra kraken, Asha Greyjoy, yo mismo la tumbé y eso me valió el ascenso a Sargento… Sargento, la paga era buena, pero… ¡Por el Guerrero! ¿Por qué me dan una espada herrumbrosa? ¿Es que no había demostrado mi valor tantas y tantas batallas?
Partimos con la ramera del hierro y algunos de sus secuaces en nuestro poder, pero no por mucho tiempo, el Lord Capitán Victarion Greyjoy nos seguía la pista junto a varios nobles del hierro, ¡maldita sea mi perra suerte! Eran superiores 8 a 1… Me acerqué a mi señor, ese capullo Frey y le recomendé enviar un mensaje a Lord Edmund Tully, no sé si fue porque es una rata estúpida o cegada de orgullo, pero me mandó al carajo… Muy bien, pues a suicidarse toca… Gilipollas…
Recuerdo en batalla encontrarme frente a frente contra ese animal de Victarion, me partió el escudo y dejó adormecido mi brazo izquierdo, ¡joder! En mi maldita vida vi un tipo tan fuerte y tan resistente, le herí, eso lo sabía, cada vez era menos fuerte y mi espada estaba teñida de su sangre, pero seguía luchando con tenacidad… ¡Joder! No vi venir al lameculos que casi me arranca la cabeza de un golpe.
Caí prisionero de esos capullos, en una barcaza que se dirigía a sus asquerosas islas donde me dejarían pudriéndome en una húmeda y oscura celda… ¡Mis cojones! Estos tipos se creen que sólo ellos saben navegar. Así que viendo mi parecido físico con ellos, aproveché un descuido del guarda y le dejé inconsciente, me puse su ropa y le dejé en la celda con mis harapos, aprovechando la noche y la ebriedad de los imbéciles del hierro, robé un bote y me escapé, rumbo a los Gemelos para informar a mi señor, si es que el subnormal no se había dejado capturar.
Notas: Empiezo mi primer relato, no soy un literato pero me agrada escribir y leer, espero que os guste. También pondré opciones que tengo en mente, si queréis intervenir indicando que hará el protagonista a continuación, procuraré realizarlo
El calor de la hoguera me acariciaba el cuerpo húmedo y helado, la adrenalina aún emergía de mi agotado cuerpo, reposado sobre un tronco viejo y caído. Mi pierna derecha no paraba de temblar, ¿serán los nervios que aún afloraban en mi piel o debido al cautiverio? Di un trago de agua mientras repasaba en mi mente lo sucedido.
Hacía tiempo había entrado al servicio de Ser Stevron Frey, empecé como cualquiera, con lo puesto, una lanza de la que sería su décimo dueño y una paga rácana, pero paga al fin y al cabo. La Guerra contra los Lannister fue mi mejor maestra, aprendí a manejar la lanza como si fuera parte de mí y mi talento para el combate me valió para ascender, mejor equipo y una paga más generosa. Recuerdo la penúltima batalla, contra esa zorra kraken, Asha Greyjoy, yo mismo la tumbé y eso me valió el ascenso a Sargento… Sargento, la paga era buena, pero… ¡Por el Guerrero! ¿Por qué me dan una espada herrumbrosa? ¿Es que no había demostrado mi valor tantas y tantas batallas?
Partimos con la ramera del hierro y algunos de sus secuaces en nuestro poder, pero no por mucho tiempo, el Lord Capitán Victarion Greyjoy nos seguía la pista junto a varios nobles del hierro, ¡maldita sea mi perra suerte! Eran superiores 8 a 1… Me acerqué a mi señor, ese capullo Frey y le recomendé enviar un mensaje a Lord Edmund Tully, no sé si fue porque es una rata estúpida o cegada de orgullo, pero me mandó al carajo… Muy bien, pues a suicidarse toca… Gilipollas…
Recuerdo en batalla encontrarme frente a frente contra ese animal de Victarion, me partió el escudo y dejó adormecido mi brazo izquierdo, ¡joder! En mi maldita vida vi un tipo tan fuerte y tan resistente, le herí, eso lo sabía, cada vez era menos fuerte y mi espada estaba teñida de su sangre, pero seguía luchando con tenacidad… ¡Joder! No vi venir al lameculos que casi me arranca la cabeza de un golpe.
Caí prisionero de esos capullos, en una barcaza que se dirigía a sus asquerosas islas donde me dejarían pudriéndome en una húmeda y oscura celda… ¡Mis cojones! Estos tipos se creen que sólo ellos saben navegar. Así que viendo mi parecido físico con ellos, aproveché un descuido del guarda y le dejé inconsciente, me puse su ropa y le dejé en la celda con mis harapos, aprovechando la noche y la ebriedad de los imbéciles del hierro, robé un bote y me escapé, rumbo a los Gemelos para informar a mi señor, si es que el subnormal no se había dejado capturar.
Notas: Empiezo mi primer relato, no soy un literato pero me agrada escribir y leer, espero que os guste. También pondré opciones que tengo en mente, si queréis intervenir indicando que hará el protagonista a continuación, procuraré realizarlo